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miércoles, 21 de marzo de 2012

ROSARIO: Dos peritos desestimaron la emoción violenta en el crimen de un profesor

Dos de los tres peritos que analizaron al subcomisario Alejandro Scalcione, imputado de haber asesinado en 2009 a su pareja, el profesor de historia Nelson Regaldo Rosso, dijeron no haber encontrado en el acusado rasgos que acrediten la posibilidad de que haya actuado bajo emoción violenta al momento de cometer el crimen.

Fue ayer, durante una nueva audiencia del juicio oral y público que lleva adelante el tribunal unipersonal a cargo de Ismael Manfrín. La posición de ambos profesionales se opuso a la de un tercer perito, convocado por la defensa, que sostuvo que Scalcione sí "pudo actuar bajo emoción violenta".
La psicóloga Mariana Castaños, la psiquiatra Malvina Steimbekc y el psicólogo Guillermo Hadad, explicaron al juez y a los abogados de partes las técnicas utilizadas para ahondar en la personalidad del imputado y las conclusiones a las que arribaron, aunque aclarando que todo se hizo 32 meses después de cometido el homicidio.
Mucho tiempo. La primera en testimoniar fue Castaños, quien sostuvo que "no se pudo pesquisar que hubiera una falla en el juicio ni en la motricidad de Scalcione al momento de realizar la pericia". Y agregó que "la emoción violenta tiene una manifestación psíquica y una interrupción en la posibilidad de racionalizar, pero nada de esto se encontró durante las charlas" con el acusado.
Las entrevistas a las que se refirió la profesional fueron una serie de encuentros que mantuvo Scalcione con los peritos entre noviembre y diciembre de 2011, algo que los defensores cuestionaron debido al tiempo transcurrido desde el crimen, ocurrido la madrugada del 18 de abril de 2009 en la vivienda de Oliveros en la que vivía la víctima. Para los abogados, ese tiempo impide percibir los verdaderos estados emocionales del acusado.
En el marco de la sesión, el fiscal Ricardo Vesovo preguntó si Scalcione presentaba signos de una personalidad violenta, a lo que Castaños no dudo en aseverar: "Esta persona no es violenta en situaciones normales, no presenta ese rasgo en su personalidad". Aunque aclaró que "en la pericia no se puede determinar una personalidad en su conjunto y en todas las situaciones, sólo se logra un esbozo".
Por su parte, la psiquiatra Malvina Steimbek quien se explayó sobre lo que pudo detectar en las charlas con el acusado, defendió que pueda distinguirse con el método empleado los distintos estados emocionales y explicó la definición y las características de la emoción violenta. "En este tipo de casos hay dos elementos básicos: uno emotivo y otro de comportamiento. La emoción es un cambio súbito y es violenta cuando ese impacto emotivo cae sobre el cuerpo y se produce una pérdida de reflexión y de los estados inhibitorios". Después tanto la defensa como la querella le preguntaron si había encontrado situaciones de emoción violenta en Scalcione y su respuesta fue rápida: "No".
Relación tortuosa. Finalmente, el psicólogo Guillermo Hadad, convocado por la defensa de Scalcione, remarcó la imposibilidad de llegar a conclusiones exactas cuando los exámenes se realizan tanto tiempo después de ocurrido el hecho que se juzga y manifestó que el imputado "estaba inmerso en una relación tortuosa que por el gran amor que tenía por Rosso le era difícil resolver. Un hombre común , con un grado de neurosis y una rigidez emocional que se vio de pronto en un pasaje al acto en estado de emoción violenta", relató en términos técnicos.
En este sentido, delimitó las posibles causas en las que se encontraba el imputado: "Hay en este hombre una base neurótica compensada, una personalidad obsesiva y un componente depresivo. Esto hace que de pronto haya podido actuar en el pasaje bajo esta emoción violenta".
Hadad sostuvo que el acusado se notaba "arrepentido, pero sobre todo él se veía horrible por el hecho cometido, es decir que simbólicamente no podía visualizarse por que en el marco de su culpa se veía de esa forma".
El oficial Scalcione era jefe del destacamento policial del Heca y tenía 42 años cuando mató a Rosso, un profesor de historia de 61 años que dictaba clases en las escuelas San Patricio y San Francisco Solano de Rosario. La víctima había sido además encargado de la biblioteca del histórico convento de San Lorenzo. Su vida transcurrió entre su casa paterna situada en Oliveros, y la ciudad de Rosario, donde comenzó su actividad docente, conoció a su esposa y vivió a lo largo de tres décadas. El matrimonio tuvo dos hijos y, tras la separación de la pareja, Rosso se estableció en Oliveros.
La madrugada del sábado 18 de abril de 2009 Rosso dormía en esa vivienda de Maipú al 300. Entonces arribó al lugar Scalcione, con quien mantenía una relación amorosa. En esas circunstancias los dos hombres discutieron, presuntamente por la presencia de un tercer individuo en el lugar, según confesó el imputado el lunes ante el Tribunal. Tras ello le disparó dos balazos con su arma reglamentaria matándolo en el acto.

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