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jueves, 5 de diciembre de 2013

Barrio Parque: Un ex imputado contó cómo Santoro lo invitó a participar de los robos fatales

"Vos venís, tocás el timbre, yo entro y vos te vas". Matías Massoni declaró ayer en el juicio oral y público contra Martín Santoro que, con esas palabras y mientras hacía un ademán de colocarse una capucha, el verdulero acusado por los crímenes de barrio Parque lo invitó a participar de asaltos a domicilios en 2010.
La Capital | 
Barrio Parque: Un ex imputado contó cómo Santoro lo invitó a participar de los robos fatales

 El muchacho, empleado de una empresa de cable, estuvo preso e imputado por encubrimiento en la misma causa penal pero resultó sobreseído por falta de pruebas. Ayer fue convocado como testigo a la sala de audiencias y declaró bajo juramento en la tercera jornada de debate. Relató que el imputado, quien le hizo trabajos como "fletero", le confesó que en uno de esos asaltos se le salió la capucha delante de la víctima y "tuvo que matarla".
Massoni, de 27 años, no declaró en la misma posición que otros testigos ajenos a la investigación porque había sido detenido en la causa el 9 de junio de 2010. Pasó 46 días en prisión acusado de encubrir tres homicidios. Los mismos por los que los jueces María Isabel Mas Varela, Juan José Tuatu y Roxana Bernardelli juzgan al verdulero Martín Santoro: el de Concepción Lavore, de 73 años, encontrada sin vida en su casa de Suipacha 2124 el 19 de febrero de 2010; el de José Savini, un jubilado de 73 años apuñalado en su vivienda de Zavalla el 13 de mayo de ese año; y el de Susana García de Giménez, de 75 años, asfixiada en Riobamba 3036 el 27 de mayo.
Cuatro días antes del arresto de Massoni había sido apresado Santoro, de 37 años e hijo del dueño de una histórica verdulería de barrio Parque. En su casa y en su utilitario se hallaron elementos sustraídos a las víctimas. Cuando lo indagaron por los asesinatos mencionó a Massoni y a José Antonio Marotto como reducidores de objetos robados. Esos dos hombres fueron implicados pero terminaron desligados al igual que otras siete personas y ayer participaron del juicio como testigos.
El fletero. El que abrió la tercera ronda de debate fue Massoni. El joven contó que aquel año conoció a Santoro a través de Carlos Colombini, quien tenía un negocio al lado del local de celulares de su amigo Marotto. Colombini también fue acusado de reducir bienes robados pero terminó fuera de sospecha, aunque desde septiembre de 2012 está preso por integrar la banda narco de Ignacio "Ojito" Actis Caporales.
"Le pregunté a Colombini si conocía algún flete porque necesitaba buscar productos de una fábrica y me lo presenta a él", recordó Massoni mientras apuntaba a Santoro en el banquillo. Contó que el verdulero lo llevó en su utilitario a la fábrica de electrodomésticos Gafa, donde hubo una serie de robos hormiga de mercadería con complicidad interna. Massoni, en cambio, dijo que fue a comprar a menor costo productos fallados, de noche y sin factura, y que en dos viajes adquirió dos heladeras, una cocina y un lavarropas.
En uno de esos viajes, relató, Santoro le preguntó si no se animaba a hacer un "trámite" con él, en referencia a robos domiciliarios. "Me quedé impactado. Le contesté que no era mi onda. En otra de las veces me volvió a insistir. Me dijo: «Yo no puedo ir porque una vez se me levantó la capucha y la tuve que matar»", reveló, sin precisar quién habría sido esa víctima. "Me convocaron para declarar y no dije que no porque a mí me perjudicaron. Yo no tendría que haber estado nunca en ese lugar", se defendió Massoni tres años después de su arresto.
A continuación declaró su vecino y también ex imputado Marotto, de 37 años. Dijo haber escuchado en su negocio una charla entre Víctor Vargas, un policía en disponibilidad que también estuvo implicado, y Massoni. Este último, refirió, contaba que su fletero "fue a robar a un lugar, lo reconocieron y tuvo que asesinar a alguien". "Yo no podía creer lo que escuché", dijo Marotto.
La voz leída. Santoro decidió no hablar en el juicio. Pero sus tres declaraciones, realizadas entre mayo y junio de 2010 tras ser detenido, fueron incorporadas por lectura ayer.
"Yo trabajo en una verdulería con mi viejo y conozco un chico que trabaja con nosotros, le pido una changuita, me proponen hacer algunos fletes en la fábrica Gafa. El domingo a la noche se comunicaba con una persona de Gafa y nos decía a qué hora buscar la mercadería. A mí me pagaban con dos cocinas, una heladera o un lavarropas", admitió entonces Santoro, y dijo que tres sábados antes de su arresto la misma gente le había ofrecido 5 mil pesos por "tenerle" las cosas que secuestraron en su vehículo, como un teclado, perfumes, cremas, un celular, un reloj, un cronómetro y hasta la llave de la casa de Susana García, de quien cinco conocidas dijeron ayer que era desconfiada, que no abría la puerta a extraños y que recibía pedidos a domicilio de la verdulería.
"Susana era una persona alegre. Hacía gimnasia conmigo, me apreciaba, había noches que hacíamos baile y como buena escorpiana era muy cuidadosa con sus ahorros", contó una amiga que pasó a buscarla la tarde del crimen y, como no atendía el timbre, llamó a un hijo de la mujer que fue al lugar y la encontró muerta.

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