Con 8 o 9 años realizan actividades de jóvenes de 12 o 15. Se reúnen en el shopping, utilizan Facebook y se preocupan por su imagen. Tecnologías, adultos ausentes y el consumo son claves.
Ahora la adolescencia, o por lo menos muchas conductas propias de adolescentes, aparecen antes de los 10 años que la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece como inicio de esta etapa.
Los entendidos dicen que esto se da por tres causas: el avance de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), los adultos que no desempeñan su rol y la omnipresente presión del consumismo.
Las tecnologías permiten un acceso a la información impensado hace 25 años. Un chico de ocho hoy tiene mucho más background que uno de 15 en la década del ’80 gracias a las computadoras e internet.
Estos niños quizá no tienen tanta calle, pero tienen Facebook, donde comparten todo tipo de información, desde el juego Angry Birds hasta el video del “Cogote” (mostraba a dos hombres que fueron sorprendidos mientras tenían sexo).
“Los niños acceden a información que no pueden discernir, no es una cuestión médica, es social. Pero a futuro puede mostrar consecuencias en la salud”, explicó el médico pediatra Humberto Cavagnaro.
No se trata de una regla general, pero dos consecuencias palpables en la salud de los chicos son el embarazo adolescente (30% de las madres son adolescentes) debido al adelantamiento del debut sexual –muchas veces con internet como única guía–; enfermedades como bulimia y anorexia, que tienen su origen en los modelos difundidos por los medios que las chicas quieren alcanzar a cualquier precio.
Papás que no quieren crecer
“Se comportan como adolescentes, confunden deseos con derechos, se desentienden del otro, usan un lenguaje cada vez más pobre, invierten tiempo, dinero y expectativas para detener el tiempo en sus vidas (cirugías, modas absurdas, psicofármacos, hábitos evasivos, consumo desenfrenado, egoísmo, superficialidad en las relaciones). Hay una idolatría de lo joven sólo por ser joven”, explica Sergio Sinay en su libro La sociedad que no quiere crecer. Con esta visión coincidió la psicóloga Cecilia Sottano.
“El comportamiento de algunos niños como si fueran adolescentes o jóvenes está relacionado con el desdibujamiento del rol del adulto que, tratando de eternizarse como adolescente, no sabe poner límites”, opinó.
“¿Cómo incide esto en la salud mental de los chicos? Se convierte en un problemón, porque experimentan un gran abandono y corren riesgos múltiples. Pueden tener un accidente automovilístico a los 15 años, porque a esa edad les compran el auto, o desarrollar adicciones”, señaló Sottano.
Sin embargo, aclaró que por ir al cine o a una pijamada no necesariamente los chicos están condenados a la anorexia, la depresión, la drogadicción o la muerte joven. Y subrayó que también depende mucho del segmento social al que pertenezca.
“Hay chicas pobres que no van al shopping, pero se quedan embarazadas como una forma de crecer y escapar a los golpes de su padre”, indicó. Los expertos en marketing lo saben bien: la etapa que mejor responde al consumo es la adolescencia. Se quiere todo sin que medie un poquito de razón. El hedonismo está a la orden del día y el futuro es algo que poco importa.
La ecuación resulta sencilla: mientras más tiempo dure la adolescencia, más consumo habrá.
No es ilógico pensar que así como se estira esta etapa hasta los 30 o 40 años (en algunos casos más) también comience antes.
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