La investigación avanza lento y las pruebas no abundan. Milla no tiene dudas sobre quiénes fueron los autores del homicidio, pero es muy difícil hallar testigos dispuestos a colaborar.
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| El dolor no cesa para María Milla, que en la foto aparece contenida por su madre, en una de las marchas.- Foto:Pablo Aguirre |
“Todo esto me superó. No dejo de asombrarme, cada día. Lo más triste es que los asesinos de mi marido van a quedar en el barrio y yo me tengo que ir de mi casa con mi hijita. Es una injusticia atrás de otra. En menos de dos meses, mi pequeña perdió a su papá, yo a mi esposo, nos amenazaron, nos apuntaron con un arma de fuego y ahora tenemos que mudarnos de nuestro hogar y cambiar de jardín de infantes. Tengo mucho dolor, me da bronca irme, pero tomé la decisión por mi hija, porque ella no se puede criar así, rodeada de estos delincuentes. Yo estoy segura de que ellos no se van a ir. Todo juega a su favor, la Justicia, las leyes”, se lamentó esta mañana María Milla, viuda de Adrián Escobar.
Este hombre tenía 31 años cuando fue asesinado, la madrugada del 24 de abril. Se piensa que al menos cuatro delincuentes lo emboscaron cuando se dirigía a su trabajo. Su cuerpo sin vida quedó en la cuadra de Matheu al 1100. Le robaron la moto y un celular. María escuchó las detonaciones, porque el ataque se produjo cerca de su domicilio, en las calles de Guadalupe. Segundos después, uno de los criminales atendió el celular cuando la mujer desesperada llamó, tratando de hablar con su esposo.
La investigación avanza lento y las pruebas no abundan. Milla no tiene dudas sobre quiénes fueron los autores del homicidio, pero es muy difícil hallar testigos dispuestos a colaborar.
La moto de la víctima apareció en la vía pública, unas horas después del hecho, a poca distancia. En el caso fue detenido un menor de 17 años, que -con la ayuda de otro joven- vendió el celular de Escobar a una mujer.
Desde entonces, María Milla exige justicia. Las marchas y los reclamos se repiten. “Voy a seguir luchando lo que sea necesario, porque mi ‘Flaco’ se lo merece”, asegura.
El pasado domingo 8 del corriente, se escribió una nueva página en esta historia de horror. La mujer circulaba en su auto, con su madre e hija, cuando se topó imprevistamente con uno de los sospechosos de participar en el crimen. El motor del auto se apagó. Según relató María, el malviviente sacó de su cintura un arma de fuego, le apuntó a la cabeza y, tras hacer gestos burlones, siguió su camino. El episodio fue denunciado por la víctima y días más tarde la policía detuvo al acusado (un joven de 18 años), a quien se le secuestró una “tumbera” (escopeta de fabricación casera).
“Cada vez entiendo menos. El juez no me hizo identificar al sujeto, tampoco me hicieron identificar el arma. Sólo está mi declaración. Trascendió que las pruebas no son contundentes, pero no sé qué van a esperar. ¿Van a actuar cuando me mate? Yo también quiero que determinen por qué me amenazó. Por qué sacó el arma y me apuntó”, puntualizó la mujer.
“Por la amenaza, ya se realizaron dos audiencias públicas, que no lo fueron tanto. En principio iban a dejar entrar a la familia de Adrián y a algunos amigos. De golpe, unos minutos antes, nos cerraron todas las puertas y no pudimos pasar. Encima, no nos dieron ningún tipo de explicación. La que sí pudo estar adentro fue la madre del detenido. Es muy injusto. Los delincuentes tienen la prioridad.
Sólo se cuidan los derechos del que delinque, pero no los de las víctimas.
“Nunca antes había estado en Tribunales o afrontado un problema legal -agregó-. En estos pocos días, me di cuenta de que la Justicia no existe, por lo menos para las víctimas. Sí hay ‘justicia’ para los asesinos, porque los jueces y legisladores se encargan de ello. Hay leyes que deben ser modificadas si queremos que esta situación cambie.
“Necesito que la Justicia me dé explicaciones, de lo que se hizo, lo que se está haciendo y también de lo que no se hace. Nadie se hace cargo. Ya pasaron casi dos meses del asesinato de Adrián y hay dos detenidos, pero ningún imputado. No voy a permitir que los criminales que mataron a Adrián queden impunes”, finalizó Milla.
Este hombre tenía 31 años cuando fue asesinado, la madrugada del 24 de abril. Se piensa que al menos cuatro delincuentes lo emboscaron cuando se dirigía a su trabajo. Su cuerpo sin vida quedó en la cuadra de Matheu al 1100. Le robaron la moto y un celular. María escuchó las detonaciones, porque el ataque se produjo cerca de su domicilio, en las calles de Guadalupe. Segundos después, uno de los criminales atendió el celular cuando la mujer desesperada llamó, tratando de hablar con su esposo.
La investigación avanza lento y las pruebas no abundan. Milla no tiene dudas sobre quiénes fueron los autores del homicidio, pero es muy difícil hallar testigos dispuestos a colaborar.
La moto de la víctima apareció en la vía pública, unas horas después del hecho, a poca distancia. En el caso fue detenido un menor de 17 años, que -con la ayuda de otro joven- vendió el celular de Escobar a una mujer.
Desde entonces, María Milla exige justicia. Las marchas y los reclamos se repiten. “Voy a seguir luchando lo que sea necesario, porque mi ‘Flaco’ se lo merece”, asegura.
El pasado domingo 8 del corriente, se escribió una nueva página en esta historia de horror. La mujer circulaba en su auto, con su madre e hija, cuando se topó imprevistamente con uno de los sospechosos de participar en el crimen. El motor del auto se apagó. Según relató María, el malviviente sacó de su cintura un arma de fuego, le apuntó a la cabeza y, tras hacer gestos burlones, siguió su camino. El episodio fue denunciado por la víctima y días más tarde la policía detuvo al acusado (un joven de 18 años), a quien se le secuestró una “tumbera” (escopeta de fabricación casera).
“Cada vez entiendo menos. El juez no me hizo identificar al sujeto, tampoco me hicieron identificar el arma. Sólo está mi declaración. Trascendió que las pruebas no son contundentes, pero no sé qué van a esperar. ¿Van a actuar cuando me mate? Yo también quiero que determinen por qué me amenazó. Por qué sacó el arma y me apuntó”, puntualizó la mujer.
“Por la amenaza, ya se realizaron dos audiencias públicas, que no lo fueron tanto. En principio iban a dejar entrar a la familia de Adrián y a algunos amigos. De golpe, unos minutos antes, nos cerraron todas las puertas y no pudimos pasar. Encima, no nos dieron ningún tipo de explicación. La que sí pudo estar adentro fue la madre del detenido. Es muy injusto. Los delincuentes tienen la prioridad.
Sólo se cuidan los derechos del que delinque, pero no los de las víctimas.
“Nunca antes había estado en Tribunales o afrontado un problema legal -agregó-. En estos pocos días, me di cuenta de que la Justicia no existe, por lo menos para las víctimas. Sí hay ‘justicia’ para los asesinos, porque los jueces y legisladores se encargan de ello. Hay leyes que deben ser modificadas si queremos que esta situación cambie.
“Necesito que la Justicia me dé explicaciones, de lo que se hizo, lo que se está haciendo y también de lo que no se hace. Nadie se hace cargo. Ya pasaron casi dos meses del asesinato de Adrián y hay dos detenidos, pero ningún imputado. No voy a permitir que los criminales que mataron a Adrián queden impunes”, finalizó Milla.
EL LITORAL.
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