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domingo, 13 de marzo de 2016

En 2015, 98 presos terminaron la primaria y 39 la secundaria en la Provincia de Santa Fe

En la provincia hay 23 sedes en las que los internos pueden realizar sus estudios. Desde el Ministerio de Educación reconocen que la escolarización genera cambios en el comportamiento de los internos.
Diario UNO | 
En 2015, 98 presos terminaron la primaria y 39 la secundaria en la Provincia de Santa Fe
 El año pasado, 866 internos de distintos penales de la provincia cursaron sus estudios en alguna de las 23 sedes –primarias, secundarias y centros de alfabetización– con las que cuenta el Ministerio de Educación para estudiantes en contexto de encierro. En este ciclo lectivo, solo en el penal de Las Flores son 190 los inscriptos para completar la educación obligatoria.
El jueves quedó formalmente inaugurado el ciclo lectivo para la modalidad Educación Permanente de Jóvenes y Adultos. El acto se realizó en las instalaciones de la sede del penal Nº 2 de Las Flores, donde funcionan las escuelas Primaria para Jóvenes y Adultos Nº 2001 Juana Manso de Noronha, fundada en 1946, y la de Enseñanza Media para Adultos (Eempa) Nº 1316, inaugurada en 2007.
La directora provincial de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos, Noemí Stara, dialogó con Diario UNO sobre el impacto que la educación tiene en los internos y los desafíos que presenta la modalidad.
Cabe señalar que, solo el año pasado, se inscribieron en la provincia 475 alumnos para cursar la primaria, de los que egresaron 98, y 391 para la secundaria –y la finalizaron 39–.
En ese sentido, la funcionaria explicó que aún es difícil motivar a los internos para que se inscriban en los establecimientos educativos pero que, una vez que lo hacen, el cambio que tienen es sumamente positivo. Y resaltó que el objetivo principal es que ese cambio en su comportamiento le permita definir nuevos proyectos de vida.
—¿A qué atribuyen la resistencia que sigue habiendo, dentro de los penales, para empezar a estudiar?
—La resistencia está en el adulto porque tiene la mirada puesta en otro lugar. Son reticentes tanto adentro como afuera si no, no tendríamos analfabetos. A medida que la gente va creciendo quienes no pudieron hacer la escuela en su debido tiempo piensan que eso es normal. Dentro de cada unidad, los jóvenes son los que más rápido llegan a la escuela porque socialmente hace muchos años que se viene trabajando la idea de que los jóvenes tienen que ir a la escuela y terminar la secundaria. Quizás el interno adulto es el más reacio a llegar a la escuela y es el que busca, dentro de la unidad, hacer un oficio o seguir en la mirada laboral. Pero creo que tiene que ver con toda una historia de vida donde el estudio no fue importante, por eso cuesta y hay que trabajar mucho con ellos para que puedan proyectar una vida distinta el día de mañana.
De todas maneras, la funcionaria explicó que hay muchos internos que “cuando llegan ahí adentro y empiezan a ver que sus compañeros hacen actos y participan de actividades, ven que es importante y quieren ir. Y, después, cuando van no se quieren ir de la escuela. Eso es lo más lindo que nos pasa”.
—¿Ven que hay un cambio en el comportamiento del interno cuando empieza a transitar la escolarización?
—Nosotros, en el espacio escolar, no tenemos registro de hechos de violencia. El interno es muy respetuoso dentro de la escuela, con sus docentes y directivos. Se cuidan hasta de decir malas palabras o piden disculpas si se les escapa alguna, cuando en las escuelas de afuera es cada vez más habitual que los estudiantes utilicen ese tipo de términos. Yo creo que hay un cambio en los internos. Cuando los escuchás hablar te dicen que tendrían que haber empezado antes la escuela y que la escuela es el lugar donde se respira la libertad. Así que, evidentemente, la escuela los cambia. Ojalá que eso los ayude a pensar la vida desde otro lugar.
—¿Han tenido un incremento en la matrícula en los últimos años?
—Hay dos situaciones. Las escuelas primarias ya estaban muy instaladas en las unidades penitenciarias porque hay algunas que existen hace más de 50 años. Y en estos últimos ocho años hemos organizado el trayecto secundario. El año pasado hubo casi la misma cantidad de estudiantes en ambos niveles. Quizás si se ve la cantidad de alumnos no parezca que son muchos. Pero, para nosotros, es un montón porque lograr que uno de ellos pueda proyectarse de una manera distinta es crecer porque tenemos la convicción de que estamos en este lugar, el de la educación, para que el otro crezca.
Stara expresó que para los educadores que se desempeñan en esas instituciones “los alumnos dejan de verse como presos, como personas complicadas ante la ley, y los ves como un estudiante más al que el docente le tiene que dar todas las herramientas para que pueda salir a la vida”.
 Un acto especial
En el acto de inicio del ciclo para la modalidad de Adultos participaron también el delegado de la Regional IV de Educación, Rafael Bono; la coordinadora pedagógica, Beatriz Alvizo; el director del penal, subprefecto Pablo Alonso; el director de la escuela primaria, Juan Manzinelli; el de la escuela secundaria, Alejandro Zaninetti; y supervisores, docentes y alumnos de las instituciones.
Después de que Stara se dirigiera a los participantes, Zaninetti, el director de la escuela secundaria del penal señaló: “Nosotros, como docentes, defendemos a la educación como eje y pilar central en la vida aquí, en estos contextos”.
Y agregó: “El alumno que tenemos en las escuelas de acá ha pasado mucho tiempo sin la educación, le cuesta un poco más y acá le tenemos que poner otra mochila que es la causa y otra que es la celda. La escuela está dentro de un edificio más grande que es la cárcel, con una lógica contrapuesta a ella que es de control y seguridad y en la escuela, tenemos una lógica un poco más abierta. Nuestro objetivo es mediar entre esas dos. Es un orgullo que el puntapié del inicio del ciclo lectivo en jóvenes y adultos se haga aquí”.
Finalmente, uno de los estudiantes tomó la palabra y dio cuenta del valor que tiene la experiencia educativa. “Hemos cometido errores y muchísimas cosas, pero es bueno que podamos estudiar, capacitarnos y pensar una manera de vivir diferente. Es una bendición que podamos estar acá estudiando, tener un título y un trabajo. Estoy agradecido a los maestros y a las autoridades”, dijo.

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