El matrimonio partió desde Carlos Pellegrini e intentaba llegar a un sanatorio rosarino. La mamá y la niña, de nombre Julieta, fueron atendidas en el hospital de Carcarañá. Luego de la situación particular que les tocó protagonizar, la familia regresó feliz a Carlos Pellegrini.
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La vida, como la poesía, sopla donde y cuando quiere. Fue por eso que a la pequeña Julieta Chiavassa el pasado 20 de julio se le ocurrió nacer nada menos que en el auto de sus padres, en plena madrugada y en el kilómetro 340 de la autopista Rosario-Córdoba, a la altura de Carcarañá.
El caso trascendió recién ahora; esa noche, en el auto y en plena madrugada, el matrimonio integrado por Soledad, de 31 años y Fabricio Chiavassa de 39, provenientes de Carlos Pellegrini, vivió inesperadamente la llegada de su segunda hija, poco antes de arribar a Rosario para internar a la mamá en la maternidad del Sanatorio Británico.
El sábado 20 de julio a la una de la mañana, Soledad empezó con algunas contracciones esporádicas. No eran rítmicas ni tan fuertes. Así estuvo durante dos horas. Fabricio estaba festejando el día del amigo y Soledad dudaba en llamarlo. Pero cuando las contracciones se hicieron más fuertes, lo llamó y también consultó al sanatorio rosarino. Allí, el personal no pudo ubicar al médico obstetra que atendía a Soledad, pero le recomendaron que igualmente viajaran rápidamente a Rosario.
Soledad relató luego al Portal Pellegrinense.com.ar que "ni bien salimos a la ruta rompí bolsa. Como el médico me había dicho que una vez que esto ocurría, podían pasar como dos horas hasta tener a la beba, seguimos viaje. Más o menos a la altura de la localidad de Los Cardos, en la ruta 13, las contracciones empezaron a producirse más seguido; ya ocurría una cada cinco minutos. Después ya no me daba tiempo a recuperarme".
Fuerte dolor. La mamá continuó su relato recordando que "cuando llegamos a la autopista y más o menos a la altura de Cañada de Gómez, sentí un dolor muy fuerte en la cintura; recliné el asiento y me acomodé".
Por su parte, su esposo Fabricio contó que "le pregunté a ella si quería entrar a Cañada de Gómez; estábamos con la duda sobre qué hacer, pero a los cinco minutos Sole sintió una contracción fuerte y, a la siguiente, ya tenía la cabeza de la beba afuera. Con el pujo siguiente ya salió completa. Ella la sostuvo; yo estaba medio shockeado y no sabía qué tenía que hacer".
"El me preguntaba si paraba o seguía −continuó Soledad−, pero no podíamos parar porque estábamos en medio de la autopista a la madrugada. Eran las 5.15 de la mañana, así que tapé a Julieta con camperas y pusimos la calefacción bien fuerte; sentía que respiraba y la sacudí un poco para que llorara. Lloró y entonces la apoyé en mi pecho", dijo Soledad.
Fabricio confesó que "estaba desesperado. Paré, y cuando miré hacia adelante, estaba en el peaje. Ahí pregunté si había una ambulancia, pero no me dijeron que no. Me mandaron para Carcarañá. Ahí no conocíamos, no sabíamos donde quedaba. Paramos en una estación de servicio y pregunté por el hospital. Cuando llegamos una enfermera nos recibió y le dije que mi mujer había tenido una beba arriba del auto. La chica salió corriendo y rápidamente vinieron los médicos y otras enfermeras que trajeron frazadas, cortaron el cordón umbilical y bajaron a la nena. Sole se bajó caminando", reveló Fabricio.
"Cuando la atendieron a Julieta, terminé el alumbramiento. Ahí estuvimos tres horas y luego fuimos en ambulancia a Rosario al Británico", contó Soledad.
Sensaciones. Con mucha emoción, la mamá se quebró y describió sus sensaciones en el momento del nacimiento de Julieta: "Me sentía como desamparada. Estábamos solos en medio de la autopista y sentí mucho miedo. Pero muy de adentro me brotó el impulso de tranquilizarme, de abrazarla, de agarrarla, de besarla y protegerla. Sentí que pasamos mucho tiempo en medio de la nada. Después, todos nos decía porqué no se nos ocurrió esto o lo otro, pero en ese momento no se nos ocurrió nada. Salimos preparados para llegar a Rosario y fuimos solos porque mi familia se quedó a cuidar a mi otro hijo, Enzo. Hoy, que se cómo se dieron las cosas, hubiera hecho todo de otra manera, pero no nos imaginábamos que iba a nacer arriba del auto, en esa situación".
"Estábamos desesperados, por suerte tomamos buenas decisiones y salió todo bien, gracias a Dios", concluyó Fabricio.
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