. El último intento de Boudou para entorpecer la labor del juez

Recurriría a dos ex fiscales procesados para hacer "una investigación" sobre la vida de Ariel Lijo

Son horas de vértigo para el Vicepresidente de la República. Amado Boudou sabe que su destino depende de lo que diga – o de lo que calle – mañana frente al juez federal Ariel Oscar Lijo, quien lo imputa (en principio) por el delito de negociaciones incompatibles con la función pública

Hombres cercanos al líder kirchnerista aseguran que su estrategia frente a esta monumental crisis tiene dos ejes: 1) atacar en cada ámbito que pueda a la "corporación de medios" que, según él, lo llevó a este escarnio, y 2) ensuciar (si es que encuentra con qué) lo más posible al magistrado que desde hace más de dos años recolecta pruebas en su contra. Y para el juego sucio habría elegido a dos ex fiscales federales a los que Lijo procesó y envió a juicio: Eamon Mullen y José Barbaccia.

La maniobra fue advertida por dos magistrados del fuero. Uno de ellos, con excelentes relaciones con el gobierno nacional (le dio el visto bueno al tratado con Irán). El otro (quien sería recibido por el papa Francisco esta semana), también investiga una turbia operación comercial del Vicepresidente. Ambos fueron contundentes: "Nadie en Comodoro Py va a tolerar este tipo de chantajes". Y dirigentes de la oposición que fueron alertados de la maniobra preparan escritos para pedir que se investigue una posible coacción agravada al magistrado.

A la izquierda, Eamon Mullen. A la derecha, José Barbaccia. Los dos ex fiscales fueron apartados del caso AMIA

Amado Boudou tuvo éxitos y fracasos en esta batalla por evitar ser juzgado. Hace dos años, y con solo una conferencia de prensa, logró quitarse de encima al juez Rafecas, al fiscal Rívolo y al procurador Righi. Pero la semana pasada la presión social impidió un intento de utilizar a los jueces Farah, Freiler y Ballestero para desplazar a Lijo.

"Lo de Mullen y Barbaccia sólo puede explicarse como una tardía venganza", se escuchaba el jueves pasado en la planta baja del Palacio de Justicia en un acto convocado por Ricardo Lorenzetti. "Se equivocan estos chicos si piensan que en este fuero vamos a tolerar este tipo de travesuras", comentaba un integrante de la Cámara de Casación haciendo referencia a los dos ex fiscales, a quien la Corte Suprema les rechazo hace pocos días el último recurso para evitar el juicio oral y público por desprolijidades en la investigación del atentado a la AMIA.

Mientras tanto, Boudou comienza a tomar conciencia de que el final de su ascendente y vertiginosa carrera política está llegando a su fin. No sólo lo atormenta el espíritu de cuerpo que se observa en el Poder Judicial y los problemas inmediatos que podría tener su amigo íntimo y socio José María Núñez Carmona. Más lo atemoriza haberse enterado de lo que opinaban sobre él dirigentes sciolistas y kirchneristas en una comida de reconciliación que celebraron hace cuarenta y ocho horas en Ituzaingó, de la que participaron, entre otros, Eduardo "Wado" de Pedro, Juan Ignacio Ustarroz, Hugo Curto, Alberto Descalzo, Franco Laporta y Cristina Álvarez Rodríguez. "Si lo procesan, debe pedir licencia. No nos puede arruinar la elección del 2015", fue la frase más escuchada de la noche.

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