“Todo aumenta”, dice la mayoría. Por ser el más reciente, el malestar se concentra en el incremento anunciado para los servicios de electricidad y agua potable. Días atrás, también aumentó el transporte.
Luego de cada anuncio, numerosos sectores políticos e instituciones que defienden a los consumidores expresaron su malestar en relación a las modificaciones tarifarias. Ayer, Diario UNO decidió consultar a los ciudadanos, usuarios domiciliarios acerca de cómo recibieron la noticia y de qué manera impactará en su presupuesto familiar.
En general, las personas consultadas encogieron sus hombros y repitieron: “Todo aumenta”. En un análisis un poco más profundo, algunos manifestaron estar de acuerdo con el incremento tarifarios, siempre y cuando el mismo se traduzca en una mejor prestación.
Como suele ocurrir, la mayoría opinó acerca de las subas en luz y agua, más recientes que las demás y con amplia difusión en las últimas horas; por lo cual casi no mencionaron los precios más caros en el sistema de transporte.
También influyó en las opiniones la cercanía al verano, considerada por todos los consultados como la peor temporada en cuanto a los problemas en el servicio de electricidad y de agua potable.
En muchos casos, los ciudadanos que respondieron coincidieron en que en el período estival anterior hubo menos cortes de energía que otros años, pero también indicaron que siguen siendo demasiados.
En relación al agua potable, la principal crítica se vincula con la falta de presión en numerosos sectores de la capital provincial. Hubo incluso inquilinos de edificios que expresaron no haber tenido agua durante días, al igual que vecinos de los barrios ubicados en el extremo noreste de la urbe.
Otras opiniones reconocieron que “habría que comparar las tarifas de Santa Fe con las de otras provincias, en promedio” para saber si los porcentajes de incremento son excesivos o no.
Una de las personas consultadas quiso destacar también que “así como son elevadas las tarifas de luz, son demasiado económicas las del gas natural”.
Por otra parte, hubo quienes también demostraron su preocupación por la proliferación de edificios de varios pisos en distintos sectores y el impacto que los mismos pueden generar en la prestación de los servicios, si no se tiene en cuenta la mejora de infraestructura en los barrios en los cuales las instalaciones se realizaron hace ya varias décadas o donde la oferta supera a la demanda.
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