jueves, 11 de febrero de 2016

EN LA GALLARETA Lo amenazan de muerte por denunciar carreras de galgos

Livio Folla dejó de tener custodia policial en enero y volvió la pesadilla. Acusa a la Justicia de no actuar y de intentar censurarlo. En julio de 2015 le incendiaron la casa.
La Capital | 
Lo amenazan de muerte por denunciar carreras de galgos
 "Hago responsable sobre lo que me pueda ocurrir, a mí o a mi familia, al gobierno de la provincia", disparó Livio Folla, el docente de La Gallareta a quien en julio de 2015 le incendiaron la casa por denunciar la organización de carreras de perros en su localidad. Ahora, asegura que vive atemorizado por el acoso y las amenazas constantes y que esperaba otra respuesta de parte de la Justicia.
Luego de que le quemaran su vivienda, Folla fue amenazado en reiteradas ocasiones. Le dijeron que aparecería tirado en un zanjón y que cuando se le terminara la custodia policial, se le acabaría la vida. "Me amenazaron, me dijeron que me iban a matar y siguen en la misma. Denuncié a policías, fiscales y a una mafia muy difícil de descubrir porque hay intereses que llegan muy alto", se quejó el maestro, padre de tres hijos y proteccionista activo.
Su caso determinó incluso la observación sobre el desempeño de los funcionarios de la Fiscalía 4 de Reconquista, Gustavo Latorre, Martín Gauna Chapero y Leandro Banegas, quienes fueron apartados por la Fiscalía General del Ministerio Público de la Acusación (MPA) tras ser acusados por Folla por no investigar el incendio de su vivienda.
Acallado. "A partir del momento en que los fiscales nuevos tomaron la causa sucedió algo extraño. Me pidieron que no hable con la prensa. Que los deje trabajar, que ellos me mantendrían al tanto de los avances. Pero hasta el día de hoy nunca me notificaron nada", remarcó, y se quejó por nuevos episodios que ocurrieron en su pueblo y vincula con las denuncias que radicó el año pasado.
"Una noche vinieron tres muchachos a la puerta de mi casa. No sé si estaban borrachos o drogados pero me gritaban cosas amenazantes. Una chica y un chico bajaron de un vehículo. Ella tenía una pistola en la mano que cargó en ese momento. Estuvieron unos minutos y se fueron. A los 20 minutos volvieron y se retiraron nuevamente porque vieron a los custodios. Estos alertaron a la policía pero no los pudieron atrapar. En ese momento yo tenía custodia en la casa y debían informar al fiscal sobre las novedades, pero nunca lo hicieron", se quejó.
Sin custodia. Anoche pasó algo similiar, con la diferencia que desde el 3 de enero no tengo más custodia. Me despertaron ruidos extraños. Prendí las luces del patio, salí a mirar y pude ver gente merodeando. Entré a la casa y llamé a la policía. Otra vez fracasaron en el intento de apresarlos", dijo Livio.
"No son de acá, es gente que envían para amedrentarme. No puedo vivir así. Desde la semana que viene comenzaré a transitar 160 kilómetros para llegar a mi lugar de trabajo, en plena cuña boscosa. Allí no tengo señal ni acompañantes. Entonces pensé en que lo lógico sería armarme para poder defenderme. Pero no puede ser. No se puede vivir así", se lamentó.
En la mira. "Los fiscales me prometieron el oro y el moro. La única condición era que no hablara con la prensa. Pero no hicieron nada", reiteró, y aseguró que se enteró por allegados que uno de los agentes de justicia denunciados por él preguntó quién era y a qué se dedicaba. "No puede ser que uno de los tres fiscales que denuncié esté averiguando sobre mi vida. Qué quiere saber, para qué si ya no está vinculado a la causa", se indignó.
"Quise denunciar ese episodio ante el fiscal Rubén Martínez, pero nunca me atendió. Cuando vino a mi casa me dijo que me tranquilizara que él se encargaría de investigar y me pidió que mantenga reserva y no hable con la prensa. Pero después me enteré que se reúne a comer con los fiscales que yo denuncié. Por eso sospecho que mi causa nunca avanzará", disparó.
Según Folla, tras el incendio de su vivienda, "la actividad de carrera de perros mermó notablemente", pero desde ese momento perdí la tranquilidad. Ya no vivo bien. Tampoco quiero entrar en la de ellos, porque sería aplicar la ley del lejano oeste", se ofuscó.

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