Si bien en las últimas décadas las mujeres se multiplicaron en este rol, el hombre predomina como cabeza de familia, según los demás integrantes del hogar. Es lo que indican los últimos datos de Indec.
El concepto “jefe o jefa de hogar” se introdujo hace varios años en la sociedad argentina, en primer lugar de la mano de las estadísticas. A partir de esta persona se establece en las encuestas la relación de parentesco entre los miembros de una familia. La designación se genera siempre mediante el reconocimiento de los demás integrantes de la familia, muchas veces influido por la carga social y cultural de cada individuo. Según la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el Instituto nacional de Estadística y Censo, correspondiente al segundo trimestre de 2011, en el Gran Santa Fe el 65 por ciento de las “jefaturas de hogar” es ejercido por hombres; y el 35 por ciento, por mujeres. En un informe realizado por Verónica Herrero, doctora en Demografía de la Universidad Nacional de Córdoba, para la revista De Estudios de la Violencia la especialista consideró que “el tratamiento de la categoría jefa de hogar en América Latina prácticamente está reservado para los hogares en los cuales no hay un varón en edad de comandar la familia”. Si bien se menciona habitualmente el crecimiento de la jefatura de hogar femenina como una de las tendencias sociodemográficas más destacadas de las últimas décadas, esta afirmación hace referencia principalmente a hogares con núcleo conyugal incompleto (madres solas) u hogares unipersonales constituidos por mujeres (especialmente aquellas de 65 años y más, que han sobrevivido a sus cónyuges), y no al aumento del reconocimiento de jefatura femenina en hogares con núcleo conyugal completo. Si se avanza en las características específicas, siempre sobre la interpretación de las cifras del Indec, del Gran Santa Fe, se puede determinar que más del 56 por ciento de las jefas de hogar supera los 50 años de edad y –tomando como referencia la teoría expuesta con anterioridad– se trataría en muchos casos de mujeres solteras, separadas o viudas. Según Herrero, “en el caso de hogares con núcleo conyugal completo en la Argentina...la presencia del cónyuge limita substancialmente la posibilidad de que la mujer sea identificada como jefa de hogar”. Y explica que algunas veces la propia encuestada podría reconocerse como jefa de hogar (y no lo hace), si es la decisora principal o como se refleja en los datos, si aporta la mayor parte del ingreso del hogar. El trabajo femenino Los indicadores socioeconómicos de la población de 14 años y más relevados en el marco de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), en el Gran Santa Fe, señalan que la tasa de actividad –calculada como porcentaje entre la población económicamente activa y la población total (de 14 años y más)– abarca al 45 por ciento de las santafesinas, de las cuales trabaja la mayoría. En el segundo trimestre de este año, según la EPH , la tasa de empleo en mujeres alcanzó en la capital provincial y localidades aledañas al 39,8 por ciento. En tanto, en el mismo período, el 11,2 por ciento de las santafesinas se encontraba desocupado. En el caso de la Argentina, las estadísticas disponibles y estudios desarrollados desde distintas disciplinas sociales hacen referencia a la doble responsabilidad de las mujeres a cargo cada vez más, sumadas a las tareas de reproducción (crianza de los hijos y tareas cotidianas del hogar) a las otras, de producción (vinculadas con la obtención de ingresos), que en un esquema tradicional de división de roles, correspondió ancestralmente al género masculino. La tendencia creciente de la cantidad de mujeres como jefas de hogar es considerada positiva por su relación con la posibilidad de mayor autonomía y visibilidad social y comunitaria de las mismas, pero también es cuestionada en tanto a la vez que implica costos significativos, y no obstante, no implica un mayor reconocimiento, ni siquiera en el seno familiar. Los hombres En el segundo trimestre de 2011, la tasa de actividad alcanzó al 70,7 por ciento de los varones del Gran Santa Fe; mientras que el índice de empleo para ellos fue del 66 por ciento. La desocupación los alcanzó en un 6,4 por ciento.
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