Ocurrió anoche en el callejón Laborié, cerca del terraplén. Tres delincuentes golpearon salvajemente a un hombre.
Foto: El Litoral
Joaquín Fidalgo
jfidalgo@ellitoral.com
“Yo estaba en la computadora, trabajando, mientras mi esposa comenzaba a preparar la cena, como habitualmente hacemos a esa hora. Eran las 21.30 aproximadamente y sentí que llegaba un automóvil. Entonces salí para ver quién era. Cuando abrí la puerta observé que se me abalanzaba un hombre armado y ya era demasiado tarde. Me puso una pistola en la cabeza y me agarró del pecho. Así me hizo retroceder varios metros, hasta adentro de la casa. Otro tipo hizo lo mismo con mi esposa. A los dos nos tiraron al piso y nos ataron pies y manos con alambre para enfardar”, recordó esta mañana Francisco Courault, quien es propietario de algunas agencias de quiniela de la zona de la costa.
“Me pedían la plata, la plata -agregó-. Pudimos desatarnos. Yo comencé a forcejear con uno de ellos, el más violento, y entonces me dio el primer culatazo. Luego, como yo no le respondía me trató de levantar. Otra vez nos trabamos en lucha y ahí me aplicó el segundo golpe con la culata. Mi señora aprovechó que el otro delincuente también vino conmigo, dio una vuelta y finalmente pudo escapar de la casa. Ellos la persiguieron, pero no la alcanzaron. Entonces volvieron y ahí ligué el culatazo más fuerte en el cráneo. Se quedaron unos minutos más, tomaron algo de dinero que había en una caja y escaparon”.
Ese tiempo que demoraron los malvivientes le dio tiempo a la mujer a llegar hasta la casa de uno de sus hijos, a pocos metros del lugar. Este joven pudo observar como los asaltantes huían a bordo de un automóvil y lo siguió hasta la ciudad de San José del Rincón.
“Se metieron en una vivienda ubicada a dos cuadras de la comisaría de Rincón. Entonces avisó a la policía. Los uniformados rodearon la manzana, pero se ve que dejaron algún hueco, porque sólo encontraron a uno de ellos, oriundo de Neuquén, quien tenía en su poder una pistola calibre 9 milímetros, con cargadores especiales. También hallaron ahí parte de lo que me habían sacado”, relató la víctima.
Mientras tanto, el agenciero fue trasladado por familiares hasta el Hospital Cullen, donde se le practicaron curaciones. A raíz de los culatazos, terminó con varios puntos de sutura en el cuero cabelludo.
“Yo tengo 74 años y mi señora 53. Ambos padecemos problemas cardíacos y quedamos muy mal por lo ocurrido. Y no es la primera vez que nos pasa, porque ya nos han asaltado muchas veces, tanto en nuestro domicilio como en las agencias”, se quejó Coureault.
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