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lunes, 15 de octubre de 2012

SANTA FE: Otro violento asalto en la avenida General Paz


Ocurrió en la tienda La Estrella, en Av. Gral. Paz 4800. Delincuentes maniataron al dueño y una empleada. Se llevaron dinero y fugaron.

Adolfo Michiatti con el cartel que le hizo pasar uno de los peores momentos de su vida.-




Un cartel donde se anunciaba la venta de vitrinas, muebles y un mostrador fue la puerta por donde se ganó el demonio.

A una semana del cruento asalto perpetrado en el bazar Lavalle (el que terminó con el asesinato de Alfredo Segado), los delincuentes otra vez eligieron un histórico comercio de barrio para hacer de las suyas.

Estamos hablando de tienda La Estrella (“Lo que pida tenemos...”), ubicado en Av. Gral. Paz 4883, en el corazón de barrio Sargento Cabral.

El sábado, poco antes de las 9, Adolfo Michiatti (80) escuchó que alguien había accionado el timbre del portero eléctrico de su domicilio.

Apenas abrió la ventanilla de la puerta se encontró con dos hombres, los que se presentaron diciendo que estaban interesados en la compra de vitrinas y muebles, tal como lo anunciaba el cartel colocado en el frente del negocio.

Así las cosas Adolfo los invitó a ingresar a la casa... , claro que ignorando que había caído en la trampa.

Compradores

Una vez adentro del inmueble los “compradores” (dos hombres de entre 30 a 40 años) continuaron algunos minutos más con su simulación.

Todo el teatro terminó cuando ambos sujetos sacaron a relucir sendas armas de fuego. Uno de los cacos tomó del cuello al dueño de casa y lo notificó de la situación: “¡Venimos a buscar dinero. Sabemos que vos tenés plata así que no intentés nada!”.

Sin posibilidad de ofrecer resistencia alguna el comerciante quedó reducido prácticamente en el acto.

Bajo amenazas, fue trasladado hasta uno de los dormitorios donde los malvivientes lo maniataron colocándole precintos plásticos, a la altura de sus muñecas. No conformes también le anularon la visión apoyándole un pulóver en su rostro.

“No estamos solos”.

En medio de tan dramática situación, el dueño de casa alcanzó a explicar que no estaban solos. Sobre el techo había unos obreros trabajando. También les dijo que en cuestión de minutos llegaría la casa la empleada doméstica, una joven de 24 años.

En efecto, poco después apareció en escena la mujer, la que fue “atendida” por los delincuentes que le abrieron la puerta.

Obvio que apenas puso un pie en la casa, le cupo la misma suerte que Michiatti. Fue conducida hasta una habitación la tiraron al suelo, previo maniatarla también con precintos.

Lo que siguió fue el acoso verbal que los ladrones hicieron con sus víctimas, reclamando por la entrega de dinero y objetos de valor. La secuencia se prolongó largo rato, en el que requisaron distintas dependencias de la casa.

Todo hubo de culminar cuando se hicieron con unos 5 mil pesos que hallaron en un escritorio. Es de hacer notar que los rufianes sumaron a su botín la cartera de la empleada, la que fue despojada de unos 200 pesos y su teléfono celular.

Tras reiterar sus amenazas, los autores del robo se retiraron, dejando a sus víctimas atadas.

Este caso, quedó denunciado en ámbitos de la seccional 5ta. que interviene por jurisdicción.

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