“Estamos indefensos ante los ladrones”, aseguró la propietaria, que ya decidió cerrar definitivamente el local. Los ladrones se llevaron casi toda la ropa, más de 100 mil pesos en mercadería.
El Litoral |
Se llamaba SantaCamila y había abierto sus puertas en ese lugar de Villa María Selva, en octubre del año pasado.
Este negocio sufrió su primera “herida” en noviembre y fue grave, apenas unos días después de su inauguración. Un solitario delincuente sorprendió a la propietaria, Adriana Censi, poco antes de que finalice la jornada. La amenazó de muerte, mientras le mostraba un arma de fuego, y le robó dinero en efectivo y el teléfono celular.
“Desde entonces, decidí atender al público ‘a puerta cerrada’. Es que estaba aterrada de que me pasara otra vez lo mismo. Me guiaba por las caras, el aspecto y mi intuición para decidir a quién abrirle”, relató esta mañana la mujer.
Esta madrugada, el comercio fue blanco de un golpe que terminó con sus días. Amparados por la noche y la lluvia, aprovechando que no había gente en la calle, ladrones destrozaron la puerta de blíndex de la pilchería. Aparentemente, usaron un pesado cortafierros que quedó tirado en el suelo, entre las astillas del vidrio. Seguramente fue alguien pequeño quien logró deslizarse por debajo de la reja que cuidaba el ingreso.
Los malvivientes no mostraron “piedad”. Se llevaron prácticamente toda la ropa. “Sólo quedaron dos vestidos, una campera, un par de remeras y los maniquíes, no sé por qué... Tuvieron mucho tiempo. Desaparecieron hasta las cortinas de los probadores. Había unos pocos pesos de cambio en una caja, pero ni lo tocaron a eso”, contó Censi.
“Cerca de las 8 me llamó uno de los vecinos -agregó- porque vio el cristal roto. Por la tormenta, demoramos media hora en llegar, a pesar de que vivimos cerca. Entonces, llamamos a la Central de Emergencias 911 pero la Policía llegó a las 11.30, es vergonzoso”.
Los malvivientes robaron más de 100 mil pesos en mercadería y también todas las esperanzas de la comerciante. “Tengo bronca e impotencia. No se puede trabajar así. Ya no quiero saber más nada con seguir intentando, porque los laburantes estamos desprotegidos ante la delincuencia. Este fue un golpe mortal para el local. Voy a cerrar las puertas y rescindir el alquiler”, se lamentó Adriana Censi.
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