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domingo, 19 de agosto de 2012

Tras la crisis de 2001, Rosario duplicó la cantidad de huerteros urbanos

El programa de agricultura en los barrios nació como respuesta a la emergencia. Hoy se producen 70 toneladas de verduras al año en cuatro espacios diferentes.
La Capital | 
Ya lejos de la crisis de 2001, cuando nació como respuesta a la emergencia que atravesaban los barrios, el Programa de Agricultura Urbana (PAU) no sólo sobrevivió más de una década, sino que en los últimos tres años casi duplicó la cantidad de huerteros y su producción creció de 25 a 70 toneladas de verduras orgánicas al año. “Al principio era supervivencia, tirábamos semillas para ver qué crecía”, contó Ida Pintos, una de las referentes que desde el inicio participa en el proyecto (ver página 4). Así, de pequeños terrenos desperdigados, se organizaron los llamados parques huerta que actualmente son cuatro. El quinto se pondrá en marcha durante la segunda mitad del año en barrio Las Flores y ya se planifica otro más en zona oeste.
   Muchas de las familias que se sumaron al principio eran beneficiarias de los planes para jefas y jefes de hogar desocupados. “La gente se acercaba a la Municipalidad y una de las salidas que se encontró fue entregarle semillas y herramientas porque proliferaban los pequeños terrenos donde, ante la necesidad, los rosarinos empezaban a sembrar”, contó la actual subsecretaria de Economía Solidaria del municipio, Susana Bartolomé.
   Esos pequeños terrenos se convirtieron con tiempo y organización en los actuales parques huerta que funcionan en los barrios La Tablada y Molino Blanco, en la zona del Bosque de los Constituyentes y en el acceso noroeste de la ciudad, sobre la ruta 34.
   Así, se pasó de 12 a 22 hectáreas ocupadas. “Además de sumar terrenos, la forma en que se trabaja hizo que crecieran en capacidad productiva”, explicó la funcionaria y agregó: “Un factor importante es el cambio en el paisaje que generan estos espacios en los barrios, porque todos se levantaron en tierras donde antes sólo se acumulaba basura y ahora están las huertas”.
Por más. Lo cierto es que cada familia tiene su propia parcela en los parques. Así, entre 2009 y 2012, la cantidad de huerteros creció de 160 a 280, y ya hay planes para sumar más. “En la segunda mitad del año vamos a incorporar un terreno de tres hectáreas en barrio Las Flores, donde hay capacidad para 30 parcelas y ya hay diez familias esperando empezar a trabajar”, adelantó Bartolomé.
   El próximo paso, será en la zona oeste. El proyecto es organizar en ese sector de la ciudad el sexto parque huerta, aunque en ese caso aún se está en la etapa de búsqueda de los terrenos.
   Cada parque es un espacio donde las familias comparten el lugar y la infraestructura, como los sistemas de riego. Sin embargo, la producción depende de cada grupo, ya que para muchos la huerta representa su único ingreso y para otros es una alternativa que suma a la economía familiar.
   “Para muchos es un ingreso complementario, como albañiles que trabajan más las huertas cuando decae la oferta de trabajo en obras; mientras que otros directamente viven de la huerta, la tienen como único ingreso y mantienen una producción que les permite estar cada mes sensiblemente por encima del salario mínimo vital y móvil (2.300 pesos)”, explicó la subsecretaria de Economía Solidaria.
   Quienes viven de la huerta tienen muchas veces una historia vinculada a lo rural. “El grueso es de familias que han llegado a Rosario desde otras provincias acostumbradas a los cultivos y al trabajo de la tierra, por eso sostienen como tradición familiar este tipo de tarea y sumaron a sus hijos a lo largo de los años”, detalló.
Producción. El autoabastecimiento fue el primer paso, pero ya con el correr de los años no sólo aumentó la cantidad, sino también la variedad de la producción. Así, arrancaron las ferias, que ya son seis, y ahora también se ofrecen envíos a domicilio. El próximo paso, según adelantó la funcionaria, será poder preparar productos elaborados a partir de lo producido en las huertas.
   “Arrancamos con las variedades que conocían los huerteros y que más se vendían, y a partir de allí fuimos sumando de acuerdo a la demanda y a lo que no estaba en el mercado”, contó el coordinador del programa, Antonio Lattuca.
   Tomates amarillos, ajíes de todos los tamaños y colores, lechuga “hoja de roble”, repollo “corazón”, chauchas “oreja” y sukinis de diferentes colores son algunas de las rarezas que se cosechan en las huertas. Además, hay infusiones como melisa, menta y una variedad de salvia con aroma a ananá, aparte de condimentos como el llamado “ajo de la china” del que se utiliza la hoja.

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