El titular de Salud de la
Provincia de Santa Fe, Miguel Ángel Cappiello, analizó su segundo
período de gestión.
“No tengo miedo de ser recordado como el ministro que entregó gratis el
sildenafil (Viagra), porque voy a quedar en la memoria como el ministro
que logró el acceso a la salud de todos los santafesinos”, sostuvo
Cappiello.
Miguel Cappiello se tiene fe. Sabe que
el desafío que se propuso hace más de cuatro años es enorme pero dice
con firmeza que el plan para tener un sistema que garantice el derecho a
la salud a todos los santafesinos está en marcha.
A poco de haber iniciado su segundo
período al frente del Ministerio de Salud de la provincia, al que define
como “una continuidad”, el funcionario recibió a La Capital y mantuvo
una extensa charla en la que no esquivó temas como la producción de
medicamentos para la disfunción eréctil, la formación de los médicos, el
abuso del consumo de la pastilla del día después, los paros de los
agentes de salud y la procuración de órganos.
—Los trabajadores del Sindicato de
Profesionales Universitarios de la Sanidad (Siprus) vuelven al paro ¿por
qué no logran llegar a un acuerdo?
— Porque se empecinan en un sueldo
de bolsillo de 6.200 pesos que no les podemos dar. La verdad, es un tema
que me preocupa, que me molesta, aunque son pocos los que adhieren a
estas medidas. Sobre todo teniendo en cuenta que están donde están
gracias a este ministro que les dio la posibilidad de crecer, que les
otorgó un aumento del 182% en los últimos cuatro años. Fui yo el que
envió el proyecto de ley a la Legislatura para que participen de las
paritarias, con voz y sin voto, como dice la ley porque no tienen
personería jurídica. Pero equivocan el camino y hacen paro en medio de
la discusión salarial. Como caen en el incumplimiento gremial les vamos a
descontar los días de huelga. La verdad, no es grato descontar salario y
es la primera vez que lo hago en mi gestión, pero ya los denuncié en el
Ministerio de Trabajo haciendo uso de mi derecho.
—Hace poco se generó una gran
polémica por las declaraciones del presidente del Colegio de Médicos de
Rosario sobre la ineficiente formación de los médicos, ¿cuál es su
opinión?
—Honestamente, creo que fue una
declaración inoportuna. Si los alumnos salen mal formados los
responsables son quienes tienen la posibilidad de formarlos. No creo que
todos se reciban con deficiencias, aunque es cierto que no salen siendo
especialistas. Sí debe haber acceso amplio a la formación de posgrado,
que es la que garantiza tener un profesional que dé las respuestas que
la gente necesita. De hecho, hay una cantidad de posibilidades para
poder formarse, ¿pero qué recursos se necesitan para qué política de
salud?. Es la pregunta clave. ¿Formamos neurocirujanos, anestesiólogos o
un profesional que esté preparado para las necesidades en las distintas
regiones del país? Es un esfuerzo que debemos hacer en conjunto, los
profesores, el Colegio de Médicos, el Estado.
—¿Faltan médicos en Santa Fe?
— Recursos en salud siempre faltan,
pero no es un tema de cantidad de médicos, sino que están mal
distribuidos. En Rosario hay un médico cada 300 habitantes, pero en el
departamento 9 de Julio hay uno cada 900. En Rosario, por ejemplo,
existe una cantidad importante de anestesistas, pero en el norte no
tengo anestesistas. En Tostado, el traumatólogo empezó a hacer de
anestesista porque no había otro.
—¿Cómo intentan resolver estas falencias?
— Estamos trabajando en esto. A los
que terminen su especialidad les vamos a ofrecer durante un año un
trabajo en un determinado lugar de la provincia, con un sueldo de
residente de primer año. Es una experiencia que lanzaremos por primera
vez en Santa Fe. Es parte de la política de salud que estamos
desarrollando.
—La salud pública fue siempre un emblema del gobierno socialista, ¿es una ventaja o un peso extra para usted?
—No es fácil trabajar con el peso de
las sombras de Hermes Binner y Antonio Bonfatti. Hermes fue el gran
transformador de la salud pública de esta ciudad. Y a Antonio lo conozco
de cuando yo iba a Las Parejas a operar; fue él quien me trajo a la
Subsecretaría de Salud en Rosario hace años. Ellos dos, y Mónica Fein,
tuvieron el cargo que también tuve yo: el de secretario de Salud de
Rosario. Es por lo tanto una responsabilidad enorme que al mismo tiempo
me da algunas ventajas, no hay que negarlo: Antonio me atiende cada vez
que lo llamo y sabe de qué le estoy hablando, y cuando lloro un poco
porque necesito algo, trata de solucionármelo.
— ¿Qué cosas le quitan el sueño?
—Demasiadas, porque a la gente no la
convenzo con mi discurso, sólo la convence la resolución de su
problema, y en salud, los problemas son muchos. Cuando me entero de algo
puntual, porque no me entero de todo, hasta me ocupo en forma personal.
Y aunque nuestro sistema es motivo de ejemplo en todo el país, sé que
no todos están conformes.
—¿No tiene miedo que lo recuerden más como el ministro que regaló el Viagra?
—(Se ríe). Antes de fin de año se
entregará en los hospitales. Pero no, no temo ser recordado como el
ministro del sildenafil porque trabajo cada día para ser el que logró
uno de los mayores objetivos de este gobierno: que todos en Santa Fe
tengan garantizado el derecho a la salud.
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