Fue lo acordado por la Iglesia y la Casa Rosada. La visita se podría realizar entre noviembre y diciembre, un mes después de la elección legislativa. Francisco quiere evitar que el viaje tenga tintes políticos.
El principio de acuerdo fue alcanzado entre la propia Cristina Kirchner y el presidente del Episcopado argentino, monseñor José Arancedo, con ocasión de haber coincidido ambos en Roma para asistir a la toma de posesión de Francisco, si bien está ad referendum del Papa.
Cabe señalar que el Gobierno teme que lo afecte electoralmente la presencia del nuevo pontífice, con quien tuvo serias diferencias políticas cuando este era arzobispo de Buenos Aires y llegó a considerarlo “el verdadero jefe” de la oposición, al punto de que Jorge Bergoglio y el entonces presidente Néstor Kirchner no se hablaron por años.
Para la Iglesia la venida a la Argentina entrañaría el riesgo de que sea entendido en clave electoral y la institución eclesiástica suele poner gran esmero en no quedar atrapada en el fragor de la campaña electoral. Por ejemplo, el Episcopado argentino evita documentos críticos en vísperas de elecciones según informa el diario Clarín.
Ahora la cautela es mayor porque, además del perfil opositor que le venía asignando el oficialismo a Bergoglio, se suman las críticas que referentes del kirchnerismo lanzaron contra Francisco tras su elección.
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