domingo, 19 de mayo de 2013

STA FE: A punto de renunciar por las necesidades de su escuela-LA TÉCNICA DE FRANCK Y SUS LUCHAS


Los alumnos dan clases de metalmecánica o electricidad en el pizarrón porque no hay talleres. El deficiente estado edilicio, la falta de fondos y una matrícula en crecimiento, son las problemáticas que casi llevan a su director a dimitir.

Una mesa de trabajo ubicada en un garaje es el único “taller” de la escuela 298

“La verdad es que nos sentimos olvidados”, resume Roberto Dell Elce, director interino de la Escuela Técnica Nº 298 Don Miguel Manfredi que hace poco causó revuelo en la localidad de Franck cuando intentó renunciar al no poder resolver las necesidades que padece el único secundario de la localidad. La intervención de autoridades comunales y el apoyo de 300 padres en una reunión informativa, lo hicieron desistir de su decisión.
Dell Elce habla sin rodeos y se le nota que es un hombre comprometido al máximo con la educación de los 390 jóvenes de Franck y localidades aledañas que se educan en la escuela. “No poder conseguir nada a pesar de todo el esfuerzo, ya me estaba afectando la salud y por eso había decidido dar un paso al costado”, confiesa a El Litoral. Enseguida empieza a contar el derrotero de las distintas políticas educativas y la falta de atención del Estado que fueron afectando a la institución y calando sus convicciones.
La última de ellas es la reforma curricular de la escuela media y técnica. “Es obligatorio tener talleres a partir de 1er año para seguir siendo una escuela técnica pero, salvo un laboratorio de Química, no contamos con aulas, herramientas ni maquinarias para dictar carpintería, metalmecánica o electricidad”, relata Dell Elce.
El año pasado, personal del área de infraestructura del Ministerio de Educación fue a la escuela a relevar las necesidades edilicias para construir los talleres. El plan de obras fue aprobado y hasta se decidió el lugar físico de las nuevas aulas, pero los recursos no llegan. “Tengo muy buena comunicación con el director provincial de Educación Técnica, nos escucha y considera, pero con voluntarismo sólo no alcanza”, advierte el director.
A falta de espacio físico, los alumnos de Franck dan clases de soldadura “en el pizarrón” o en un garaje donde hay una pequeña mesa de trabajo con unas cuentas herramientas de poca monta. Carecen casi por completo de práctica en esas materias. “Es complicado dar taller en el aula. Sobrellevamos como podemos la clase: con más teoría, que no es el sentido de un taller”, añade Mauricio Aranquiz, profesor de Metalmecánica.
Crecimiento
Franck viene creciendo demográficamente y con ello, las demandas educativas. Cada año se suman 20 ó 25 alumnos más a las aulas. “No damos abasto. Pedimos recursos, pero no nos llegó nada. Entonces nos pusimos a encarar la construcción de 3 aulas nuevas con recursos de la cooperadora, haciendo rifas, beneficios, venta de productos. Con mucho esfuerzo y sacrificio conseguimos 400 mil pesos, nos llevó 3 años de ejecución y ahora las estamos terminando”, destaca Dell Elce.
Mientras tanto, el resto del edificio escolar se fue deteriorando. “El agua se filtra y cae como catarata por las paredes de los dos laboratorios de Química. Además nos falta un pabellón de baños. Tenemos sólo 4 inodoros para 200 chicas que deben hacer cola en los recreos de 5 minutos”, cuenta.
La escuela técnica cumplió 45 años y al principio sólo contaba con 7 aulas y 100 alumnos. Con el tiempo, el establecimiento se fue ampliando pero únicamente con el apoyo de la cooperadora escolar y del pueblo. Sólo el Inet nacional colaboró con recursos para comprar instrumental y actualizar la Planta Piloto, donde se elaboran productos lácteos.
Entre lo que fue y lo que no es
Otra necesidad de la escuela es volver a las prácticas en las empresas lácteas de la zona. “Desde la década del ‘70, los chicos hacían sus pasantías externas en Sancor, Williner, Molfino, Cotapa, Manfrey, Milkaut y muchos ingresaban luego a trabajar allí. Recibirse de ‘técnico lácteo’ ocupaba un lugar destacado y hasta teníamos alumnos de otras provincias”, explica el director.
Esa situación cambió desde que cayó la ley de pasantías a fines de 2008 y los chicos debieron dejar de realizar esta suerte de primera práctica de empleo, ya que la nueva norma nacional prohíbe que los pasantes sean menores de 18 años. “Cuando asumí como director hace 3 años, comencé a recorrer las empresas, les presenté carpetas para intentar recuperar el vínculo histórico que siempre hubo con la escuela. Sin embargo, el proyecto de las prácticas siempre queda en un cajón y los chicos egresan sin hacer pasantías externas”, relata.
La gota que rebasó el vaso fue que el ministerio le hubiera negado un cargo de mantenimiento para reemplazar a la persona que cuidaba la caldera, que se usa para el secado de la leche de la Planta Piloto. “Llegó a una situación extrema para mí y le comenté a los cooperadores que iba a renunciar. Ellos se lo informaron al presidente comunal y él, finalmente, consiguió ese cargo”, manifiesta.
Pero Dell Elce ya tenía la decisión tomada y se la comunicó a los docentes de la escuela. “Fue entonces que comenzó una movida de parte de los profesores que reunieron a los padres el 2 de mayo. Cuando vi este apoyo, me quedó claro que en este momento no puedo abandonar el barco”, asume.
Por eso, El Litoral lo encontró en la dirección escolar, volviendo a asumir la “patriada” de llevar adelante un proyecto educativo ambicioso que brinde mejores oportunidades a los jóvenes de Franck.
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"Dejé un poco de lado mi profesión de veterinario para ocuparme de un proyecto educativo ambicioso. Nunca pensé que me iba a encontrar con tantas dificultades”.
Los laboratorios de Química necesitan mantenimiento a raíz de las filtraciones de agua. 
  • La escuela de Franck tiene el orgullo de ser la primera Escuela Técnica en Industrias Lácteas creada en el país. De hecho, aún mantiene su nombre en la fachada. Los directivos hicieron un esfuerzo de adaptación a las reformas pedagógicas, incluida la nefasta Ley Federal, para mantener en pie la Planta Piloto donde se fabrican quesos, yogurt y dulce de leche, y seguir formando a sus alumnos en el procesamiento e industrialización de la leche.
El desafío, sin dudas, no es caprichoso: la escuela está ubicada a 150 metros de la planta de Milkaut, de la que obtiene la materia prima y a quien le vende los quesos elaborados. “Con la Ley Federal de los ‘90 desapareció el título de Técnico en Industrias Lácteas y en cierta forma perdimos la identidad de nuestra escuela”, describe Roberto Dell Elce.
Por esa época, la institución asumió otra terminalidad: la de Técnico en Gestión de las Organizaciones y logró mantener en pie la Planta Piloto y los laboratorios. Ahora, con la Ley Nacional de Educación de 2006 y los nuevos cambios curriculares, optó por la orientación de Industria de Procesos.
Sin embargo, dispuestos un poco a recuperar la identidad de escuela láctea, los docentes de Franck, junto a sus pares de una técnica de Arequito y personal del Ministerio de Educación, vienen trabajando fuerte desde el año pasado para armar la estructura curricular y los perfiles profesionales de la Tecnicatura en Tecnología de los Alimentos, para incorporarla a la propuesta de educación técnica de nivel medio de la provincia.
“Volver al título de técnico en industria láctea es una utopía, pero con esto nos acercamos un poco más", asegura el director.

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