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jueves, 5 de enero de 2012

La ley de autismo de la Provincia de Santa Fe excluye el tratamiento psicoanalítico

Desde distintas asociaciones científicas plantean que la ley provincial no puede restringir la modalidad de abordaje, de investigación y de tratamiento, porque en este caso lo que se deja por fuera es la subjetividad del niño autista.

En la provincia de Santa Fe hay un proyecto de Ley Autismo que ya tiene estatuto parlamentario y que propone sólo una manera de abordar a los autistas: los tratamientos Cognitivos?Conductuales y las evaluaciones del DSM. Consideramos que una ley no puede ser restrictiva en la modalidad de abordaje, de investigación y de tratamiento. Además sostenemos que un tal abordaje deja por fuera la subjetividad del niño autista. Mas allá de que hubiere causas orgánicas --que aún no están determinadas-? hay un sujeto. La ley de Salud Mental de la República Argentina contempla la subjetividad incluyendo las causas orgánicas, por eso nos sorprende que esta Ley Autismo de la provincia de Santa Fe deje por fuera este aspecto. También nos sorprende que prive al ciudadano de elegir cual es el tipo de tratamiento que quiere para su hijo o la familia.
El número de niños autistas ha aumentado enormemente en los últimos 10 años. Esto interpela. El autismo es un problema muy complejo con múltiples hipótesis sobre sus causas. Presenta una dificultad particular para tomar la palabra y relacionarse con los otros desde la más temprana edad. Puede ir desde el mutismo a un hablar sin parar (logorrea) o una modalidad neutra en sus expresiones. Al mismo tiempo va acompañado de ciertos sentimientos de terror ante situaciones inesperadas que lo llevan a una huida de las relaciones con los semejantes o a presentar acciones bizarras. El autismo toca a la dimensión del cuerpo (sus fronteras no coinciden con las de la imagen del cuerpo) y la demanda del otro.
En realidad es difícil dar características del autismo porque hay tantos autismos como sujetos autistas existen y su evolución es absolutamente variada, pueden ser personas con un desempeño sobresaliente en su actividad o bien totalmente dependientes, incapaces de valerse por sí mismos.
El psicoanálisis viene interrogándose desde hace muchos años sobre estos niños y las modalidades de tratamiento posible. Modalidades de alojar la subjetividad del niño autista, porque aunque haya causas orgánicas que la ciencia trata de encontrar --hay muchos estudios, hipótesis, pero ninguna concluyente por el momento-?, el autista es un sujeto y es esta la dimensión a la que se aboca el psicoanálisis.
La dimensión de terror ante la mirada o la voz, ante lo que sale de la rutina y las respuestas que inventan para poder arreglárselas con ese entorno que les resulta hostil, dada la dificultad en la que se encuentran en relación al sentido, es lo que indica un sujeto trabajador. Si, el autista es un trabajador incansable para poder construir un mundo vivible con elementos fuera de lo común, son sujetos fuera de serie. El psicoanálisis ha comprobado que tener en cuenta de la buena manera estas invenciones del sujeto permite una evolución favorable.
Ante sujetos que tienen un abordaje singular y original de la palabra, es necesario acompañarlos -?de manera suave y con cierta docilidad?- en sus propuestas de invención. Sostenerlos en su evolución para que puedan vivir en este mundo, es imprescindible si no queremos efectivamente segregarlos. Muchos discursos sobre la integración sólo apuntan a hacer desaparecer sus conductas originales y así terminan intensificando la exclusión.
Tenemos mucho que aprender de lo que el autismo nos enseña acerca de la raíz misma de la incidencia del lenguaje en el ser humano, ese punto cero del ser humano y el psicoanálisis nos orienta para que afirmemos que el tratamiento del autismo no se puede reducir a un adiestramiento de la conducta para eliminar las conductas bizarras y adecuarlas a modelos de comunicación estandarizadas.
A pesar del rechazo a la demanda, no hay duda de que se puede educar al niño que padece de autismo, que hay aprendizajes que puede adquirir, pero lo que el psicoanálisis se interroga son las condiciones previas a la educación y al aprendizaje, lo que le permitirá una apropiación creativa por el sujeto aunque su solución tal vez no sea la solución generalizada del común de las personas. Si se tiene en cuenta esta dimensión, su vida puede ser mucho más agradable para él y los que lo rodean.
Es necesario hacer saber que el psicoanálisis no culpabiliza a los padres, como muchas veces se ha dicho, al contrario es imprescindible trabajar junto a ellos. El psicoanálisis de orientación lacaniana tampoco aborda los sujetos autistas de la misma manera que a los sujetos neuróticos con la asociación libre y la interpretación, eso es absolutamente improcedente. El psicoanálisis orienta sobre las diferentes maneras de acompañar al sujeto autista a salir de ese "congelamiento" que se produce en los inicios de su vida.
Por todo lo expuesto, una ley no puede ser parcial ante tal complejidad. Al proscribir el psicoanálisis se deja toda una serie de modalidades de abordaje excluidos en su aplicación, sin decir que se priva a los padres como ciudadanos de tener la posibilidad de elegir qué quieren para sus hijos, su elección está cercenada.

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