martes, 14 de enero de 2014

El protector solar se usa, pero de forma incorrecta

Si bien cada vez más hay más conciencia en torno a la importancia del protector solar, son pocas las personas que los utilizan correctamente. En primer lugar, se suele asociar a los protectores con el verano, cuando en realidad estos productos deben aplicarse durante todo el año, cada vez que uno realice una actividad al aire libre, ya que los rayos ultravioletas también afectan en los días nublados y en aquellos de poca luminosidad.

“El 99 % sólo lo aplica en la playa o en las piletas, cuando la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) recomienda hacerlo en cualquier situación de exposición de la piel a los rayos solares”, explicó el titular de la Federación Argentina de Cámaras de Farmacias (Facaf), Miguel Lombardo.

Además, con una sola aplicación no basta: el protector debe reforzarse luego de transpirar, practicar deportes, mojarse o secarse con una toalla. Lo recomendable es reaplicar el producto cada dos horas de exposición al aire libre.

Otro error frecuente es colocarse la protección en el momento en que uno se expone al sol, cuando lo recomendable es hacerlo, por lo menos, media hora antes, ya que es el tiempo que demora la piel en absorberlo. “Otro concepto equivocado que tiene la gente es que se aplica en la playa o en la pileta, cuando la persona ya está recibiendo los rayos del sol. Los filtros solares deben usarse entre 30 minutos y 2 horas antes de exponerse”, advirtió Lombardo.

Según una encuesta de la Facaf, el 30 % de los usuarios de protectores solares “no reaplica el producto en jornadas extendidas al aire libre” y “un 40 % usa los comprados el año anterior”. El sondeo también reveló que el 82 % de los consumidores adquiere los protectores solares antes de las vacaciones y que sólo el 40 % pide algún tipo de recomendación a dermatólogos o farmaceúticos.

Protegerse

El protector solar evita o disminuye las quemaduras por la exposición al sol. Si no se utilizan estos productos, la radiación ultravioleta puede provocar daños graves en los ojos (cataratas, lesiones en la retina), envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas) y diferentes tipos de cánceres cutáneos.

Pero estos productos por sí solos no garantizan una correcta prevención, sino que además se deben tener en cuenta otras medidas, como evitar exponerse al sol entre las 10 y las 16 y complementar la protección con gorros, vestimenta holgada y lentes de sol (Ver Recomendaciones para protegerse del sol).

“El aumento de la incidencia de los cánceres de piel en los últimos cincuenta años hace de la prevención de la exposición a los rayos ultravioleta (UV) un problema de salud pública”, sostuvo la doctora Dora Loria, directora ejecutiva del Registro Argentino de Melanoma Cutáneo (Ramc). En especial, cuando se incrementaron los comportamientos de riesgo frente a la exposición solar, debido a que el bronceado se convirtió erróneamente en sinónimo de belleza, bienestar y aspecto saludable.

Camas solares

Además de las radiaciones ultravioletas (UV) provocadas por el sol, las camas solares son otra fuente de radiación ultravioleta que pueden causar un mayor riesgo de desarrollar cáncer de piel. Las dosis de UV artificiales de las camas solares se acumulan a las de UV del sol y pueden reforzar el efecto cancerígeno, por lo que el Instituto Nacional del Cáncer desalienta el uso de las camas solares a la población en general y, particularmente, a los menores de 35 años.

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