lunes, 30 de junio de 2014

ROSARIO: La iglesia del Perpetuo Socorro inauguró su fachada restaurada

El emblemático templo de avenida Alberdi, de valor patrimonial, encaró la obra con aportes del municipio y la provincia. Ayer hubo festejos y campanadas, que no sonaban desde hacía 16 años. La torre del templo, de 55 metros, ahora luce totalmente restaurada.
/La Capital | 
La iglesia del Perpetuo Socorro inauguró su fachada restaurada

 La iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, todo un "ícono" del barrio de Arroyito ubicado en avenida Alberdi y French, dejó inauguradas ayer las obras de restauración sobre su fachada. El edificio, de 1929, venía sufriendo "daños gravísimos", al punto de que sucesivos desprendimientos de mampostería ya habían obligado a tender una malla de contención y en algunos tramos la caída de material hasta dejaba ver el esqueleto metálico del templo. Hubo que trabajar con andamios altísimos, ya que la aguda torre de la iglesia —un elemento, junto a los rosetones, que le imprime cierto aire gótico— mide 55 metros. "Fue todo un desafío, no hay muchas restauraciones que se hagan a tanta altura", contó la arquitecta que la dirigió, Carolina Rainero. El corte de cintas, ayer, incluyó misa y almuerzo, y entre ambos el párroco Fernando Bellocq bendijo la obra. Entonces repicaron las campanas, silenciosas desde hacía 16 años.
El templo que domina Alberdi al 500 con su emblemático perfil ya venía afrontando distintos trabajos de reparación y mantenimiento por cuenta propia, pero llegó un momento en que el creciente nivel de deterioro obligó a pensar en una intervención más radical y una inversión más cuantiosa.
Fue entonces cuando el religioso a cargo de la iglesia desde hace tres años y medio comenzó a tramitar una ayuda a nivel estatal, sobre todo por tratarse de un edificio patrimonial cuya intervención demandaría incluso la participación del Programa de Preservación del municipio.
Las gestiones encontraron eco: para afrontar la primera parte de la obra el año pasado la Intendencia entregó un subsidio por 750 mil pesos. Poco después, la provincia sumó otros 300 mil que permitieron avanzar hacia una segunda etapa.
Artesanal. Las tareas, que comenzaron en noviembre de 2013 y terminaron en los primeros días de mayo último, consistieron básicamente en la restauración del frente y la torre (incluyendo rosetones y relieves). Licitación mediante, la ejecución estuvo a cargo de la firma Imper-Cober, bajo responsabilidad de Daniel Duarte.
En manos de un equipo de operarios artesanos que comandó el capataz Miguel López, el trabajo incluyó limpieza por hidrolavado y cepillado, arreglo de grietas y fisuras, reposición de faltantes (por molde y modelado directo), recuperación de ornamentaciones, líneas y molduras deterioradas, consolidación de revoques y análisis del material de frente original para elaborar luego uno similar.
Esas tareas —realizadas sobre altísimos andamios, lo que les confirió una complejidad inusual "de la que no cualquiera era capaz", recordó Rainero— lograron recuperar la torre y los dos laterales del frente, incluyendo las dependencias parroquiales sobre avenida Alberdi. La última fase fue la impermeabilización de toda la cubierta metálica de la iglesia.
"La magnitud de la obra revistió muchísima dificultad por tratarse de un trabajo en gran altura", contó la arquitecta, al punto de que hubo sectores donde los operarios, "provistos de las máximas condiciones de seguridad que todo el mundo cumplía a rajatabla", se movieron "como en voladizo".
No por nada la instalación y el retiro de los andamios (por otra parte, costosísimos) llevaron, respectivamente, dos semanas.
Doble celebración. Ayer fue el día elegido para la inauguración. Como no podía ser de otro modo, tratándose de una iglesia el festejo empezó con una misa a la que asistieron unas 500 personas, incluidas autoridades municipales, los profesionales y albañiles de la obra.
Después el cura convocó a la gente al atrio y allí bendijo la restauración. Mientras Bellocq esparcía el agua bendita, el barrio se llevó una sorpresa: después de 16 años de silencio, las cuatro grandes campanas de la iglesia volvieron a sonar, al menos por una vez. "Muchos se emocionaron al escucharlas", contó el sacerdote.
Se trata de las campanas originales: alemanas, de hierro y con nombre propio. La mayor (con un diámetro de 1,60 metro) se llama Cristo Redentor, las otras son San José, San Alfonso e Inmaculada.
Ayer sonaron, pero activadas a mano, por lo que el plan es motorizarlas. Para eso habrá que hacer otra inversión y, sobre todo, un trabajo previo que aísle la transmisión de vibraciones a la mampostería.
Queda pendiente también la restauración de los laterales de la iglesia, cuyo nivel de degradación se hace ahora, por contraste, mucho más evidente. "Sobre todo en la nave que da al sur, que se ve oscura y deteriorada", afirmó Bellocq. Para iniciar esa obra, está dispuesto a emprender un nuevo periplo. "Se lo pedimos al municipio, pero aún no tenemos nada confirmado", sostuvo el cura. Seguro que insistirá.

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