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jueves, 19 de septiembre de 2013

"Voy a hacer lo imposible para encontrar al que mató a mi hijo"-aseguró, contundente, Susana Centeno, la madre de Walter Serra.

"Quiero saber quién fue. No voy a parar hasta encontrar al que mató a mi hijo", aseguró, contundente, Susana Centeno, la madre de Walter Serra. El hombre había desaparecido el 24 de octubre de 2012, luego de realizar una transacción en pleno centro de Rosario, y el 23 de junio pasado su cuerpo fue encontrado en un descampado de la comuna de Andino.
La Capital | 

A casi un año de la desaparición de Serra, y con la reciente confirmación de que los restos óseos hallados en Andino corresponden a su hijo, Susana habló abiertamente con La Capital.
Con la mirada desolada, esta mujer de 68 años, oriunda de María Teresa, se mostró fría. En su rostro están las huellas del sufrimiento. Y prometió no claudicar hasta dar con quienes mataron a su hijo.
Por eso, ya le aseguró al juez de la causa, Hernán Postma, que vendrá todas las semanas a Rosario para ver los avances en la investigación.
Al rememorar los últimos momentos de su hijo, contó que vio las filmaciones que muestran que salió de la casa de cambio Rosental, ubicada en la peatonal Córdoba entre Paraguay y Corrientes.
"Tenía 100 mil pesos que había cobrado de una indemnización de su mujer y algunos ahorros. Salió con su caminar característico, se tocó el pelo y se puso la mano en la billetera en el bolsillo de atrás del pantalón. Después, fue a buscar la moto que había dejado sobre Paraguay. Creo que ahí se subió a un auto o una chata, pero de alguien conocido. Porque, de lo contrario, no lo hubiera hecho", detalló.
Susana rastreó a su hijo por todos lados: fue a la frontera, se cruzó toda la ciudad una y mil veces, recurrió a videntes y tarotistas e hizo todo lo que estuvo a su alcance para encontrarlo. Y nunca perdió las esperanzas de encontrarlo vivo. Hasta que recibió el resultado del estudio de ADN que confirmó que lo hallado en Andino eran los restos óseos de Walter. El mismo que todos los días, entre las 19.30 y las 20, la llamaba nada más que para saber cómo estaba.
"Le pido a Dios que me de vida para lograr encontrar al que lo mató, porque lo voy a buscar por cielo y tierra y esto no va a quedar así", continuó.
Fue entonces cuando subrayó: "Gastón Conde no tuvo nada que ver con lo que le ocurrió a Walter. Quiero que quede claro, porque nosotros dimos su nombre. Eran amigos y hacían trabajos con el cereal. A veces compraban y vendían coches para ganarse unos mangos y mi hijo era muy confidente y compañero con él. Por eso recurrimos a él".
"Yo no tengo nada que perder, ya no puedo recuperar a mi hijo, nunca más". agregó Susana.
Walter tenía 38 años cuando murió y muchos proyectos. Estudió Ciencias Económicas en la Universidad Católica, pero nunca se recibió. Le quedaban dos materias.
Trabajaba en el bar de Alvear y Córdoba y, cuando se juntó con Virginia, empezó a hacer otras cosas para lograr más ingresos económicos. "Era muy rápido y le llevaba los papeles a varias personas. También estaba en la compra y venta de cereal. Después empezó a vender dólares a las personas que tenían deudas o que querían viajar. No manejaba mucha plata, por eso no entiendo", continúo la mujer. "Hacía los pagos, era como el chico de los mandados", agregó.
Su batalla. "La policía y los abogados me hacen mil preguntas, pero ellos deberían saber cómo se hace este trabajo. Yo sé de limpiar una casa, de hacer la comida", afirmó con un dejo de amargura.
La mujer maneja hipótesis diversas, piensa y repiensa, pero no llega a ninguna conclusión: "Walter no manejaba grandes sumas de dinero, no era un ricachón. Esto no puede haber sido un robo: le hubieran sacado la plata y listo o le hubiesen pegado unos tiros, pero no fue así".
Ahora, su empeño está puesto en que la Justicia actúe y se sepa qué ocurrió. Y lo hará sola, sin sus hijos. Porque, concluyó, esta es su "batalla".

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