Hace nueve días comenzó febrero y el calendario marca que faltan tan sólo cinco días para que llegue el Día de San Valentín, la fecha que despierta controvertidas pasiones. Por un lado, están los que aman la fecha y por otro, los que la odian. Y sí, porque si bien el 14 de febrero es considerado “el mejor momento del año” para muchos, para otros es sinónimo de amargura y en consecuencia hay numerosas campañas y eventos en su contra.
Y es que hoy por hoy salir de compras a la peatonal, entrar a un supermercado o navegar en internet sin encontrar un corazón o algo alusivo al amor es casi imposible. San Valentín está presente en todo, y ese apabullamiento puede despertar sentimientos de los más diversos.
¿Nostalgia o molestia?, ¿fiesta o boicot? No importa de qué lado estés, la fecha que adora al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y los romanos llamaban Cupido, presenta alternativas para todos en el mundo del marketing, la cibernética y los eventos.
Corazones de peluche, flores, bombones, tarjetas y remeras con frases románticas se multiplican en las vidrieras de innumerables comercios de la ciudad; lo mismo pasa en internet, donde resulta casi imposible navegar sin encontrar algo que no recuerde la fecha: desde microemprendedores que ofrecen todo tipo de productos alusivos, agencias de turismo que invitan a escapadas apasionantes y hoteles de lujo que a precios insuperables permiten soñar con una noche inolvidable; el mundo comercial abre un abanico de posibilidades en torno a esta fecha.
Por otro lado, y con un poco más de timidez, surgen los espacios on line que invitan a ser un “anti”. Sí, ser opositor de San Valentín es ahora también posible, y hay gran cantidad de sitios inmersos en las redes sociales que así lo demuestran. Basta con poner en los buscadores las palabras mágicas que se muestran en contra de esta fecha para encontrar alguna propuesta considerable o adaptable a las necesidades de cada uno.
“Ellos tienen el 14 de febrero y nosotros los restantes 364 días”; “¿Por qué tantos celebran este día? Considero que es aburrido y comercial”, “Abajo el Día de San Valentín, arriba el día de los solteros”. Las frases inundan los sitios webs (tanto en Facebook como en Twitter) que se proclaman opositores al mieloso día, al tiempo que invitan a los solteros a celebrar su propio día Anti-San Valentín el 13 de febrero, aunque hay también algunos que proponen el 15.
Vos, ¿cómo vas a celebrarlo? Las posibilidades son infinitas para ambos “bandos”.
Sugerencias
Si estás enamorado y últimamente lo único que hacés es pensar qué regalarle a tu pareja; o estás sólo y no creés en esta fecha y querés hacer algo alocado, pero aún no encontraste ninguna respuesta original, no desesperes. Ser UN@ preparó una guía de SÍ y NO que pueden ser muy útiles.
Si tu amor es mujer: el obsequio debe ser consecuente con su personalidad. Por eso regalarle flores o bombones a quienes son más bien clásicas es un acierto; las más coquetas, por su parte, preferirán los relojes, anillos y colgantes de oro y plata, como así también los bolsos, zapatos o cualquier artículo de indumentaria. Si las chicas son más sencillas y lo único que quieren es saberse queridas, una tarjeta o cajita personalizada con su nombre y una frase de amor será suficiente.
Por su parte, si el dueño de tus sueños es un hombre: los regalos pueden ir desde cualquier tipo de vestimenta hasta algo que sea significativo de su club o banda musical favorita. Si es de los que se contentan con “algo especial”, hacerle un video animado en una casa dedicada al rubro o imprimirle una serie de fotografías juntos para armar un collage también puede ser tu respuesta.
Por otro lado, como dúo, pueden apuntar al paladar y reservar un lugar en un restorán bien ubicado de la ciudad, o hacer lo mismo en un hotel, donde suelen incluir una noche de alojamiento con desayuno de lujo para el día siguiente. Asimismo, si su anhelo es viajar, es muy oportuno considerar que el festejo cae en día viernes, lo que invita a pasar un finde por ahí.
En consecuencia, también hay una lista de no, que también debe considerarse de acuerdo a los gustos de la pareja. Por ejemplo, si tu novia/o odia los temas románticos y nunca se le ocurre pedir un mojito o nacho para comer, tener en cuenta a un mariachi no es una buena opción.
Respecto de las opciones a tener en cuenta si no hay nadie rondando los corazones, a diferencia de otras ciudades del país, Santa Fe aún no se animó a armar eventos corporativos (de empresas, bares o complejos) que se muestren en contra de Cupido. Por eso, quienes tengan ganas de hacer algo similar pueden navegar en internet y encontrar allí curiosas ideas “anti”. Las mismas proponen desde salidas multitudinarias con remeras que lleven frases que fomenten la desaparición de la fecha, como así también íconos negativos del amor; hasta fiestas divertidísimas donde sólo haya solteros.
La tradición y el por qué
El Día de los Enamorados se festeja en casi todo el mundo el 14 de febrero y en especial en los países católicos, donde además de mimos y regalos, se estila prenderle una vela a San Valentín, patrono de los tórtolos, para que proteja la pasión mutua frente a los naturales embates del tiempo y de los terceros en discordia.
La historia dice que hubo un sacerdote llamado Valentín que casaba a escondidas a los enamorados de Roma, allá por el siglo III, tiempo en que el emperador Claudio II había dispuesto la prohibición del matrimonio bajo pena de muerte con el fin de tener mejores soldados, ya que consideraba que los jóvenes sin “ataduras” eran perfectos para cuidar las fronteras.
El desafío llegó a oídos del mismísimo Claudio II, quien determinó la inmediata ejecución del santo el 14 de febrero de 270. El santo fue enterrado dos veces: primero, en el templo de Práxedes, en Roma; y luego, en la Iglesia de San Antón, Madrid, hacia donde ese día peregrinan actualmente jóvenes católicos de toda Europa para pedirle protección.
Más tarde, el 14 de febrero fue decretado en su honor por el papa Gelasio en el año 496. Desde aquel momento, la fecha es considerada como el Día de los Enamorados, una jornada en la que muchas parejas aprovechan para reanudar las promesas de amor eterno y en la que los regalos son los protagonistas.
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