La NASA advirtió que algunas piezas podrían alcanzar en la superficie. Cuándo será.
Trozos de un satélite de veinte años de antigüedad caerán a la Tierra esta semana, informaron las autoridades de la NASA. El organismo espacial norteamericano monitorea constantemente el aparato de seis toneladas, cuya caída está prevista para el próximo viernes 23 de septiembre (un día más o un día menos). Si bien los científicos estimaron que el satélite se romperá en 26 pedazos al acercarse a la Tierra –la pieza más grande pesará unos 160 kilos– y que es probable que la mayor parte de ellos se quemen al ingresar a la atmósfera, algunos desechos caerán sobre el planeta, en un lugar “que no es posible precisar” y en una superficie con un radio de 800 kilómetros. Con todo, insistieron en que las probabilidades de que caigan sobre alguien o causen algún daño material son de 1 en 3.200. Ocurre que lo más probable es que los compenentes que sobrevivan a la caída se esparzan en algún océano u otro espejo de agua terrestre o bien, sobre regiones poco pobladas, como la tundra canadiense, el desierto australiano o Siberia. Los restos en cuestión pertenecen al Satélite de Investigación de la Alta Atmósfera (UARS, por sus siglas en inglés), que fue lanzado en 1991 con el objetivo de medir la capa de ozono y cuya vida útil terminó en 2005.
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