Una joven de Las Parejas contrajo hace seis años una grave enfermedad luego de ser inoculada. Tras una demanda, la Justicia condenó al Estado. El caso de la chica se da uno en 800 mil. María Alejandra casi no habla y está en silla de ruedas. Su padre debe darle de comer en la boca.
La Capital |
Ser un caso en 800 mil cuando la vacuna en cambio de prevenir, enferma. Eso es lo que le ocurrió a María Alejandra Toloza, una joven parejense que seis años atrás, cuando tenía 21 años, contrajo un cuadro de cerebritis con compromiso del tronco cerebral a causa de la colocación de una vacuna contra la rubeola y el sarampión.
Una demanda judicial contra el Estado le acaba de dar la razón y el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 6 de Rosario condenó a la provincia de Santa Fe a pagarle una suma que ronda los 5 millones de pesos (3.786.000 pesos de capital más intereses).
Universitaria brillante.Toloza cursaba el segundo año de la carrera de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) "con notas brillantes" antes de enfermar, pero todo acabó de la noche a la mañana. Hoy depende del cuidado de Oscar, su padre, está en una silla de ruedas y apenas si pronuncia palabra.
Pero eso no fue todo lo que le ocurrió. La persona que más la cuidaba, su madre, contrajo, dos años después, un cáncer, y luego de una prolongada enfermedad falleció hace alrededor de seis meses. Y además es mamá, pero tampoco puede cuidar a su hijo de siete años.
Pedido de ayuda."Yo la ayuda la necesito ahora, porque seguramente esto se va a apelar. Ella necesita más rehabilitación, un trabajo profesional más efectivo, y nadie me da una mano. Ya no me queda dinero para seguir. Nuestra situación es desesperante", dice Oscar con desánimo.
Oscar tiene 50 años y un sobrepeso importante que se le ha acrecentado en los últimos años. Además del cuidar a su hija aún no supera el duelo de ser viudo y tiene un hijo hipoacúsico "que felizmente trabaja y se maneja solo". Para él, no fue sencillo superar la situación, se deprimió y perdió algunos de los negocios que había iniciado. "Mi vida desde entonces fue un calvario. Todo empezó cuesta abajo y nadie lo pudo detener", dijo.
Recordó que María Alejandra ya tenía un hijo de un año cuando enfermó, y sostuvo que "no se quería vacunar, lo hizo porque era obligatorio", y que no se murió por obra de los médicos.
"Poco a poco fue recuperando fuerza en los brazos, la columna ya no le flamea. Algo ha evolucionado, ahora puede agarrar un vaso para tomar agua, aunque le tenemos que dar de comer en la boca. Espero que el dinero le pueda permitir a ella mejorar. Es lo único que deseo", remarcó.
Pericias. Las pericias médicas que se solicitaron desde el juzgado establecieron que la mujer tiene secuelas neurológicas graves y debe ser ayudada en forma permanente para todo tipo de movimiento. "Este es un caso viviente de que el Estado con su actividad lícita e irrenunciable puede producir daños, aunque ignorando a quiénes", dijeron los jueces.
Agregaron que si la política de vacunación se realiza en beneficio de toda la comunidad, es justo que la misma comunidad sea solidaria con quien sufrió la grave consecuencia y afronte la totalidad del daño ocasionado. "Actualmente padece incapacidad laborativa total y no existen perspectivas de mejorar, requiriendo asistencia permanente", dijeron además los magistrados en el respectivo fallo.
Un caso en 800 mil. El abogado de la familia, Horacio Ardusso, del estudio rosarino Ardusso-Bercoff, explicó en Las Parejas que "no se trató de un caso de mala praxis", y añadió que lamentablemente lo de María Alejandra ocurre uno en 800 mil.
"Ella enfermó en aras de todos, por eso ahora todos nos tenemos que hacer cargo de ella", dijo con rigor sintético el profesional.
"Si lo desea, la provincia puede repetir esa misma acción contra la Nación, debido a que se trató de una campaña nacional. La Nación proveyó las vacunas, pero fue la provincia quien garantizó la distribución a través de los efectores", graficó.
"Quiero dejar en claro que para la Justicia no hubo ninguna otra causa. No hubo un corte de la cadena de frío y ninguna irregularidad en el suministro. Apenas le pusieron la vacuna, la joven empezó con hinchazón en los brazos, hizo un edema y a partir de allí, el cuadro se agravó rápidamente, No hay dudas de fue la vacuna", subrayó.
El dictamen judicial explicó también que el médico de María Alejandra, Sergio Quilici, dijo que su paciente sufre de una encefalitis posvacunal, y afirmó en su declaración a la Justicia que "no cabe pensar otra cosa, debido a que no es usual que los enfermos reaccionen de esta forma".
"Antes de colocar la vacuna no hay forma de saber si va a producir esta reacción", explicó el profesional, tras dejar en claro que "estas vacunas pueden desarrollar la enfermedad en pequeño. El organismo desarrolla defensas, pero en este caso el organismo se enferma y toma el sistema nervioso central con lesiones múltiples.
Vacunarse."Yo aconsejo a la gente que se vacune porque la posibilidad es remota, pero siempre hay una excepción y que este es el caso, es mucho más alta la posibilidad de enfermarse de rubeola que de la reacción adversa, tanto más frente a una mujer fértil donde la enfermedad produce malformaciones en el feto", aclaró.
"El buen estado de salud de María Alejandra previo a la vacunación y los estudios médicos posteriores realizados que descartaron otra posible causa diferente de la vacuna, podemos razonablemente concluir en que la vacuna fue la causa adecuada de las secuelas neurológicas que actualmente padece la actora", concluyó.
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