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viernes, 28 de febrero de 2014

SANTA FE: El reclamo desesperado de los Di Terlizzi llega a los medios nacionales

La familia santafesina lucha por la adopción de dos pequeñas hermanas mellizas de cinco años, pero el estado niega la existencia del vínculo. La causa está ahora en manos de la justicia, mientras los Di Terlizzi pelean por volver a ver a las niñas. Este viernes por la tarde estarán en el programa televisivo de América, Los Unos y los Otros, que conduce Oscar González Oro


A pocos días de publicar en las páginas de Diario UNO el feliz desenlace del caso María Julia y la familia Serra, el matutino local dio estado público a la preocupante y triste historia de la familia Di Terlizzi y su pedido denegado y cuestionado por parte del Estado para adoptar a dos pequeñas hermanas mellizas.

Rodolfo Di Terlizzi y Sandra Istillarte viven sus horas y días más angustiantes, al igual que toda su familia, observándolos sobrellevar su dramática situación sin poder ver a "Solcito" y a su hermana (nombre ficticio con el cual decidieron llamar a la pequeña melliza de cinco años de edad hasta tanto la justicia no se expida sobre la causa).

“El Estado niega el vínculo, todos somos testigos de este amor”, fue la frase que acompañó el reclamo de la familia Di Terlizzi, que junto a familiares, amigos y allegados se manifestaron hace unos días frente a la Subsecretaría de Niñez de la provincia en busca de respuestas. Pero las respuestas no llegan y ellos continúan alejados y sin poder ver a las pequeñas hermanas, ambas separadas entre sí, una “institucionalizada” y la otra viviendo con una familia solidaria. Mientras esperan un fallo a favor de la justicia, su lucha y perseverancia por el amor hacia dos niñas de cinco año llegó a los medios nacionales, quienes se hicieron eco de la historia y decidieron darles un espacio para contarla. Es por eso que mañana por la tarde, el matrimonio santafesino estará sentado en el linvig del programa de televisión Los Unos y los Otros, que se emite por la pantalla de América y que es conducido por el prestigioso periodista Oscar González el "Negro" Oro.

La familia Di Terlizzi está desesperada, pidiéndole a gritos a la Justicia y al sistema gubernamental que se encarga de los niños sin familia en la provincia, que los escuche y accione a favor del interés superior de la niña, de acuerdo a la ley, y respondiendo al pedido de guarda preadoptiva de las hermanas mellizas.

"Solcito hoy está como olvidada, encerrada en una institución siendo indiferente para tantos que intentan debilitar esta lucha con el objetivo de que la gente se olvide y el Estado pueda resolver y seguir defendiendo sus errores garrafales en la vida de los niños", sentenció Sandra Istillarte.

"Ahora más que nunca necesitamos levantar nuestros brazos y decirles a todas la comunidad, que no sólo se hicieron mal las cosas con Solcito sino que las siguen haciendo espantosamente mal", expresó Sandra y continuó agregando: "Además de estar incomunicada e institucionalizada, Sol está siendo privada de su libertad, ya que no sale con ninguna familia y la Subsecretaría de la Niñez además no le permite ver a su hermana melliza".

"Me provoca mucho dolor pensar en los daños psicológicos y sus consecuencias que están causando en la vida de Solcito, la única castigada en estos momentos por todas estas personas inescrupulosas que dicen actuar por sus derechos", finalizó Sandra Istillarte. 

Carta de la familia Di Terlizzi a las mellizas
Queridas mellis, es nuestro deseo que no se cometa el enorme error de interpretar que esta triste historia se ha convertido en una pulseada. El tema central es que la Subsecretaría de la Niñez (que parece desconocer sus funciones) nunca ha cumplido con su obligación de protegerlas correctamente. Fue el Estado el que hace tres años las separó, institucionalizándote Solcito (cuánto dolor nombrarte con un nombre ficticio!) y enviando a tu melliza a un hogar del plan provincial de Familia Solidaria. Al menos ella recibió amor desde el primer día! Fue el mismo Estado el que propició el vínculo mutuo con vos amada Sol, cuando nos elegiste, permitiendo que te asistiéramos, te cobijáramos, te educáramos, te amáramos. Fue el Estado el que jamás estuvo presente en tus crisis, en tus momentos de angustia, de reclamos, de llantos. No estuvo cuando en cada encuentro durante más de dos años llorabas con desesperación porque por unos días debíamos llevarte a Casa Cuna, "¿tu hogar?”. Nunca estuvo cuando nos pedías por favor que no te abandonáramos. O mejor dicho sí. Eso sí sucedió, lo recordarás seguramente, aunque lo negaron cobarde y vilmente. Pero tampoco estuvo presente en tus inolvidables momentos de risas, de emociones, de besos, de llantos de hija, de actitudes solícitas, de inconmensurables abrazos con tu Sandra, con tu Rody, con tus hermanos Mati y Anto, cuando nos pedías cosquillitas en la espalda al acostarte, cuando dibujabas esa sonrisa transparente al dormirte.

El Estado jamás estuvo en tu vida Sol. No. Vos, nuestra niña, tuviste la contención de una familia que te devolvió amor. Pero nunca tuviste atención personal o profesional del Estado. Esas personas a quienes se les atribuye capacitación académica, carecen endémicamente de sano criterio, responsabilidad institucional y por sobre todo, corazón.

Va nuestro honor como familia cuando aseguramos que si no hubieran manipulado la información acerca de lo que sería de tu melliza, aquel invierno de 2012 hubiéramos gestionado la guarda por ambas. Pues ahora hemos apelado para que la bendición sea doble, en nuestro hogar. Eso sí, deberás compartir tus cosas con ella, deberás entender que la mitad de nuestros miles de abrazos serán para ella. Y sabemos que eso te hará feliz.

Qué falta de respeto intentar absurdamente imponer en la sociedad que no hay vínculo suficiente para ser valorado como tal. Sol, mirá si pudieras contar todo lo que hemos vivido juntos! En nuestros paseos, nuestros viajes, nuestras mesas compartidas, nuestros sueños, nuestras oraciones juntos, cada risa, cada abrazo, cada instante en familia! Qué falta de respeto desestimar la opinión de la profesional calificada menos “contaminada” con nuestra historia, tu psicóloga personal. Fue tan claro su testimonio donde advierte que vos, pequeña, manifestaste siempre que somos tu familia, que somos nosotros quienes estamos en tu corazón, que tu “interés superior” como indica la ley, es ser feliz con “los Di Terlizzi”. Pero peor aún, qué falta de respeto y acto de soberbia, ignorar la inclaudicable realidad de que a Dios estas actitudes no le pasan por el costado.

Sol, mientras tu melli vive aún en familia esperando esta resolución, vos seguís abandonada, cautiva en Casa Cuna, como rehén de un sistema que solo captura niños, como a vos, robándoles sus vidas durante interminables años.

¿Hace falta que reiteremos que en Casa Cuna hay chicos que llevan seis, siete e incluso ocho años institucionalizados? Y Sol, no pudiste, no lograste escapar de tanta telaraña, seguís marchitándote día a día, noche a noche, por la inoperancia de quienes debieron resolver tu situación respetándote de una vez por todas. Pero mintieron Sol. Mintieron en sus informes. No los mires a los ojos Sol. Mienten. Lastiman, no los mires.

¡Nosotros les gritamos en la cara señores funcionarios! Les exigimos que en un único acto de honradez levanten la mano para expresar la realidad. Para que puedan mirar a los ojos a sus hijos sin sentir culpa o vergüenza. Para que se den la oportunidad de sacarse una mochila que siempre los oscurecerá en su interior. Sí, los instamos a que valientemente griten a cuatro vientos, cuéntenle a los jueces que ustedes conocen claramente este amor. Este amor que pareciera lastimarlos. Este amor que incomprensiblemente intentan disfrazar, prohibiendo terminantemente que Sol nos vea desde hace cuatro meses. ¿Cuál es su temor? ¿Que alguien vea sus abrazos, sus mimos, su alegría, su espontaneidad? Las cosas caen por su propio peso. ¿Hasta cuándo podrán soportar sus propias mentiras?

Sol, en nuestra casa tus objetos personales siguen exactamente en el mismo lugar… tu bicicleta, tus juguetes, tus ropitas, tus perfumes, tus libros, tus muebles, tus disfraces (¡¡tan bella con tus disfraces!!), tu propia vida… la misma vida que durante más de dos años anegó de amor y felicidad tu corazón. Y los nuestros. Esa misma vida. La que nos colmó de bendiciones.

Sol, prometemos por nuestras vidas y por la fuerza de nuestra Fe, que seguiremos adelante hasta las últimas consecuencias. Prometemos que además de las pruebas presentadas días atrás, utilizaremos si fuera necesario un arsenal de pruebas aún más contundentes. Queremos que entiendas hermosa Sol, que si aún no las hemos utilizado, si aún no las hemos hecho conocer a la sociedad, es porque estamos preservando a familias enteras que tal vez se desintegrarían por el poder de la decepción. Sí, por saber que quien tuvieron a su lado ha sido capaz de ocultar este amor, tu amor. Solo por eso aún seguimos esperando con infinito dolor y paciencia. Pero los tiempos se acortan y nuestra lucha por vos y por tu melli mantiene el mismo estandarte, con el dibujo de un corazón. Igual que los corazones que nos dibujabas en las ventanillas.

Sol. Soles. Hermosas. Les rogamos toleren aún un poco más esta desidia, esta irrespetuosidad, este atropello a sus derechos, esta manipulación, esta discriminación, este tiempo tan extenso sin verse incluso entre ustedes. ¡Fuerzas! ¡Nosotros les enviamos fuerzas! Les arrebatamos vigor, entusiasmo, decisión, firmeza, a todos los mortales… ¡y se los enviamos a ustedes! Les enviamos esa fuerza porque son “una más”… ¡No podemos mentir! El overol no existe en esos pasillos. Cuánto lo lamentamos Sol por vos y tantos niños. Tal vez en esos ámbitos no se sepa de amor. Ni de sentido común. De todos modos, no duden que les vamos a hacer saber cuántos pares son tres zapatos. Sí señor, esto recién comienza.

Por su honra, pequeñas, que los vamos a incomodar y exponer.

Por el poder del amor que a quien debamos enjuiciar, enjuiciaremos.

Y por todos los niños que sufren el mismo atropello.

Por ustedes, hermanas, a quienes separaron durante tres largos años.

Y por esos corazones oscuros, con enormes flaquezas, que vuelcan silenciosamente sobre vidas pequeñas, en estado de indefensión.

En ellos está nuestra mira, y la de una sociedad toda que nos fortalece.

Sepan que algún día Dios hará honor a sus nombres verdaderos, sepan que esa gente gris seguirá siendo gris, pero que a ustedes la vida les permitirá sentirse plenas y respirar profundamente pese a esta tristeza. Porque el amor es más fuerte…
Diario Uno.

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