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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Francisco: "Mis llamadas no son noticia, hago muchísimas"

Se lo dijo el Papa a monseñor Dario Viganò, director del Centro Televisivo Vaticano, cuando éste le comentó la sorpresa que causaban estos gestos suyos. Bergoglio le dio también un mensaje para los periodistas.


Un Sumo Pontífice que toma el teléfono y 
hace él mismo sus llamadas, sin intermediación de secretario ni asistente, no puede menos que sorprender. Más aun tratándose del jefe supremo de una institución universal y varias veces centenaria.
Francisco:
Una costumbre que parece romper con siglos de protocolo y que, con toda lógica, ha sido objeto de muchos comentarios en los medios.
Sin embargo, cuando monseñor Viganò le mencionó el tema al Papa, éste replicó: "Dígales a los periodistas que mis llamadas telefónicas no son una noticia". Y agregó con picardía: "¡Y menos mal que no se enteran de todas las que hago!"

"Yo soy así, 
siempre hice esto, incluso en Buenos Aires –le explicó el Papa. Recibía un mensajito, una carta de curas en dificultad, una familia o un preso, y respondía. Para mí es mucho más simple llamar, informarme del problema y sugerir una solución, si la hay. A algunos los llamo, a otros en cambio les escribo".
El propio Viganò contó al semanario Famiglia Cristiana que había sido destinatario de algunas de estas llamadas, "y no sólo por motivos de trabajo". Y ejemplificó: "Una vez me llamó a la oficinapara saludarme por mi cumpleaños".
Pastoral telefónica


Que se sepa, la última llamada fue esta misma semana a un niño de 6 años, Federico Chiolerio, que vive en el suburbio Betlemme (Belén) de Chivasso, provincia de Torino, única localidad en Italia que lleva el nombre de la ciudad palestina.
El pequeño le había enviado al Papa un dibujo de su localidad con el Santuario y la Gruta similares a los de la Belén de Palestina. Federico había asistido con sus padres a una audiencia general del Papa en plaza San Pedro y esperaba poder darle el dibujo en esa ocasión: como no pudo hacerlo, la envió por correo. Francisco lo llamó para agradecerle.
Consultado sobre si estos llamados conforman una "pastoral telefónica", monseñor Viganò respondió: "Diría que sí. Francisco sintoniza su corazón con las necesidades del otro y esta sintonía lo impulsa a una inmediatez de la relación que no es superficialidad sino comprender a la persona que está enfrente, su necesidad, su sufrimiento".

Lo cierto es el estilo pastoral de Jorge Bergoglio, que no se ha modificado desde su elección como Papa, crea un efecto de cercanía entre la cabeza de la Iglesia y los fieles


En cuanto al sentido de estas llamadas para quien las recibe, el director de CTV dijo: "Significa que él se ocupa de mi vida, de uno de mis problemas, quiere decir que yo cuento verdaderamente a los ojos de Dios. Quizá me cuesta orar, creer. Si el Pontífice, que en el imiagnario popular es una persona lejana, se toma la molestia de llamarme significa que yo soy valioso para él y sobre todo para el corazón de Dios".
Viganò también hizo una distinción entre la carta y el llamado: "La voz permite compartir el estado de ánimo del interlocutor. Luego hay otro aspecto interesante: el llamado no permanece, en el sentido de que hay que custodiar en el corazón y en la memoria las palabras, las sensaciones. Esto es muy importante, (...) es un ejercicio educativo. No olvidemos que la fe es casi toda memoria. La Biblia siempre repite: \'Recuerda, Israel, lo que Dios ha hecho por ti\'. La memoria es un aspecto fundamental de la persona y forma parte de la experiencia misma de la fe".


Un ejemplo de estas llamadas fue la que el Papa hizo hace un mes, el 9 de agosto, a Michele, hermano de Andrea Ferri, un empresario asesinado a comienzos de junio pasado por uno de sus empleados para robarle. El muchacho, que usa silla de ruedas desde hace muchos años, descargaba su pena en las redes sociales: "Te he perdonando siempre todo. Esta vez no, Dios, esta vez no te perdono", escribió el 17 de julio.
Y fue entonces que tuvo la idea de enviarle una carta a Francisco. Así lo contó: "Nunca le habría escrito a otro Papa, pero con él lo sentí y lo hice. Podría haber pensado cualquier cosa, pero ciertamente no que me llamaría personalmente, quizá que me escribiría. Me hubiera gustado preguntarle muchas otras cosas pero la emoción era demasiado grande y lo único que logré pedirle fue que llamase a mi madre, naturalmente luego de que un preaviso mío, para preservarla de una emoción demasiado fuerte".
Confirmando lo dicho por monseñor Viganò sobre lo que se atesora en la memoria, Andrea Ferri dijo: "Lo que escribí y lo que nos dijimos permanecerá siempre y sólo para mí, mi familia, mis amigos y los amigos de Andrea. Este Papa es de una humanidad única, y por primera vez alguien logró infundirnos mucha esperanza y serenidad, y sobre todo consolar a mi madre. La grandeza de un Papa no es hacer cosas increíbles sino las más simples".

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