Lo bautizaron Miqueas Ignacio, por fe cristiana y por Scocco, el ex delantero de Newell's. Su papá actuó de partero y un taxista de asistente.
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¿A quién se le ocurre ir apurado en estos días, más agobiantes que un baño turco? A Miqueas Ignacio Clavero, un bebé de 3,560 kilos que ayer decidió nacer, dos días antes de la fecha esperada, y en el taxi que lo llevaría a protagonizar su parto en la Maternidad Martin.
Lo llamaron Miqueas, por fe cristiana, porque es el nombre de un profeta que figura en el Antiguo Testamento, e Ignacio por Scocco, el delantero de Newell\'s; lo que lo convierte en un posible hincha rojinegro en el futuro.
A las 6.30, cuando el día de ayer ya se adelantaba como el infierno que sería por la tarde, el chiquito se empecinó en nacer. Su papá, Facundo Clavero, de 23 años, actuó de partero y el taxista, de quien hasta ayer no se conocía la identidad, ofició de asistente. Lo curioso es que Miqueas no es el único impaciente de la familia: su hermanita, Ariadna, hoy de 4 años, también llegó apurada y nació en la mesa de entradas de la Martin.
"Sólo el mayor, de 5 años (Mateo) llegó tranquilo", contó ayer el papá, quien con su esposa, Evelyn Rivero, también de 23 años, con estos chicos no ganan para sustos.
Pero la velocidad en un día agobiante no le hizo nada a Miqueas, que "nació a término y a las pocas horas había recuperado la temperatura y se alimentaba bien con la teta". Así lo confirmó la obstetra Verónica Bifalco, quien agregó, por si quedaban dudas, que "el bebé tiene un buen peso y está saludable".
Crónica del parto. Los médicos habían fijado como fecha de parto el 1º de enero, pero Miqueas refutó el pronóstico y ayer, cuando su mamá debía ir a la maternidad a realizarse un control, comenzó a pujar más de la cuenta.
"Mi mujer me dijo, «vamos, vamos que no doy más». El nene mayor estaba con los abuelos, vestimos a la nena a toda velocidad y nos preparamos. Teníamos la intención de dejar a la nena de paso también con sus abuelos, pero no llegamos y ella se asustó bastante con todo el revuelo", contó Facundo.
El muchacho salió a la vereda de su casa en zona norte (Provincias Unidas y Junín) y paró un taxi.
"Mi mujer gritaba, se sentó y al sentir que el bebé salía se desvistió. El taxista me preguntó dónde tenía una toalla y la buscó y nos ayudó. Nos tranquilizó en todo momento. Cuando menos nos dimos cuenta el bebé asomaba su cabeza, lo tomé con las manos y lo ayudé a salir lentamente, le apoyé las manos en los hombros y seguí sus movimientos hasta que le vi bien el cuello. El cordón le daba una vuelta, se lo desenrosqué. Todo era sangre, pero el taxista no dijo nada, no se quejó: todo lo contrario. Ya con el niño en brazos, y aún con el cordón unido a su mamá, fuimos hasta la maternidad hablando con el taxista. Cómo habrán sido nuestros nervios que ni le preguntamos cómo se llamaba".
Lo que siguió ya fue con más calma. La familia fue recibida en la maternidad con aire acondicionado, y eso en este diciembre es un verdadero privilegio. Los médicos recibieron a Miqueas y le cortaron el cordón. También se ocuparon de su mamá, que ayer por la tarde estaba con él en brazos, como si nada fuera de lo habitual hubiera ocurrido.
El vocero de la familia, el papá, le dijo a La Capital que desea para él y sus hermanitos que terminen de estudiar, porque él trabaja pero no finalizó su secundario. Tampoco lo hizo su mujer. Y parece una ironía, pero el nenito apurado no tiene cochecito y aún anda a pie. Si alguien tiene uno de más...
Taxista anónimo
“Por los nervios del momento no le pregunté el nombre ni el teléfono al taxista. Queremos darle las gracias”, dijo el papá de Miqueas.
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