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domingo, 24 de noviembre de 2013

SANTA FE: La pasión de crear personajes, todo un trabajo

Jonatan Vácula comenzó a copiar imágenes en un papel a los seis años. A los ocho, empezó a armar sus primeras figuras en esculturas. Hoy vende muñecos que miden casi un metro. Una nueva entrega de los que "Hacen Santa Fe

Diario UNO Santa Fe

La historia de Jonatan Vácula parece tiene mucho de ficción, prácticamente es una continuación de un mundo donde reina la imaginación. Todo empezó a los seis años mientras miraba dibujitos animados. Esas figuras en movimiento lo fascinaban a tal punto que comenzó a copiarlas en un papel.


Pero al poco tiempo esa inspiración que le generaban las series animadas lo llevó a empezar a crear sus propios personajes. El joven, que hoy tiene 30 años, recordó que al principio todos eran robots hechos a partir de figuras geométricas.


“La mayoría de las veces que dibujé, eran creaciones mías. Pero el dibujo, en cierta manera, te limita para poder hacer lo que querés. La idea es crear el personaje, y la mejor manera de hacerlo es con una escultura”, explicó.


Por eso llegó un momento donde pegó el salto del papel a las estructuras metálicas rellenas de siliconas. Tan solo con ocho años armó su primera escultura, un dragón, e inmediatamente creó un zombi. “Armé el esqueleto, muy parecido al humano, y fui haciéndolo con algunas partes recicladas de cosas que me encontraba en la calle. Con todo eso iba armando los personajes”, indicó.


Las creaciones tenían un tamaño muy modesto. La base era una estructura de alambre que luego se rellenaba con la barrita termoplástica. Vácula asegura que la silicona fue el primer material apto que encontró para armar las esculturas que él quería. El otro material que tenía a mano era la arcilla, sin embargo, eso necesitaba de una cocción en un horno que no tenía. “Me cansé de ocupar barritas. Mi mamá me las traía desde Buenos Aires y estos personajes se comían tarros gigantes de barritas”, dijo entre risas.


Gran parte de esa experiencia y trabajo acumulado se la llevó el Salado, en 2003. Pero los conocimientos lo acompañaron en la siguiente etapa, donde descubrió nuevos materiales que le permitieron una mayor minuciosidad en la modelación de sus personajes. “Cuando pasé a la porcelana fría pude empezar a trabajar la musculatura con mayor precisión. Si bien, en parte, lo podía trabajar con la pistolita, me limitaba. La porcelana la podía manipular mejor, con lo otro me quemaba los dedos. Para hacer los músculos con la silicona tenía que trabajar con varias capas. El cambio me permitió manejar mucho mejor el volumen, la musculatura mucho más definida”, aseguró.


Esos cambios también impulsaron otros. Cuando Vácula usaba la silicona como principal material, la pintura era en aerosol. Mientras que ahora utiliza el acrílico.


En ese sentido, el artista expresó: “Eso es porque fui experimentando con técnicas y diferentes materiales. Hace tres años empecé a probar con la masilla epoxi, con el que reemplazo la porcelana fría o la complemento. Pero esta masilla es el material que no lo cambio por nada, y el acrílico tiene más agarre a la goma. En este caso es mucho más apto el acrílico, porque el aerosol me permitiría pintar el total de la figura, pero no los detalles. Mientras que el otro material como lo trabajo con pinceles puedo ir a fondo con los detalles”.


El mundo de los superhéroes
Ese mayor conocimiento sobre los materiales le permitió empezar a hacer trabajos mucho más jugados, con mayor nivel de precisión y eso derivó en poder hacer réplicas de personajes conocidos como Superman, Batman, o el Increíble Hulk y Leon O, de los Thundercats, que son sus dos preferidos. “La porcelana fría fue lo que me hizo llegar a los superhéroes”, dijo y agregó: “El Increíble Hulk y Leon O son los personajes con los que más hinché siempre. Pienso que el personaje que uno hace, de alguna forma, es con el que te sentís identificado”.


Luego agregó: “No vas a hacer cualquier personaje en cualquier momento. Ni el mismo personaje con la misma actitud, los mismos gestos, las mismas posiciones. En cierta forma uno trata de expresar el estado emotivo a través de una creación. Tal vez porque soy un poco nervioso es el Increíble Hulk el que realmente me identifica. Me gusta mucho. Además, los superhéroes me gustan por el hecho de que siempre ponen justicia. Eso es lo que me gustó de esos personajes. Hoy, con la realidad que vivimos, esto es como un escape, una realidad virtual, que me armo para poder soportar ciertas injusticias”.


Una de las obras más impactantes que tiene en su taller Vácula es un Increíble Hulk que mide 95 centímetros de alto y pesa 35 kilogramos. Pero, además de su estatura y su volumen, la obra tiene un trabajo con detalles tan finos que es realmente admirable. Sólo para brindar un dato, cada pieza dental fue tallada una por una.


Ese trabajo lo realizó dentro de un plazo de tres años y medio. Sin embargo, el autor aclara que durante ese período no se pudo dedicar de lleno a la obra porque al mismo tiempo estuvo estudiando y haciendo otros modelos más pequeños. “Me parece que es algo que le pasa a todas las personas que se dedican al arte, que quieren rápidamente tener el resultado; y cuando lo tenés no estás del todo conforme, lo que te lleva a intentar otra vez. Ese es el motor que incentiva a toda persona que se dedica al arte, tanto en la música, el dibujo, la escultura”, señaló.


Del hobbie al emprendimiento
—¿Cuál fue el hecho que hizo que te decidas a trabajar de esto?
—Creo que es la pasión que uno tiene por esto. No podés evitarlo. Estudié mecánica dental, medicina, maestro mayor de obras, que estaba un poco más relacionado con el dibujo. En medicina me interesaba mucho anatomía por el tema de los músculos y eso me ayudó mucho en mi trabajo. Pero realmente lo que me gusta es hacer esto. Esto es mi vida. Puedo estar trabajando muchísimas horas al día y no me doy cuenta, porque no lo siento como un trabajo. Es una pasión.


—¿Cuándo empezaste a pensar cómo vender tus obras?
—Hace un año y medio. Ahí tomé la iniciativa de empezar a hacer conocidas a las figuras y empiezo a participar de algunas ferias. La comercialización estoy estudiándola porque no tengo un mercado muy grande, pero sí es muy específico. Esa gente, que son los menos, realmente valora el trabajo, mientras que la mayoría de la gente ve la obra terminada y no ve todo el proceso que hay detrás de esto; el tiempo que hay que dedicarle, la mano de obra, los cuidados y las ganas que uno le tiene que poner.


Vácula ya vendió una escultura de un Superman que está rompiendo unas rocas, como que está rompiendo el piso. Esa obra está en Nueva York. El comprador es un director de cine, fanático de ese personaje, que conoció el trabajo de Jonatan a través de una amiga en común. Ahora tiene pensado comenzar a visitar algunas ferias específicas de cómics y darle mayor difusión a su perfil en Facebook (Esculturas Vácula).


Una de las diferencias que tiene esta producción con cualquier otra es que son muñecos únicos. Eso hace que sea difícil estandarizar los precios, que van de los mil a los siete mil pesos aproximadamente, que Vácula le coloca a cada obra. “Eso lo voy midiendo de acuerdo al tiempo y al detalle del trabajo. Muchas veces no tiene que ver el tamaño de la figura, sino la calidad de trabajo que hay y las horas de dedicación. A veces la gente no quiere gastar tanto y te pide una figura que vio en grande, pero más chica y con el mismo nivel de detalle. Uno tiene que terminar cobrando lo mismo, porque el trabajo es igual o mayor. Por eso muchas veces les aconsejo a mis clientes que se lleven una grande”, indicó.


En base a mucho trabajo y años de experiencia Jonatan Vácula pudo montar un emprendimiento, que empezó siendo una fantasía pero que hoy es una hermosa realidad.

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