Justo Gómez, de 84 años, fue asaltado por tres jóvenes mientras caminaba con su esposa hacia una parroquia de Cafferata y Centeno. Fue ayer a la mañana en Barrio Alvear.
/La Capital |
Un reguero de sangre cubría en el mediodía de ayer parte de la vereda que bordea la parroquia Santa Isabel de Hungría en un sector de clase trabajadora del barrio Alvear. Unas cuatro horas antes, un hombre que caminaba con su esposa para ir a la misa de las 8 había sido acuchillado por tres delincuentes que lo asaltaron a una cuadra del templo. Luego del ataque, el párroco auxilió a la víctima y la llevó al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Allí lo operaron por un profunda perforación en el colon y el hígado que al cierre de esta edición lo mantenía internado con pronóstico reservado pero, según fuentes policiales, fuera de peligro.
La víctima del ataque se llama Justo Gómez, vive a una cuadra de la parroquia y tiene 84 años. A las 7.50 de ayer fue sorprendido por tres muchachos a cien metros del templo, en Cafferata y Centeno.
En auto. "Justo y su esposa son unos abuelos que vienen siempre a la misa. A él le mostraron un cuchillo y lo prepearon para que les diera la plata. Solamente llevaba unas monedas para la limosna. Justo es un hombre que camina con dificultad, no tenía forma de resistirse, pero se ve que hubo un momento de vacilación y ahí lo apuñalaron", contó el sacerdote Ricardo Canil, quien hace 19 años es el párroco de la iglesia Santa Isabel de Hungría.
Pese a la herida recibida, Justo recorrió junto a su esposa los 50 metros que median desde el lugar del incidente a la puerta de la iglesia.
"No entiendo cómo no se desmayó. Estaba lúcido pero transpiraba mucho. Le puse un toallón que enseguida se empapó de sangre. El decía que se iba a la casa pero no lo dejé. «A dónde te vas a ir vos así»", le dije. Lo cargué en mi auto y lo llevé hasta el Heca", contó el sacerdote, que lleva 19 años a cargo de esa parroquia de Cafferata 4070, y que luego debió volver al templo donde había dejado a la feligresía esperando por la misa cuyo inicio debió postergar a raíz del incidente.
Por su parte, la fiscal de Flagrancia Mariela Oliva señaló que al anciano le robaron "algo de dinero" y, en el desenlace del atraco, lo apuñalaron sin que hubiera ofrecido resistencia. "La persona que lo acompañaba dijo que escuchó un grito, pero no vio que se haya resistido", explicó Oliva.
Gómez fue operado de urgencia ayer a la mañana a raíz de las heridas recibidas en tórax y abdomen. Según fuentes policiales, el anciano quedó internado en la sala de terapia intensiva del Heca y al cierre de esta edición su condición era estable.
Ayer eran muy visibles las manchas de sangre desplegadas en la vereda frente a la casa parroquial ubicada en Centeno 3550. También se distinguían abundantes huellas rojizas frente al salón parroquial ubicado en forma contigua. Por Centeno hasta San Nicolás se extiende la escuela primaria y secundaria de la parroquia que se levantó con el apoyo de los habitantes de la barriada y del cura Canil.
Desmedido. El sacerdote es un referente en el barrio, cuyos vecinos ayudaron a levantar el nuevo templo, parte del colegio y la casa parroquial hace seis años. Con lenguaje llano dio cuenta ayer a la tarde de sus impresiones de su territorio. "Este es un barrio lindo, de gente muy buena y laburante, pero desde hace unos años se desbandó totalmente. Lo que le pasó a este hombre esta mañana es algo desmedido. ¿Cuánto podrían haberle sacado a un par de viejos? ¿Qué pudo hacer este abuelo a los asaltantes para que lo chucearan así?", se preguntaba.
Al colegio de la parroquia van 1.200 alumnos y según Canil los arrebatos son una situación reiterada en los horarios de salida escolar. "Ni yo me salvé en la zona. Hace un mes venía en bicicleta, me pusieron un chumbo en el cogote y me vacunaron. Cuando ya no sabía que hacer les dije: «Eh, no me roben, che, ¿no ven que soy cura?». Y me dijeron: «Qué cura ni cura». Se llevaron el celular y la bicicleta que, para colmo, se la había mangueado a un vecino un rato antes", relató.
La barriada donde está la iglesia está habitada por personas de clase media. El pavimento de la calle Centeno termina en Cafferata. A partir de allí, la calzada es de tierra y está bordeada por departamentos de dos plantas que construyó la Municipalidad. En esos inmuebles fueron alojadas personas que vivían en Centeno y Ovidio Lagos.
El cura recordó que hace dos semanas a tres cuadras de la parroquia hubo un asalto a una casa de artículos para el hogar donde se produjo el homicidio de un gendarme retirado. Se refería al ataque en Casa Marcelo, de Cafferata y Biedma, donde el custodio Ubaldo Miranda, de 64 años, murió de un balazo en la resistencia del asalto, el pasado lunes 21 de abril.
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