El accidente ocurrido esta
semana reaviva el debate sobre qué hacer en esa peligrosa vía. Los
especialistas critican la falta de controles, pero también hablan de las
fallas humanas.
La Capital |
Las comunidades que en la década del 90 hicieron lobby junto a
legisladores para que continuara la construcción de la autopista
Rosario-Córdoba, en especial por la seguridad que iba a acarrear frente a
la peligrosa y traumática ruta 9, están enfrentando una realidad
ineludible: la increíble sucesión de choques fatales, incluso frontales,
que se dan en la doble traza. “¿Por qué tenemos tantos choques?”, se
preguntan ahora estas mismas personas frente a esta obra que supone
seguridad, comodidad y acortamiento de distancias. Y la respuesta no se
hace esperar: la causa radica mayormente en la elevada velocidad que
desarrollan las unidades, en las distracciones y, en muchos casos, en la
imprudencia.
El miércoles pasado, un utilitario KIA chocó de frente contra un camión mosquito que trasladaba automóviles a la altura de San Jerónimo. El saldo fue la muerte de cinco integrantes de una misma familia. Guillermo Barletta (45 años), su esposa Paula Vallarin (41), y sus hijos Francisco (7), Franca (9) y Julia (13). Sólo una chica, Federica Barletta, de 14 años, sobrevivió. Aunque los motivos del choque son aún objeto de investigación, el caso conmovió a la región y llamó a la reflexión de especialistas e involucrados en la vida de esta peligrosa vía.
Expertos en temas viales, funcionarios, personal de Defensa Civil y hasta la propia gente que trabaja en las rutas, como bomberos y policías, aseveran que la transgresión “está al orden del día”, pero también señalan que existen muchas cuestiones a mejorar, sobre todo en la provincia de Santa Fe, donde los controles brillan por su ausencia. Y coinciden efectivamente en que la única manera de poner coto a esta realidad que está golpeando desde el mismo momento en que se habilitó la autopista, es la aplicación de estrategias como ya lo viene realizando la provincia de Córdoba.
El tema no es nuevo. Las comunidades como Cañada de Gómez, Carcarañá, Armstrong y Correa, entre otras, vienen debatiendo esta problemática desde hace más de dos años. La discuten, entre otras cosas, porque han tenido que incrementar los recursos para “atender los accidentes que, en las cifras actuales, no estaban previstos”.
En marzo de 2010, un debate realizado en el seno del Consejo de Seguridad Ciudadana de Cañada de Gómez (del que este diario dio cuenta en su momento) culminó con un contundente pedido al Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe: la implementación de la policía caminera. Esta solicitud fue firmada por miembros de Bomberos Voluntarios y Defensa Civil, entre otras organizaciones. “Es enorme el número de accidentes de tránsito y de igual impacto la cantidad de infracciones que se cometen, casi todas vinculadas al exceso de velocidad”, dijeron en ese entonces los voceros de aquella reunión que se realizó en el auditorio Santa Cecilia.
De frente. “Hicimos una autopista y seguimos chocando de frente, esta sí que es una situación impensada. El gran problema siempre es la velocidad. Encima, las camionetas que se ven por las rutas tienen un el centro de gravedad más elevado, por lo tanto son más inestables, pero parece que esto nadie lo sabe”, dijo el especialista en temas viales Osvaldo Aymo.
El asesor en cuestiones de seguridad añadió que cada vez que cruza la provincia de Santa Fe, en sus viajes de capacitación, no encuentra “ningún control en el territorio santafesino”, y añadió que “ni siquiera se ponen algunos conos que hagan que quienes circulan a mucha velocidad saquen el pie del acelerador”.
Atento a lo que pasa en el resto del mundo, Aymo dijo que en Suecia han instalado barreras y es imposible un choque frontal. “Te obligan a pasar a otras unidades en determinados sitios y en otros no”, graficó. “El peor accidente que hay que evitar es el frontal”, subrayó.
Qué hacer. De hecho, días pasados, cuando La Capital publicó la crónica de la tragedia de San Jerónimo, muchos vecinos incentivaron su creatividad a la hora de evitar el choque frontal en la autopista: hablaron de árboles, bloques de cemento, e incluso hasta algunos propusieron que se pongan tramos de alambrado.
El miércoles pasado, un utilitario KIA chocó de frente contra un camión mosquito que trasladaba automóviles a la altura de San Jerónimo. El saldo fue la muerte de cinco integrantes de una misma familia. Guillermo Barletta (45 años), su esposa Paula Vallarin (41), y sus hijos Francisco (7), Franca (9) y Julia (13). Sólo una chica, Federica Barletta, de 14 años, sobrevivió. Aunque los motivos del choque son aún objeto de investigación, el caso conmovió a la región y llamó a la reflexión de especialistas e involucrados en la vida de esta peligrosa vía.
Expertos en temas viales, funcionarios, personal de Defensa Civil y hasta la propia gente que trabaja en las rutas, como bomberos y policías, aseveran que la transgresión “está al orden del día”, pero también señalan que existen muchas cuestiones a mejorar, sobre todo en la provincia de Santa Fe, donde los controles brillan por su ausencia. Y coinciden efectivamente en que la única manera de poner coto a esta realidad que está golpeando desde el mismo momento en que se habilitó la autopista, es la aplicación de estrategias como ya lo viene realizando la provincia de Córdoba.
El tema no es nuevo. Las comunidades como Cañada de Gómez, Carcarañá, Armstrong y Correa, entre otras, vienen debatiendo esta problemática desde hace más de dos años. La discuten, entre otras cosas, porque han tenido que incrementar los recursos para “atender los accidentes que, en las cifras actuales, no estaban previstos”.
En marzo de 2010, un debate realizado en el seno del Consejo de Seguridad Ciudadana de Cañada de Gómez (del que este diario dio cuenta en su momento) culminó con un contundente pedido al Ministerio de Seguridad de la provincia de Santa Fe: la implementación de la policía caminera. Esta solicitud fue firmada por miembros de Bomberos Voluntarios y Defensa Civil, entre otras organizaciones. “Es enorme el número de accidentes de tránsito y de igual impacto la cantidad de infracciones que se cometen, casi todas vinculadas al exceso de velocidad”, dijeron en ese entonces los voceros de aquella reunión que se realizó en el auditorio Santa Cecilia.
De frente. “Hicimos una autopista y seguimos chocando de frente, esta sí que es una situación impensada. El gran problema siempre es la velocidad. Encima, las camionetas que se ven por las rutas tienen un el centro de gravedad más elevado, por lo tanto son más inestables, pero parece que esto nadie lo sabe”, dijo el especialista en temas viales Osvaldo Aymo.
El asesor en cuestiones de seguridad añadió que cada vez que cruza la provincia de Santa Fe, en sus viajes de capacitación, no encuentra “ningún control en el territorio santafesino”, y añadió que “ni siquiera se ponen algunos conos que hagan que quienes circulan a mucha velocidad saquen el pie del acelerador”.
Atento a lo que pasa en el resto del mundo, Aymo dijo que en Suecia han instalado barreras y es imposible un choque frontal. “Te obligan a pasar a otras unidades en determinados sitios y en otros no”, graficó. “El peor accidente que hay que evitar es el frontal”, subrayó.
Qué hacer. De hecho, días pasados, cuando La Capital publicó la crónica de la tragedia de San Jerónimo, muchos vecinos incentivaron su creatividad a la hora de evitar el choque frontal en la autopista: hablaron de árboles, bloques de cemento, e incluso hasta algunos propusieron que se pongan tramos de alambrado.
Mientras tanto, Vialidad Nacional
estudia por estas horas la posibilidad de construir una especie de zanja
que separe de modo más marcado los dos carriles de circulación en la
autopista, justamente para intentar evitar los accidentes graves que se
vienen registrando por vehículos que se cruzan de una vía de circulación
a otra, tal cual lo reveló el jefe de la delegación Córdoba del
organismo, Raúl Daruich.
No es el único. El accidente que le costó la vida a cinco integrantes de la familia Barletta no es el único. Al menos, hubo tres con esas características, pero pueden ser muchos más si se suman otros en los que los vehículos no impactaron contra algo.
No es el único. El accidente que le costó la vida a cinco integrantes de la familia Barletta no es el único. Al menos, hubo tres con esas características, pero pueden ser muchos más si se suman otros en los que los vehículos no impactaron contra algo.
Uno de los últimos ocurrió el pasado
6 de julio cuando un Volkswagen Voyage salió de su vía, atravesó el
cantero central e impactó con un Fiat Palio que iba en sentido
contrario. Hubo cuatro muertos. También se supo que varios de los
accidentes registrados en 2012 en esa autopista contaron con un sólo
vehículo involucrado. Vuelcos, despistes o choque contra guardarais.
Hechos que ponen de relieve factores como exceso de velocidad o
distracciones.
La reflexión de Aymo es compartida
por funcionarios provinciales. Guillermo Cherner, coordinador del área
interjurisdiccional de la Agencia de Seguridad Vial de Santa Fe, resaltó
que la mayoría de los accidentes no son por las condiciones viales,
sino por los excesos de velocidad. “La autopistas predisponen a circular
rápido y eso da menos reacción al conductor”, expresó. Entre los
problema más destacados en las autovías aparecen la distracción de los
conductores, probablemente debido al diseño y la comodidad de este tipo
de carreteras.
Cherner destacó que según el
relevamiento del Observatorio Vial “las condiciones técnicas son buenas,
la autopista está realizada correctamente y el estado actual es bueno.
Pese a que los primeros kilómetros tienen más antigüedad, no se puede
decir que el corredor esté en mal estado”.
Finalmente, el director de la
Agencia Provincial de Seguridad Vial, Mariano Cuvertino, puso cierto
orden al aseverar cuáles son las principales causas de los accidentes de
tránsito: en primer lugar está el exceso de velocidad y en segundo y
tercero, los errores humanos y los problemas mecánicos.
La ciudad y la región se vistieron
esta semana de luto, y la tragedia volvió a poner la seguridad vial en
el centro del debate. Todo lo que se pueda decir parece poco, pero está
claro que queda mucho por hacer.
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