Si bien cada vez más hay más conciencia en torno a la importancia del
protector solar, son pocas las personas que los utilizan correctamente.
En primer lugar, se suele asociar a los protectores con el verano,
cuando en realidad estos productos deben aplicarse durante todo el año,
cada vez que uno realice una actividad al aire libre, ya que los rayos
ultravioletas también afectan en los días nublados y en aquellos de poca
luminosidad.
“El 99 % sólo lo aplica en la playa o en las
piletas, cuando la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y
Tecnología Médica (Anmat) recomienda hacerlo en cualquier situación de
exposición de la piel a los rayos solares”, explicó el titular de la
Federación Argentina de Cámaras de Farmacias (Facaf), Miguel Lombardo.
Además, con una sola aplicación no basta: el protector debe reforzarse
luego de transpirar, practicar deportes, mojarse o secarse con una
toalla. Lo recomendable es reaplicar el producto cada dos horas de
exposición al aire libre.
Otro error frecuente es colocarse
la protección en el momento en que uno se expone al sol, cuando lo
recomendable es hacerlo, por lo menos, media hora antes, ya que es el
tiempo que demora la piel en absorberlo. “Otro concepto equivocado que
tiene la gente es que se aplica en la playa o en la pileta, cuando la
persona ya está recibiendo los rayos del sol. Los filtros solares deben
usarse entre 30 minutos y 2 horas antes de exponerse”, advirtió
Lombardo.
Según una encuesta de la Facaf, el 30 % de los
usuarios de protectores solares “no reaplica el producto en jornadas
extendidas al aire libre” y “un 40 % usa los comprados el año anterior”.
El sondeo también reveló que el 82 % de los consumidores adquiere los
protectores solares antes de las vacaciones y que sólo el 40 % pide
algún tipo de recomendación a dermatólogos o farmaceúticos.
Protegerse
El protector solar evita o disminuye las quemaduras por la exposición
al sol. Si no se utilizan estos productos, la radiación ultravioleta
puede provocar daños graves en los ojos (cataratas, lesiones en la
retina), envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas) y
diferentes tipos de cánceres cutáneos.
Pero estos productos
por sí solos no garantizan una correcta prevención, sino que además se
deben tener en cuenta otras medidas, como evitar exponerse al sol entre
las 10 y las 16 y complementar la protección con gorros, vestimenta
holgada y lentes de sol (Ver Recomendaciones para protegerse del sol).
“El aumento de la incidencia de los cánceres de piel en los últimos
cincuenta años hace de la prevención de la exposición a los rayos
ultravioleta (UV) un problema de salud pública”, sostuvo la doctora Dora
Loria, directora ejecutiva del Registro Argentino de Melanoma Cutáneo
(Ramc). En especial, cuando se incrementaron los comportamientos de
riesgo frente a la exposición solar, debido a que el bronceado se
convirtió erróneamente en sinónimo de belleza, bienestar y aspecto
saludable.
Camas solares
Además
de las radiaciones ultravioletas (UV) provocadas por el sol, las camas
solares son otra fuente de radiación ultravioleta que pueden causar un
mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel. Las dosis de UV artificiales
de las camas solares se acumulan a las de UV del sol y pueden reforzar
el efecto cancerígeno, por lo que el Instituto Nacional del Cáncer
desalienta el uso de las camas solares a la población en general y,
particularmente, a los menores de 35 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario