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miércoles, 30 de octubre de 2013

ROSARIO: Un grupo de jóvenes con discapacidad mental pudo votar el domingo por primera vez

Para cumplir con su primer sufragio recibieron un entrenamiento especial en el que se les explicó el procedimiento y quiénes eran los candidatos que podían elegir. Los chicos del Hogar Santa Cecilia que el domingo debutaron en las urnas.
La Capital | 
Un grupo de jóvenes con discapacidad mental pudo votar el domingo por primera vez

 "¿Vieron? ¡Me animé y lo hice sola!", la alegría de María José Graf cuando salió del cuarto oscuro y puso el sobre en la urna estremeció a todos los que esperaban para votar en la escuela Nº 92 del barrio Saladillo. Es que el domingo, y por primera vez, jóvenes del Hogar Santa Cecilia —que tienen discapacidad mental leve o moderada— ejercieron ese derecho. Para cumplir con este paso recibieron en los días previos un entrenamiento especial en el que se les explicó cómo era el procedimiento y quiénes eran los candidatos a los que podían elegir.
La experiencia fue altamente satisfactoria. No sólo que valiosa como ejemplo de inclusión social sino, sobre todo, porque para ellos el domingo fue un día inolvidable y feliz.
"Yo siempre quise votar, pero no me acompañaba nadie", contó Mariana Muzulini, la más grande del grupo, dejando en claro que durante mucho tiempo se creyó que las personas con dificultades mentales no tenían ninguna necesidad de participar de un comicio aún cuando estaban habilitadas para hacerlo.
 
Mariana, inquieta y curiosa, está dispuesta a charlar. Comenta que va a natación, que hace un tiempo vivió en pareja y que le interesa, y mucho, la política. "Si fuera intendenta o gobernadora yo cambiaría muchas cosas, sobre todo la actitud que tiene la gente con nosotros". Es que ella sabe, siente en carne propia que la sociedad no está preparada para aceptar a quienes tienen alguna dificultad física o mental, que la paciencia no es una virtud común y que la generosidad hacia ese otro que "puede distinto", o que no puede hacer ciertas cosas, no abunda.
 
Aprieta su documento con fuerza, lo abre y cierra un montón de veces, repasa sus hojas, lo observa como un tesoro. "Yo sé bien a quién voy a votar, si querés te digo ...". A su lado, sus compañeros del hogar, los que también van a votar por primera vez la escuchan atentos. Son las once de la mañana del domingo 27 de octubre, día de elecciones legislativas en todo el país, y algo muy bueno está por pasar.
 
Además de Mariana y María José, en la recepción del Hogar Santa Cecilia (una institución privada que aloja a 29 personas) están esperando para ir a votar Isabel Olivera, Matías Flores y Prono, Ana Bedetti y Patricia Ramos. Los acompañan el psicólogo José Tavela, director; Jimena Isaac, psicóloga y orientadora, y Luis Gallardo, enfermero. El sol ilumina con fuerza el patio de ingreso de esta casa que abrió sus puertas a esta periodista y al fotógrafo del diario para compartir un hecho que Tavela no duda en calificar de histórico.
 
La Subsecretaría Provincial de Inclusión para Personas con Discapacidad y la Secretaría Electoral fueron las promotoras de esta iniciativa, que se irá replicando en otras entidades de acá en más.
 
Los chicos y chicas aguardan ansiosos y contentos. Quieren contar, que los escuchen. Se pelean por decir de dónde vienen, qué recorrido hicieron para llegar hasta acá, qué cosas les gustan, cuántos hermanos tienen. "Nosotros somos nueve, pero varios ya no están y a otros no los veo porque los llevaron a distintos lugares porque mi mamá no nos podía tener"; "Yo estuve antes en otros cuatro hogares, pero me escapaba... ahora estoy bien"; "No hay rampas en ningún lado y casi todos los colectivos tienen escaleras, por eso me cuesta un montón andar con la silla de ruedas: me llevo todo puesto"; "El subsidio lo cobro y me lo gasto rápido porque me encanta hacer regalos". Las carcajadas que disparan algunas anécdotas se mezclan con los gestos de angustia que traen los recuerdos tristes. De la risa a la emoción, de la reflexión al enojo, todo junto en un día distinto, para todos.
 
A las escuelas. Hora de salir. El grupo se organiza ante la atenta mirada de Tavela y de la orientadora. "Vos vas con Jime, a vos te llevo yo ... Isabel quiere ir con la gente de LA CAPITAL", dice en voz alta el director. Hay entusiasmo y cierto nerviosismo por lo que va a venir. Pero la satisfacción "de hacer lo que hacen todos", como expresó Matías, es inocultable.
 
Este muchacho, que hace años que están en silla de ruedas por un trastorno que paralizó casi todo su cuerpo lee mucho sobre política y quiere que se sepa. "¡Me encanta! Soy peronista porque lo son todos en mi familia desde siempre. ¿Si me gustaría participar más? ¡Obvio! y lo primero que haría sería luchar para que el transporte público sin excepción esté adaptado para los que no podemos caminar". Tiene 25 años y una forma de expresarse que más de un político envidiaría. Es simpático y carismático, el líder indiscutido del Santa Cecilia.
 
Entre charlas amenas e intercambio de opiniones (Mariana lo interrumpe para decir que a ella le gusta el socialismo) vamos hasta la primera de las escuelas, a pocas cuadras.
 
A Patricia Ramos, 26 años, le toca el privilegio, y la tensión, de ser la primera. "Se tiró el ropero encima", dice entre risas una de sus compañeras, señalando que se visitó como para una fiesta. De impecable remera con brillos, Patricia toma la mano del director de la institución y sube las escaleras que la llevan directamente a la mesa 4820 de la escuela "La Merced".
 
Mira con atención y sonríe. Las personas que esperan en la cola preguntan por qué tanto movimiento. Muchos se interesan y miran con emoción. Otros, los menos, acompañan con un gesto de malhumor, y una mujer se queja: "Esto es trucho, si la acompañan a votar no vale". Alguien intenta explicarle, pero la señora apenas escucha.
 
Ahora Patricia va a entrar al cuarto oscuro acompañada por Tavela, algo que está permitido y que queda debidamente anotado en un acta confeccionada para estos casos. Tiene cierto temor de entrar sola, y es lógico: las miradas, la experiencia nueva. Es que al fin llegó el momento de hacer eso de lo que tanto hablaron en los últimos días.
 
En tres minutos Patricia sale con el sobre en la mano. Lo coloca en la urna con determinación, con la mirada en alto. Patricia vota a los 26 años, por vez primera, y quiere que a todos les quede claro.
 
Después de las felicitaciones de las autoridades de mesa, llega el abrazo interminable con sus compañeros y el director del hogar. Es el cierre perfecto de un acto que la llenó de orgullo, y que provocó que a más de uno se nos cayeran las lágrimas.
 
Experiencia inédita en su tipo en Argentina
 
En los comicios de agosto pasado se habían hecho los primeros encuentros de capacitación para que personas con discapacidad pudieran votar sin inconvenientes, pero en ese caso estuvieron dirigidos a autoridades de mesa. Ahora la tarea se profundizó con charlas destinadas a los propios votantes.
 
En la subsecretaría de Inclusión para Personas con Discapacidad no tienen registros de que esta experiencia se haya hecho en otros lugares del país.
 
A partir de las demandas detectadas en la Secretaría Electoral “se organizaron encuentros especiales para que los propios ciudadanos con algún tipo de dificultad conocieran en profundidad sus derechos para ejercerlos con autonomía”, explicó Silvia Tróccoli, a cargo de la subsecretaría.
 
“Por primera vez en la provincia, en el plan de capacitación preelectoral, se hicieron acciones destinadas a personas con discapacidad y miembros de organizaciones que trabajan en la temática, con la posibilidad de realizar un simulacro de votación con características particulares: cuarto oscuro accesible, plantillas Braille para lectura de boleta única por personas ciegas, lupa. Respecto al voto asistido, también se informó claramente su funcionamiento”, destacó.
 
Tróccoli enfatizó que “todos los ciudadanos que figuran en el padrón electoral pueden votar, sin discriminar si se trata de personas con discapacidad. En el caso específico de personas con discapacidad intelectual leve o moderada, generalmente recurren al voto asistido, que consiste en ser acompañados por una persona de confianza del elector que lo asiste durante la elección, o por el presidente de mesa”. En la provincia de Santa Fe hay 13.119 personas mayores de 16 años que cuentan con certificado por discapacidad mental.

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