No es Verona, es Córdoba, ni son Capuletos y Montescos, las familias enemigas a las que dio vida William Shakespeare, los protagonistas de esta historia. Son C. y E., dos compañeros de colegio enamorados, a los que no los dejan estar juntos por pertenecer a barrios enfrentados desde hace años en Córdoba.
Después de que en 1996 el director australiano Bazz Luhrmann actualizara la histora con un film protagonizado por Leonardo Di Caprio, cambiando espadas por pistolas, y a los hombres de las familias enfrentadas por poderosos empresarios, la realidad redobla la apuesta y nos trae una nueva versión, esta vez argentina.
En lo que bien podría haber sido una remake del clásico, según informó el Diario La Voz, dos jóvenes cordobeses viven hoy dificultades como las que vivieron los personajes, aunque en un escenario muy diferente.
Nuestro Romeo es de El Pueblito y nuestra Julieta, de Ramal Sur, dos zonas de Marqués Anexo, la zona roja de Córdoba. Tienen 16 años y desde hace dos que están de novios, y si bien las casas de uno y de otro están a sólo cinco cuadras, los límites que los separan son infranqueables para una gran parte del barrio, al punto que al novio lo reciben a pedreadas cada vez que quiere visitar a su enamorada.
Romeo es en realidad E. , mientras que Julieta es en realidad C. , que no se anima a salir de su casa por miedo a los tiros y la inseguridad en la zona. Si bien sus familias no les reprochan su amor, sí están preocupadas por los conflictos internos del barrio, en el que "otros" cada vez que pueden, les hacen saber a los jóvenes que esa es una relación prohibida.
C. y E. son alumnos del Ipem 338 de Marqués Anexo, una escuela tristemente célebre por ostentar el récord de 19 jóvenes que pasaron por esas aulas y que murieron de manera violenta en los últimos 10 años. La zona, según explica el medio local, se convirtió en tierra de nadie, dominada por los enfrentamientos entre los tres sectores más visibles del barrio: Ramal Sur, El Pueblito y Villa El Nailon.
Según la fuente las balaceras se originan en viejas broncas, en nuevas disputas por armas y en la pelea por la droga. Ese es el marco en el que ambos, que no tienen nada que ver con esa parte de la vida del barrio, son juzgados por sus propios vecinos.
Al comienzo de la relación, apenas se habían puesto de novios, cuentan que se escapaban a la plaza de las Siete Fundaciones, para poder verse. “No queríamos que nos vieran en el barrio. No sabíamos si podía haber problemas”, recordaron los protagonistas en diálogo con un periodista del diario cordobés.
Por fuera de estos problemas, la pareja dice que se lleva bien, aunque discute como cualquier otra. Ella es de Belgrano y él de Talleres, aunque esa claro, es la menor de las rivalidades que les preocupa.
Fuente: Minutouno
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