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miércoles, 21 de septiembre de 2016

Tras los últimos hechos de la semana pasada Inseguridad en el transporte público: piden continuidad en los controles

La policía realiza controles sorpresivos dentro de los coches en cualquier tramo de los recorridos. Desde la UTA solicitan que la medida se prolongue y no sea “sólo una cuestión del momento”.


Mercado cautivo. La modalidad de robo sobre los colectivos es siempre la misma: suben dos personas, uno amenaza al chofer y el otro se ocupa de recolectar las pertenencias del pasaje. Las situaciones suelen ser muy violentas. Foto: Mauricio Garín

El Litoral

Ramona ya no vuelve a Punta Norte en el 11, como siempre. No confía, no está tranquila. Desde la semana pasada, en la que desconocidos abrieron fuego contra una unidad de la línea, invierte parte de lo que gana, cuidando un anciano en el barrio Guadalupe, en pagar un taxi. “Está muy fea la cosa”, le dijo a El Litoral ayer a la mañana, sentada contra la ventanilla del coche, abrazada a su cartera.

No es la única que está en alerta. A partir de los últimos hechos ocurridos, todos perpetrados con mucha violencia a bordo o en contra de las unidades del transporte público, la policía realiza controles sorpresivos en los recorridos de las líneas.

El sector empresario y representantes de la Unión Tranviaria Automotor (UTA) mantienen reuniones frecuentes con funcionarios del Ministerio de Seguridad de la provincia. En el caso de la línea 11, una de las que fueron blanco de los delincuentes como la 9 y la 10, dispuso una custodia privada durante la noche y la madrugada, en el recorrido que los coches realizan por los barrios del norte de la ciudad. Una zona “roja” para el transporte público. 

“A todas las autoridades les decimos lo mismo: necesitamos que los controles y cualquier medida que se aplique sea duradera. Ayer detuvieron a dos hombres con una ganzúa. Es la prueba de que funciona”, remarcó el secretario adjunto de UTA, Marcelo Gariboldi. 

Desde el gremio analizan minuciosamente el resultado de los operativos y, en caso de que los hechos se repitan, están dispuestos a tomar medidas “drásticas”, dijo Gariboldi.

Presa fácil

Robar en un colectivo, es como pescar en una pecera. “Los he visto y siempre apuntan a gente grande o a mujeres, personas que se ven vulnerables. Tomo todos los días el 10 y hasta ahora nunca ví un control”, contó Iván, un joven estudiante a bordo.

“Los compañeros de la noche nos dicen que, por ahora, no ven controles. El problema es cuando baja el sol”, aseguró Gabriel Coria, delegado de la línea 10, mientras manejaba su colectivo. Un señor mayor le pide un boleto centro, marca en la máquina y sigue: “El botón de alerta funciona en la mayoría de los coches, pero es relativo, porque actúa cuando el hecho ya está consumado”. 

En ese sentido el delegado señaló que resulta imperioso afinar las tareas en materia preventiva. “Lo pedimos por el pasaje y porque nosotros tenemos derecho a trabajar tranquilos”, insistió. 

Gabriel Díaz es chofer hace 22 años. Los dos últimos conduce un coche de la 11. “En estos días me llama la atención como está la gente con el tema, a veces cuando llegamos a una parada y ven una cara rara me gritan que no lo levante”. 

La marca de la violencia

Marcelo Quinteros recorre, sin apuro, el carril exclusivo de la avenida Rivadavia. Saluda amable a cada uno de los pasajeros que suben y ellos le sonríen. Semáforo en rojo, clava el freno del colectivo de la 9 y le da pie a contar por que tiene en el antebrazo derecho, la marca de una mordedura. Un circulo imperfecto, que no se borra todavía. 

Foto: Mauricio Garín


“Hace 20 días, iba por Facundo Zuviría y Correa, a las 11.30, y de pronto un tipo que había pagado el boleto, asaltó a una pasajera. Se viene para acá adelante con una cuchilla en la mano y me amenaza para que le abra la puerta. Le agarré la mano de la cuchilla, forcejeamos y con la otra alcancé a activar el botón de pánico. Así hasta que llegó la policía, fueron momentos de terror. En un segundo se me prendió del brazo. Y bueno, ahí me quedó la mordida. La policía llegó en cinco minutos y se lo llevaron”, relató.

Desde entonces tomó precauciones en la unidad: circula con la puerta cerrada siempre, recomienda a los usuarios que cuiden sus pertenencias, si hay poco pasaje le solicita que se sienten todos en las filas de adelante, a la vista.

“Ahora vemos más patrullaje policial y eso tranquiliza, sirve. El hecho de ver las luces de los patrulleros aporta a la prevención”, afirmó Marcelo y frenó, para que el equipo de El Litoral descienda. 

Testimonios

Ramona, Barrio Punta Norte:  

“Sé que me tengo que cuidar. A partir de lo que pasó la semana pasada me tomo taxi a la noche, es un gasto la verdad. Está muy fea la cosa, uno no puede creer que roben arriba de un colectivo”.

Nancy, Barrio UPCN: 

“Los controles duran poco, ya sabemos eso. Yo entro muy temprano a trabajar en el Hospital Cullen y a veces veo cuando en Facundo Zuviría suben pibes que salen del boliche de la zona, todos borrachos. Pero en el cole pasa lo mismo que en el barrio, uno ya no puede andar por la calle tranquilo”.
 

Dos hombres detenidos 

En el marco de los operativos de saturación que llevó a cabo ayer la Policía de la provincia, con participación de la Gendarmería nacional detuvieron a dos hombres, a bordo de un colectivo de la línea 5. Según el jefe de la agrupación Cuerpos, comisario Hernán Ferrero, en la oportunidad se revisaron 50 unidades del transporte público de pasajeros entre colectivos, taxis y remises; y unas 246 personas. El punto de control —coordinado con la Municipalidad— se ubicó que calle Gorostiaga y la avenida Blas Parera. Los dos detenidos, ambos mayores de edad, portaban una ganzúa que es habitualmente utilizada en el robo de vehículos. Fueron trasladados a la comisaría 10. 

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