Lucas Díaz, Bruno Aroza Rodríguez, Gianni Weinand y María Clara Cortizo, estudiantes del Politécnico alcanzaron la plata y el bronce en la Olimpíada Nacional que se desarrolló en Córdoba. Los ganadores fueron parte de una prueba de la que participan los cien mejores de todo el país.
La Capital |
Tienen entre 15 y 17 años, se divierten resolviendo problemas físicos y disfrutan con otros adolescentes de todo el país de esa misma pasión por la ciencia. Tan es así que fueron premiados con medallas de plata y bronce en la 24º Olimpíada Argentina de Física. Son Lucas Díaz, Bruno Aroza Rodríguez, Gianni Weinand y María Clara Cortizo, todos alumnos del Politécnico (UNR). La competencia es organizada todos los años por la Facultad de Matemática Astronomía y Física (Famaf), de la Universidad Nacional de Córdoba, y con el auspicio y financiamiento del Ministerio de Educación de la Nación. La prueba, a la que llegan los 100 mejores de todo el país en la materia, pone en debate una vez más la enseñanza de la disciplina en las escuelas provinciales.
Teoría y experimentos físicos, en eso se divide la etapa nacional de la Olimpíada de Física que este año se desarrolló del 20 al 25 de octubre en Córdoba. Allí llegaron los 100 alumnos de todo el país que antes aprobaron las “pruebas preparatorias”. Bruno, Lucas y Gianni se llevaron las medallas de plata, María Clara la de bronce. Todos son ahora potenciales participantes de las olimpíadas Iberoamericana e Internacional programadas para el 2015; la primera en Bolivia, la segunda en la India.
Sin embargo, en charla con La Capital, más que de hablar de los problemas en sí o el mérito que alcanzado se inclinan por definir a las olimpíadas como “un lugar de encuentro” con otros jóvenes, donde además “es posible divertirse” haciendo física.
“Yo me divierto en estas pruebas, aprendí a no estar tan presionado y a decir «este ejercicio está bueno, no sé si me va salir», es decir como un desafío”, dice Gianni y subraya que el secreto para hacerlo bien atractivo no está en repetir una fórmula sino conocer el proceso de resolución: “Un enfoque más interesante que decir cómo resolver un problema es contar de dónde sale esa formula, algo que no siempre se explica en la escuela”.
Bruno agrega que las anécdotas alrededor de los fenómenos físicos “sirven mucho para aprender”; también que todos estos problemas científicos “ayudan en la vida diaria”. A diferencia de sus compañeros es la primera vez que participa de esta olimpíada de la Famaf (compitió en otras de matemática y ciencias), y con excelentes resultados.
Aprender y divertirse. Lucas, de 15 años, describe que cuando tiene un ejercicio en sus manos se divierte probando fórmulas no convencionales. “Para que las cosas me queden necesito saber cómo llegué ahí. A veces las historias de los físicos, cómo llegaron a una fórmula ayuda más que repetirla. Usando demostraciones es más sencillo para aprender y te divertís”, insiste. Aunque en su opinión lo sustancioso de las olimpíadas está en “las ganas de ir para encontrarse con gente de todas las provincias”. “Es como un choque de culturas en el mismo país. Por ejemplo, ahí descubrí que la pizza a la parrilla no es tan conocida, y yo pensaba que era algo común”, confiesa todavía sorprendido.
Para María Clara ese intercambio con estudiantes de diferentes ciudades también es muy valioso: “De pronto te das cuenta que hablamos de las mismas cosas, de los mismos problemas”. Dice que esta vez el debate pasó por la educación, donde notaron las diferencias en cómo se enseña la materia. Algo que a veces influye para que “otros chicos no puedan ver la parte linda de la física, y la sientan como un mundo difícil de alcanzar”. “No hay que tenerle miedo”, invita la estudiante de 16 años.
Este año los organizadores sumaron otra instancia de participación: fotografiar fenómenos físicos. Así los participantes se lanzaron con sus celulares a buscar ejemplos. También hubo premio para María Clara.
La pregunta del millón es por qué de la ciudad (y provincia) son siempre los alumnos del Politécnico los que llegan a estas competencias nacionales. El profesor Juan Farina, jefe del departamento de física del Poli y entrenador de los estudiantes, considera que el gran obstáculo sigue siendo la poca enseñanza de la disciplina en las escuelas secundarias. “De alguna manera esta participación muestra lo limitado de la enseñanza de la física, del lugar que tiene en los nuevos programas”, se lamenta el docente, sobre todo porque analiza que la física es clave para despertar vocaciones científicas, además de entusiasmar a los más chicos con estos conocimientos.
Sin embargo, en charla con La Capital, más que de hablar de los problemas en sí o el mérito que alcanzado se inclinan por definir a las olimpíadas como “un lugar de encuentro” con otros jóvenes, donde además “es posible divertirse” haciendo física.
“Yo me divierto en estas pruebas, aprendí a no estar tan presionado y a decir «este ejercicio está bueno, no sé si me va salir», es decir como un desafío”, dice Gianni y subraya que el secreto para hacerlo bien atractivo no está en repetir una fórmula sino conocer el proceso de resolución: “Un enfoque más interesante que decir cómo resolver un problema es contar de dónde sale esa formula, algo que no siempre se explica en la escuela”.
Bruno agrega que las anécdotas alrededor de los fenómenos físicos “sirven mucho para aprender”; también que todos estos problemas científicos “ayudan en la vida diaria”. A diferencia de sus compañeros es la primera vez que participa de esta olimpíada de la Famaf (compitió en otras de matemática y ciencias), y con excelentes resultados.
Aprender y divertirse. Lucas, de 15 años, describe que cuando tiene un ejercicio en sus manos se divierte probando fórmulas no convencionales. “Para que las cosas me queden necesito saber cómo llegué ahí. A veces las historias de los físicos, cómo llegaron a una fórmula ayuda más que repetirla. Usando demostraciones es más sencillo para aprender y te divertís”, insiste. Aunque en su opinión lo sustancioso de las olimpíadas está en “las ganas de ir para encontrarse con gente de todas las provincias”. “Es como un choque de culturas en el mismo país. Por ejemplo, ahí descubrí que la pizza a la parrilla no es tan conocida, y yo pensaba que era algo común”, confiesa todavía sorprendido.
Para María Clara ese intercambio con estudiantes de diferentes ciudades también es muy valioso: “De pronto te das cuenta que hablamos de las mismas cosas, de los mismos problemas”. Dice que esta vez el debate pasó por la educación, donde notaron las diferencias en cómo se enseña la materia. Algo que a veces influye para que “otros chicos no puedan ver la parte linda de la física, y la sientan como un mundo difícil de alcanzar”. “No hay que tenerle miedo”, invita la estudiante de 16 años.
Este año los organizadores sumaron otra instancia de participación: fotografiar fenómenos físicos. Así los participantes se lanzaron con sus celulares a buscar ejemplos. También hubo premio para María Clara.
La pregunta del millón es por qué de la ciudad (y provincia) son siempre los alumnos del Politécnico los que llegan a estas competencias nacionales. El profesor Juan Farina, jefe del departamento de física del Poli y entrenador de los estudiantes, considera que el gran obstáculo sigue siendo la poca enseñanza de la disciplina en las escuelas secundarias. “De alguna manera esta participación muestra lo limitado de la enseñanza de la física, del lugar que tiene en los nuevos programas”, se lamenta el docente, sobre todo porque analiza que la física es clave para despertar vocaciones científicas, además de entusiasmar a los más chicos con estos conocimientos.
Otros estudiantes que siguieron sus pasos
Otros estudiantes del Instituto Superior Politécnico General San Martín fueron premiados en la Olimpíada Nacional de Ciencias Junior que se realizó en Mendoza en agosto pasado.
Se trata de Lucas Díaz e Ignacio Lembo, quienes lograron obtener las tan ansiadas medallas de oro.
Además de Lucas Scaglione y Lucas Luppi, con medallas de bronce.
Y en la Olimpíada Americana de Ciencias Juniors, también desarrollada en Mendoza, pero del 23 de septiembre al 2 de octubre, hubo medalla de oro para Lucas Díaz; de plata para Ignacio Lembo y de bronce para Vanesa Grossi y Valeria Salerno Gonzáles.
Se trata de Lucas Díaz e Ignacio Lembo, quienes lograron obtener las tan ansiadas medallas de oro.
Además de Lucas Scaglione y Lucas Luppi, con medallas de bronce.
Y en la Olimpíada Americana de Ciencias Juniors, también desarrollada en Mendoza, pero del 23 de septiembre al 2 de octubre, hubo medalla de oro para Lucas Díaz; de plata para Ignacio Lembo y de bronce para Vanesa Grossi y Valeria Salerno Gonzáles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario