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domingo, 14 de septiembre de 2014

SANTA FE: Notas, niñez y frustración, un debate sobre la escuela actual

Santa Fe no evalúa cambiar el modo de calificación pero sí apunta a generar un legajo único para cada alumno. Una especialista analizó el impacto que ese tipo de medidas tiene en los chicos

La provincia de Buenos Aires definió eliminar los aplazos en la primaria y despertó el debate sobre la exigencia en la escuela. En Santa Fe esa posibilidad no está ni siquiera en discusión ya que el sistema de calificación es diferente. Sin embargo, la ministra de Educación adelantó que se analiza la creación de un legajo único de los alumnos para tener un mejor seguimiento de su trayectoria educativa. La opinión de una especialista sobre la frustración y el esfuerzo en niños y jóvenes.

El anuncio de la cartera educativa bonaerense generó una gran cantidad de opiniones a favor y en contra de la iniciativa. Es que, con la excusa de no frustrar ni estigmatizar a los chicos que no alcanzan los objetivos pedagógicos, muchos cuestionan si no se busca disminuir la calidad educativa. Desde el año próximo la nota más baja en las primarias será el cuatro y los chicos tendrán la posibilidad de pasar de año adeudando dos materias.

En Santa Fe, el tema ni siquiera está en discusión porque el sistema de calificación es diferente. De todas maneras, la ministra Balagué reconoció que el problema de la repitencia está acentuado en primer grado –donde se trabaja para que no exista más la posibilidad de repitencia de acuerdo a lo definido en 2012 por el Consejo Federal de Educación (CFE)–.

De 1º a 6º grado los chicos son evaluados con letras NS (no satisfactorio), S (satisfactorio), B (bueno) y E (excelente). A partir de 7º grado sí se utilizan notas de uno a 10, con el objetivo de lograr una mejor articulación con la secundaria.

“Es un sistema que no pensamos modificar. Sí acompañamos permanentemente las trayectorias pedagógicos de los chicos, hay un seguimiento muy personalizado que debe hacer cada uno de los docentes para verificar los aprendizajes y que se sostenga la calidad educativa dentro del nivel”, indicó Balagué en declaraciones a medios rosarinos.

En ese sentido, acotó que se está planificando la creación de un legajo único de cada estudiante. “Creemos que, a veces, el pasaje del alumno del inicial al primario y del primario al secundario trae sus dificultades y, en ese sentido, que el seguimiento del alumno sea desde los cuatro años hasta la secundaria va a garantizar aún más las trayectorias escolares”, manifestó.

Y detalló que “además de las notas va a tener descripciones y observaciones de cómo fueron los aprendizajes de ese chico. Qué cosas le costaron más y cuáles menos. Y características del entorno social porque eso influye muchísimo en la base; no es lo mismo el chico al que el papá o la abuela le lee cuentos desde chiquititos al que no tiene esa posibilidad. De esa manera, haciendo ese seguimiento y garantizando la calidad educativa en esa trayectoria, creemos que los resultados van a ser mucho mejores”.

En cuanto a la repitencia en la primaria, la funcionaria reconoció que el mayor índice está en primer grado –cerca del tres por ciento– pero que en los siguientes va bajando y lo atribuyó a la “maduración y adaptación de los chicos”. Cabe destacar que el Consejo Federal de Educación puso como plazo máximo 2016 para la implementación de la no repitencia del 1º grado por entender a 1º y 2º como un solo núcleo de formación.

Esfuerzo y tolerancia
Cambios como el de Buenos Aires y el definido por el CFE suelen generar reacciones diferentes tanto entre especialistas como en el resto de la sociedad. Nancy Francalanza, psicóloga social y especialista en educación inicial, explicó que los cambios “tienen que ver con un principio de autoridad de la escuela y no sólo con bajar o subir las notas”.

La educadora manifestó que “tiene que ver con un cambio de época y una construcción de subjetividad diferente pero también con que la función social de la escuela se cumpla y con que los chicos puedan ir reconociendo en el estudio, en el esfuerzo y la responsabilidad un valor. No es sólo bajar o subir notas. Tiene que ver con un proceso más complejo que como sociedad tenemos que debatir”.

Francalanza señaló que no se puede atribuir sólo a la evaluación si un chico puede o no superar la frustración de una mala nota. “Parecería que no aplazando al alumno se solucionan temas de subjetividad y la autoestima de los alumnos se constituye en otro tipo de procesos, no sólo con una nota. Hay que darle un valor al estudio, al esfuerzo, a la responsabilidad, al compromiso. Éste es un debate profundo que hay que establecer no como un tema aislado”, analizó.

Y agregó: “Teniendo en cuenta las trayectorias escolares, los chicos tienen que tener un tiempo para encontrarle un sentido a lo que están haciendo. Pero cuando hay debilitamiento de la figura de autoridad del adulto –tanto del docente como de la familia– más la indiferencia del Estado genera que no se dé ejemplaridad a los chicos”.

Además evaluó que para los docentes ese tipo de cambios supone un desafío muy grande, un compromiso y una responsabilidad. “Se debe entender que hay una nueva configuración familiar y una nueva configuración subjetiva. Eso está vinculado a la época y hay que estar a la altura de los tiempos. Los chicos tienen que encontrar sentido a ir a la escuela y la institución tiene que interpelarse constantemente”, marcó.

Por lo que aclaró que ese nivel de exigencia que podría parecer demasiado tiene que ver con la tolerancia a la frustración por parte de niños y jóvenes. “Saber tolerar ciertas frustraciones y cierta demanda de estudio, aunque parezca arbitrario, es necesario para la vida. La vida requiere esfuerzo, trabajo, construcciones y no facilismo”, dijo y se mostró preocupada por el mensaje que queda en las nuevas generaciones.

“Los chicos ven, de pronto, una cultura donde la inmediatez y el hiperconsumismo son centrales –continuó–. Todo parece que tiene que ser el tener y no el hacer. Hay que volver a la fuente de hacer con esfuerzo, no de premios y castigos sino de reconocimiento a aquello que se hace bien. Si los chicos ven que hay un contexto que los aloja, los habilita y los acompaña pero, a la vez, les exige van conformando una subjetividad más saludable”.

UNO SANTA FE.

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