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domingo, 30 de marzo de 2014

SANTA FE: Con la Policía Comunitaria están “más seguros” en Barranquitas

Los vecinos participaron de una encuesta en la que otorgaron un alto grado de conformidad con las acciones desarrolladas. El 74,3 por ciento de los consultados calificó como positiva la experiencia.
.Diario UNO | 
Con la Policía Comunitaria están “más seguros” en Barranquitas

 A dos meses de implementada la primera experiencia de Policía Comunitaria en la provincia de Santa Fe se conocieron algunos datos de cómo impacta esa política de seguridad entre los vecinos. Fue en el marco de una encuesta que encargó la Secretaría de Comunicación Social en el barrio Barranquitas, con un método en el que se respetó la proporcionalidad de población masculina y femenina y franjas etarias, entre otras características.
Hay que recordar que la policía de proximidad tiene por objeto trabajar en la prevención del delito –más que en la represión del mismo– a través de la elaboración de planes de seguridad para cada manzana del barrio. Esa tarea específica comenzó hace un mes, después de dos decenas de reuniones con la ciudadanía en la Casa de la Policía Comunitaria (ubicada en López y Planes 4.901).
Ese nivel de exposición permitió detectar en la primera quincena de marzo que el 99,3 por ciento de los vecinos consultados dijo conocer de qué se trata el servicio que se puso en marcha el 17 de enero pasado. En tanto, cuando se los consultó sobre cómo valoran la iniciativa implementada por el Ministerio de Seguridad, el 84,9 por ciento la calificó de buena o muy buena; el 9,8 por ciento de regular; y el 5,3 por ciento de mala o muy mala.
De acuerdo a lo manifestado por distintas fuentes gubernamentales, la encuesta desarrollada por la Secretaría de Comunicación Social se concretó bajo la premisa de saber el grado de apoyo que tiene el nuevo sistema. A juzgar por los números obtenidos queda claro de la aceptación de la ciudadanía, a la vez que sirvió para que el Estado no sólo conozca la marcha del proceso sino tenga un control cruzado.
“¿Usted cree que es adecuada la estrategia de la Policía Comunitaria para prevenir actos delictivos o de violencia?” Fue otra de las consultas, y el 83,5 por ciento de la gente respondió que sí; el 9,8 por ciento que no; el 3,7 por ciento no sabía; y otros tres por ciento habló de adecuar lo que está implementado o complementarlo con otras tareas, desde más patrullajes hasta acciones municipales (corte de yuyos, iluminación, etcétera).
Frente a la pregunta de cuál es la frecuencia con la que pasan los policías de a pie, el 12 por ciento de los estudiados dijo que es “insuficiente”; el 15,8 por ciento “regular”; y el 69,2 por ciento “adecuada”. En ese punto hay que tener en cuenta que el armado de los planes de seguridad por microbarrio (sector asignado a cada agente, que en general es una manzana) prevé los horarios en los que la población quiere contar con el servicio.
Percepciones
La cuarta pregunta del cuestionario indagó sobre las percepciones que tienen los vecinos en cuanto a la presencia de la Policía Comunitaria en el entorno. “¿Cuánto diría que se redujeron los hechos delictivos o de violencia en el barrio? Mucho: 15,8 por ciento; Bastante: 33,1 por ciento; Poco: 22,6 por ciento; Nada: 18,8 por ciento”, manifestaron los encuestados.
Es decir, en dos meses de experiencia en el territorio ya el 48,9 por ciento dice que bajó “mucho” o “bastante” –de acuerdo a sus apreciaciones– los delitos y/o la violencia, mientras que el 41,4 por ciento cree que “poco” o “nada”. No obstante al comparar la actual situación con la etapa anterior al desembarco de los policías de proximidad la gente reconoce el cambio.
“Comparando con los meses previos a la llegada de la Policía Comunitaria, ¿usted cuán se seguro se siente en su barrio? Mucho más seguro: 21,8 por ciento; Bastante más seguro: 29,2 por ciento; Sólo un poco más seguro: 23,3 por ciento; Igual que antes: 23,3 por ciento”, establece el estudio. O sea que el 74,3 por ciento de la población tiene una valoración positiva de la política de prevención.
Además se indagó en el muestreo: “¿Usted o alguno de los integrantes de su familia vivió un episodio por el cual tuvo que contactar a un agente? Sí: 20,3 por ciento; No: 78,9 por ciento”. Entonces se repreguntó por qué tuvieron que llamar al policía comunitario y tres cuartas partes de las personas (alrededor del 15 por ciento del total de encuestados) respondió que para denunciar un delito.
Del estudio de la Secretaría de Comunicación Social también se desprenden otros datos importantes para entender el contexto. Entre ellos, que hubo cambios en los horarios y modalidades delictivas (menos arrebatos y hurtos callejeros a la luz del día); que la valoración provisoria (dos meses de implementación) de la Policía Comunitaria es positiva, más allá de lo embrionario del proyecto; y que el camino emprendido no tiene marcha atrás sino que toma un nuevo impulso.
Además, se preguntó en Barranquitas cuáles creían que son los motivos de la inseguridad y de allí surgen dos situaciones que no tienen directa relación con funciones de la policía de proximidad: no hay presencia de esos agentes durante las noches y es insuficiente el patrullaje. No está previsto que haya “comunitarios” en horarios nocturnos (ahí vigilan los policías de la comisaría) sino en momentos donde la gente necesita un mayor acompañamiento.
Es de remarcar que los nuevos agentes complementan el trabajo de las comisarías, no la suplen ni mucho menos. Por eso se coordina esta nueva estrategia con los dispositivos existentes de gestión de emergencia (911) y de patrullajes inteligentes (Patrulla de Intervención Urbana, Comando Radioeléctrico y móviles de Agrupación Cuerpos). En ese sentido, por el nivel de formación que tienen como facilitadores de diálogo, los policías comunitarios trabajan en dos dimensiones específicas.
Por un lado, la trama conflictiva de las relaciones vecinales, y por el otro, la prevención situacional para reducir las oportunidades de violencia y delito en los espacios públicos, “evitando que emerjan o minimizando sus consecuencias dañosas”. Otra de las directrices políticas del programa es que “siempre” las prioridades sobre la seguridad en cada manzana las definen los vecinos en forma conjunta con los policías comunitarios.

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