jueves, 2 de enero de 2014

ROSARIO: Mató a un chico y fue condenada a prisión efectiva, pero sigue libre

La familia de Mario Secondino, el joven sanlorencino que murió en 2008 atropellado por una policía, a quien la Justicia en un fallo inusual condenó a prisión efectiva, reclama la efectivización de la medida, que debía comenzar a regir desde el 5 de noviembre último. Es que una apelación presentada ese mismo día por la defensa de la autora frenó la detención y la dilató hasta febrero de 2014, una vez que termine la feria judicial, algo que molestó mucho a los familiares del chico muerto.
.La Capital | 

Mató a un chico y fue condenada a prisión efectiva, pero sigue libre
La mañana del 5 de noviembre de 2008 la oficial Mercedes Raquel Murúa conducía en contramano por el intercambiador de la ruta 11 cuando atropelló y mató al adolescente de 17 años, que se dirigía en su moto a trabajar. Cinco años después, la Justicia condenó a la mujer a tres años de prisión efectiva por homicidio culposo en accidente de tránsito, y la inhabilitó para manejar por ocho años.
El dictamen es poco frecuente por el cumplimiento obligatorio de la prisión, y a la vez novedoso, porque se la condiciona a hacer un tratamiento psicológico.
Reducción de condena. Lo que indigna a la familia de Marito, como todos llamaban a la víctima, es que en las idas y venidas del juicio, la condena inicial de cuatro años de encarcelamiento descendió a tres, y que si Murúa tiene buena conducta y cumple con los condicionamientos, podrá pedir su libertad a partir de los ocho meses de encierro. La gota que desbordó el vaso fue el recurso de inconstitucionalidad y su ingreso tardío a fallo que la defensa de la condenada presentó el mismo día en que ésta debía entregarse, lo cual le permitirá estar libre al menos un mes más, además del que ya pasó.
"Yo siempre pedí Justicia por mi hijo respetando los fallos, pero esta vez me superó", dijo a La Capital Marisa Medina, la mamá de Marito, quien el jueves pasado acudió a los tribunales de Balcarce 1651 de Rosario acompañada de familiares y allegados a su hijo, y se encadenó para pedir una resolución de la presentación de Murúa —que correrá por cuenta de la Sala 4ª Penal de la Cámara de Apelaciones— y su efectivo encarcelamiento.
Tras pocas horas de protesta, la mujer no obtuvo respuestas aunque se le permitió acceder al expediente y presentar un descargo en rechazo del pedido radicado por Murúa, que en definitiva entró a fallo ese mismo día y a raíz de la manifestación.
"Semanas esperando". Para la madre del joven fallecido "la Cámara de Apelaciones podía expedirse —sobre la última presentación de la condenada— pero dejó pasar el tiempo. Estuvimos semanas esperando y por eso un 24 de diciembre a la noche, mientras todos brindaban, nosotros estábamos pintando los carteles para hacer el reclamo en los tribunales".
Con el consuelo de que la condenada "sí o sí en febrero va presa", Marisa acepta y se resigna: "Las cosas no son como yo quiero: es como ellos quieren. Ella (por Murúa) tendría que haber ido detenida, tenía una fecha para entregarse pero lo lograron, los agarró la feria. Mientras tanto no se puede hacer más nada y yo siento que se me ríen en la cara. Estoy esperando justicia para mi hijo", concluyó.
Años de protestas. La familia de Secondino está integrada por Marisa, su marido Ramón y tres hijos: dos mujeres de 21 y 24 años, y un chico de siete, que es discapacitado. Tal como lo publicó reiteradamente La Capital, en todos estos años los amigos y familiares participaron de protestas ante Tribunales y realizaron cientos de gestiones buscando que se arribe a un fallo justo. Desde un principio reclamaron justicia, y denunciaron que se intentó desvirtuar la investigación y hasta hubo amenazas a testigos.
Inicialmente la causa recaló en el juzgado correccional de San Lorenzo, a cargo de Juan José Tutau. Murúa fue procesada por dolo eventual, pero en 2012 el juez Carlos Carbone, al término de un juicio en primera instancia, la condenó por homicidio culposo en accidente de tránsito, ya que evaluó que cometió una imprudencia, pero no tuvo intención de matar. Luego la causa fue apelada.
Las pruebas fueron contundentes, y además de los testimonios que indicaron que el Peugeot 205 rojo conducido por Murúa circulaba de contramano, por un carril separado por una pared, también apareció un video de una cámara de seguridad de una cerealera que puso al descubierto la mecánica del choque.
La condena fue ratificada por los jueces Rubén Darío Jukic, Alfredo Ivaldi Artacho y Daniel Acosta, de la Sala IV de la Cámara de Apelaciones en lo Penal.

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