José Mascheroni viajó a Las Vegas para presenciar la pelea del santafesino en el estadio MGM. Luego de finalizar el espectáculo, el joven resultó herido en una estampida que dejó casi 20 heridos. José y el Chino desde hace años mantienen una profunda amistad.
.Diario UNO |
El encuentro deportivo que generó expectativas en todos los santafesinos seguidores y admiradores del boxeador Marcos Chino Maidana, que enfrentó a Floyd Mayweather en la pelea por la unificación de los títulos mundiales, tuvo un final que para muchos de los presentes se vivió con desesperación. Tal fue el caso de José Mascheroni, un santafesino de 29 años, fanático del Chino desde sus inicios en la disciplina. Mascheroni fue uno de los espectadores que quedó atrapado en la estampida que se generó al terminar el show, en el hotel MGM de Las Vegas, en EE.UU.
“Una vez terminada la pelea, el público se dirigía a la única salida que tiene el predio que funciona como estadio. Yo venía caminando con el padre de un amigo y en un momento, el piso empezó a temblar”, relata Mascheroni. También podían escucharse los gritos de la gente que estaba tratando de salir del lugar. “Me doy vuelta, y vemos que se está cayendo gente. Vemos tipos grandes tirando golpes. Yo a lo que atiné fue a correr para adelante. Si no corría me mataban”, relata el joven.
Luego de recorrer 20 metros, el santafesino logró refugiarse en un hueco, el cual resultó ser la entrada a un patio de comidas. Invadido por la desesperación, logró saltar primero a un banco para luego repetir la acción y posarse en una mesa.
Luego de recorrer 20 metros, el santafesino logró refugiarse en un hueco, el cual resultó ser la entrada a un patio de comidas. Invadido por la desesperación, logró saltar primero a un banco para luego repetir la acción y posarse en una mesa.
“Todo era gritos, gente que te decía «acá hay un celular» o zapatillas. Esto lo vi, no es que me lo contaron, yo alcancé a ver una silla de ruedas caída en el suelo y a un hombre al lado lleno de sangre”, dijo.
Al momento de hacer un análisis sobre los hechos que se dieron en esa situación, el joven hizo especial hincapié en la falta de personal de seguridad que había en el estadio. Si bien cuando tuvieron que ingresar al MGM se realizaron los controles de rutina por medio de la detección de metales, era notorio el déficit de personal a tal fin.
Continuando con su relato sobre lo sucedido, agregó que luego de subir a la mesa se tocó la mano y observó un poco de sangre. Cuando miró su pierna se dio cuenta de que estaba lastimada. “Tenía sangre, sangre, sangre”, recalcó. Los gritos y el miedo lo impulsaron a tirarse al suelo y a levantar las manos al grito de “auxilio, auxilio”. En ese instante fue ayudado por unos cordobeses que se encontraban en el patio de comidas y que se acercaron para ver qué era lo que pasaba. Ellos fueron los primeros en socorrerlo y en pedir el servicio de ambulancia. En tanto, una pareja de rosarinos lo asistieron vendándole las heridas con una prenda.
Luego de unos momentos y tras encontrarse rodeado de argentinos que intentaban ayudarlo, el personal de seguridad del estadio se acercó para brindarle asistencia médica y realizar los primeros auxilios. “Vino la seguridad de MGM, me pidieron que me tranquilice y me pusieron en una silla de ruedas. Después me llevaron al hospital y ahí me pusieron 30 puntos en la pierna. Me dejaron tres horas en observación y luego me devolvieron al hotel”, cuenta Mascheroni. Al llegar al hotel, los responsables se contactaron con el santafesino para brindarle la información necesaria en caso de que decidiera realizar una acción legal.
“A mí me atendieron muy bien, me dieron todo. Lo que sí pienso es que esto sucedió en el primer mundo y nadie lo dice. No se dio a conocer, el hotel no dio información, lo desconocía. Te decían que ahí no había sucedido nada y eso es mentira”, señaló el joven.
Tras el incidente, el santafesino decidió dejar de lado el inicio de acciones legales y ahora se encuentra en camino de asesorarse para que su nombre no quede vinculado al incidente y poder ingresar libremente a los Estados Unidos. “Ya veo que después el barrabrava soy yo, me hacen un quilombo y no me dejan entrar más al país, no quiero que me echen la culpa a mí”, aclara Mascheroni.
Las versiones sobre las causas que dieron origen a la estampida son varias, pero ninguna de ellas fue confirmada por las autoridades involucradas. “Unos dicen que se cayó una mampara, otros que alguien gritó «bomba» y los otros que se trató de un disparo. Pero aún así, nadie te confirma nada”, aclara indignado Mascheroni.
Con las escenas de lo vivido aún frescas en su cabeza, el joven no duda al afirmar que el miedo lo invadió al darse cuente de que se encontraba solo, sin saber el idioma y ante el desconocimiento de cómo lo podían llegar a tratar. “Uno dice que EE.UU., es el primer mundo. Pero si eso mismo hubiese pasado acá te crucifican. Estaríamos hablando continuamente de lo que pasó y no de la pelea. Allá se tapó todo”, señaló.
Una experiencia única
Aún se pueden observar las heridas que tiene en su pierna izquierda a la cual no puede exigirle demasiados esfuerzos hasta recibir el visto bueno del médico. Luego de llegar al país y como consecuencia de los golpes y puntos que recibió, Mascheroni se vio obligado a mantener reposo durante el período de cinco días y hasta hoy se ve imposibilitado para manejar. Con dos cortes, uno sobre la rodilla y otro en la parte delantera de la pierna y cerca del tobillo, se ve obligado a mantener todos los recaudos necesarios por la profundidad que tiene la última herida.
Aún se pueden observar las heridas que tiene en su pierna izquierda a la cual no puede exigirle demasiados esfuerzos hasta recibir el visto bueno del médico. Luego de llegar al país y como consecuencia de los golpes y puntos que recibió, Mascheroni se vio obligado a mantener reposo durante el período de cinco días y hasta hoy se ve imposibilitado para manejar. Con dos cortes, uno sobre la rodilla y otro en la parte delantera de la pierna y cerca del tobillo, se ve obligado a mantener todos los recaudos necesarios por la profundidad que tiene la última herida.
Al momento de realizar un balance sobre el show que pudo presenciar el semblante del joven cambia y se puede ver el entusiasmo que las imágenes de los recuerdos generan. “Para el fanático del boxeo fue lo máximo. A mí siempre me gustó el boxeo, voy a peleas y al Chino lo sigo desde que empezó a pelear en Regatas, en el Club Equilibrio que está en Zavalla y General López. Cuando no era nada, solo un peleador amateur”.Mascheroni no tan solo es seguidor del Chino, a lo largo de los últimos cinco años, estos hombres supieron cultivar una buena amistad.
Cuando tiene que describir qué fue lo que sintió cuando se enteró que su ídolo se enfrentaría con el ícono del box, el joven lo comparó con las ansias que genera en los fanáticos del fútbol tener que presenciar una final del mundo. “Yo pensaba que lo mataba Maidana, pero yo le tenía fe. Se lo veía con todo”, cuenta el joven.
“Es un espectáculo único, a pesar de lo sucedido, es único. Y volvería a ir”, finalizó Mascheroni.
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