Regalar es una acción que siempre beneficia a las dos partes: el que recibe se pone contento ante la sorpresa, y el que busca el regalo adecuado para el otro tiene una tarea placentera frente a él. Porque regalar no es algo simple y fácil de resolver, muchas veces implica días de elaboración.
Cuando uno tiene que hacer un regalo, primero debe conocer muy de cerca a la persona agasajada para poder sorprenderla ya sea porque es algo que desea hace mucho, porque tiene que ver con sus hobbys o porque es algo que necesita para desarrollarse. Entonces, cuando ese lazo afectivo está dado uno busca un objeto que represente a quien lo recibirá, y de ese modo queda de lado el peligro de regalar algo que nos guste a nosotros, pero solo a nosotros. Claro que es válido el recurso de regalar algo porque nos encantó desde una vidriera, pero siempre tiene que estar reflejada la persona que lo recibirá también.
Cuando uno busca un regalo tiene que tener en cuenta la edad de la persona a sorprender, su estilo de indumentaria, sus actividades, sus gustos gastronómicos y musicales, su estilo personal y también sus dimensiones corporales. Cuando le damos a alguien un presente le estamos diciendo: me importás, te conozco y por eso elijo esto para vos. Es haberle dedicado tiempo.
Por suerte, hoy el mercado ofrece tantas opciones que quien busca con el objetivo claro en mente seguro encontrará lo adecuado. Por ejemplo, comprar algo para los niños no es lo mismo que para un adolescente, y por supuesto tampoco para un adulto. Incluso, hay regalos que se pueden anticipar y dedicárselo a una pareja que cumple con pocos días de diferencia, y entonces darles algo que están necesitando mucho para la casa.
Lo idea es darle siempre algo que prefiere y necesita, que utilizará o que lo expondrá, pero que en ambas actividades estará incluido el disfrute.
Fuente: Karina Segura, Gerente de locales de Magneto /www.magnetoregalos.com.
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