Diario UNO de Santa Fe
Durante la jornada de ayer, Diario UNO de Santa Fe mantuvo un extenso diálogo con algunos de los hijos de Emilio Ramón Cardozo, de 50 años, apodado El Gringo, panadero, quien fuera baleado en la mañana del viernes cuando resistió la amenaza de un delincuente armado en su local “Una Nueva Oportunidad” ubicada en la esquina de avenida 12 de Octubre y Río Negro en el barrio Yapeyú.
Los hijos y sobrinos coincidieron en salir en la fotografía de espaldas ya que tienen miedo a represalias por parte de los delincuentes que asaltaron a su padre, lo balearon, y lo dejaron al borde de la muerte. Ellos son María José, de 30 años, médica y residente de pediatría; Julián de 23, jugador de fútbol del plantel profesional del Club Arsenal; María Emilia de 26 que es empleada de comercio; Débora Gómez de 21, nuera y empleada de la panadería de su suegro, y embarazada de cinco meses.
—¿Cuál es el estado de salud de Emilio Ramón Cardozo?
A la respuesta la dio María José que es médica, y actualmente está haciendo la residencia en Pediatría.
—Bien, mi papá está bien. Está compensado, estable y lúcido. Pero continúa sumamente dolorido, pero gracias a Dios está vivo.
“Hago propicia esta oportunidad que nos brinda el Diario UNO de Santa Fe, para hacer un público agradecimiento por este milagro de que nuestro padre esté vivo: primero a los policías del Cuerpo Guardia de Infantería del destacamento norte, que fueron los primeros que lo auxiliaron y lo cargaron en un patrullero y lo llevaron con las sirenas y las balizas encendidas hasta el hospital psiquiátrico Mira y López, donde médicos y enfermeras lo compensaron hasta que decidieron su traslado al Hospital Cullen”, relató.
“También, –continuó– a médicos y enfermeras del Cullen, que lo operaron y son parte necesaria y vital de esta cadena de personas excepcionales que hicieron posible que nuestro padre esté con vida. Reitero todo el agradecimiento de nuestra familia a ellos y para siempre.
—¿Su papá resistió el asalto del delincuente armado y por eso pasó toda esta situación?
—Sí. Nuestro padre está formado en el trabajo. Empezó a trabajar en panaderías a los nueve años. A los 35 tuvo su propia panadería en nuestra casa. Después, la crisis del 2001 nos fundió y tuvo que vender todo. El año pasado, en el mes de julio, con un enorme esfuerzo, cumplió nuevamente el sueño de volver a tener una panadería, y por eso se llama «Un Nuevo Comienzo». Mi papá siempre nos dijo a todos sus hijos que jamás se dejaría robar ni asaltar. Él tiene un carácter fuerte, pero es muy bueno.
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