La descarga se dio en la breve
tormenta del viernes. Los vecinos sintieron el estruendo y algunos
vieron chispas y hasta una bola de fuego.
La Capital |
Conmocionados
aún por la tragedia de Villa Gesell que a esa misma hora les describía
la televisión, los vecinos de Rui Barbosa al 300 (Ayacucho al 6000) no
dieron crédito a lo que ocurrió la noche del viernes pasado en su
cuadra. "Oímos un estruendo como si se nos viniera la casa encima, se
cortó la luz y empezó un chisporroteo terrible en el cableado de la
calle", contó ayer Marga Tebes. Frente a su casa, en ese mismo instante,
la familia Trujillo-Acevedo vio cómo se armaba "una bola de fuego" en
el patio, junto a la pelopincho y a un escaso metro de donde estaba
parado Lázaro, su bebé de 19 meses. Un poco más hacia Ayacucho a Felipe
Ricardo Cremona literalmente lo levantó un trueno seco que sonó como una
"bomba". Al asomarse a la ventana vio una lluvia de chispas que
escupían los cables de la esquina y que, "como fuegos artificiales",
llegaban hasta mitad de cuadra. Todos se quedaron sin luz y al menos a
seis o siete familias se les quemaron plasmas, módem, teléfonos y otros
artefactos eléctricos.
La
tormenta en sí no fue gran cosa, pero en distintas partes de la ciudad
se reportaron descargas eléctricas. La más curiosa, por su extensión y
sus consecuencias, fue la que se dio en Ayacucho y Rui Barbosa.
Exactamente a las 21.50.
"Mirá
lo que son las cosas... mi hija acababa de llegar de viaje y yo justo
le estaba contando lo que había pasado en Gesell cuando de golpe se
escuchó el estruendo y nos quedamos sin luz y sin teléfono (el 465-6825,
que sigue descompuesto). Mi hija miró hacia la calle y ahí vio los
chispazos en el cableado", relató Tebes, a quien, además de causarle un
terrible susto, la descarga le quemó el televisor plasma.
A
su vecino Fernando Curatolo, de Rui Barbosa 339, un chispazo que
provocó el rayo le quemó incluso una pared y lo dejó sin teléfono (el
4626593) ni wi-fi. Aún no sabe si la descarga también afectó la
computadora.
Pero
los que quizás se llevaron el peor susto de todos fueron los habitantes
de esa misma cuadra al 327, donde viven Angela Argañaraz y la familia
de su hijo, Emiliano Trujillo.
Según
contó el joven, se encontraba a punto de irse a trabajar, con el nene
de un año y siete meses que como siempre lo seguía de atrás, cuando en
vez de salir al patio volvió sobre sus pasos para buscar algo que se
estaba olvidando.
En
ese momento, recordó su esposa, Karen Acevedo, vio caer una "bola de
fuego" a centímetros del lugar donde se encuentra armada una pileta
plástica, aún con los juguetes del nene en el agua.
"Pensé
que era una bomba de estruendo, pero cuando vi la luz casi me muero del
susto, más con lo que había pasado en Gesell un día antes", dijo la
chica, con el agravante de que su hijito, Lázaro, "vive" jugando allí y
al instante de caer el rayo estaba paradito a poco más de un metro.
Todos
los vecinos de la cuadra quedaron atemorizados por el fenómeno y al
menos a seis o siete de los hogares se les quemaron electrodomésticos,
en algunos de ellos varios artefactos a la vez.
Al
que no le explotó nada, pero fue un testigo privilegiado de la
descarga, fue Cremona, quien vive en Rui Barbosa 309, a metros de
Ayacucho.
El
hombre ya estaba descansando cuando escuchó "una explosión, como una
bomba", lo que lo sacó de la cama. Al mirar por la ventana hacia afuera,
vio que desde el cableado aéreo hasta la senda peatonal "saltaban
chispas en toda la altura y hasta mitad de cuadra".
Si
alguien pasaba por debajo en ese instante, razonó Cremona, "se prendía
fuego". Un fenómeno que todos los vecinos aseguraron no haber visto
nunca antes y, por supuesto, confían en no volver a vivir.
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