Ejecución cerca de un punto de venta de drogas donde ya hubo dos heridos de bala hace tres meses. Eduardo Escobar tenía 40 años. Al ser herido corrió tambaleante e ingresó en una casa. El dueño quiso ayudarlo pero murió frente a él.
/La Capital |
Eduardo Escobar recibió dos balazos en un pasillo, corrió malherido diez metros y se introdujo desesperado a pedir ayuda en una casa del barrio Triángulo. Allí se desplomó sin vida. Hasta anoche, los investigadores no habían determinado la motivación del crimen. Pero fuentes policiales señalaron la posibilidad de que los autores del ataque hayan sido soldaditos de un búnker ubicado a menos de cinco metros de donde Escobar dejó de existir.
Este caso reproduce la lógica de otros registrados este año: el de personas heridas o asesinadas en cercanías de puntos de venta de drogas. Este quiosco fue allanado por fuerzas policiales tres veces en los últimos dos años. En septiembre pasado hubo allí dos hombres heridos de bala.
Un portavoz de la Unidad Regional II señaló que, a las 15.30 del sábado, Escobar estaba en un ancho corredor en Valparaíso al 3300, en la zona sudoeste de la ciudad. Cerca de él había una moto Suzuki negra que le habían prestado. En ese momento en la cuadra se escuchó el ruido de balazos. Escobar, de 40 años, fue alcanzado por dos disparos. Como pudo apuró el paso para meterse, tambaleante, en una casa que se conecta con el pasillo.
El dueño de casa se sorprendió al ver al hombre e intentó en vano socorrerlo. Dos balazos en el pecho terminaron con su vida en escasos minutos. Hasta anoche, los pesquisas de la comisaría 18ª y de la sección Homicidios no tenían pistas firmes que conduzcan al autor de los balazos mortales.
"Los vecinos dijeron que pasó un hombre caminando y le tiró, aunque otros comentaron que (el agresor ) se movilizaba en una moto", explicó un vocero policial.
En una propiedad contigua al pasillo donde Escobar fue atacado funcionaba, según fuentes policiales, un búnker de venta de estupefacientes. El dato no es menor a raíz de que a los oídos de los investigadores llegó el comentario de que quien abrió fuego sería un soldadito de ese quiosco. Una fuente de la seccional 18ª indicó que, cuarenta y cinco días atrás, desde esa dependencia policial se envió una notificación a la Dirección de Prevención y Control de Adicciones para informar la existencia del búnker.
La barriada está conformada por casas de material y la calle Valparaíso a esa altura está bordeada por un descampado en el que se levantan casillas con techo de chapa. El vocero consultado señaló que los vecinos se mostraron renuentes a brindar detalles de cómo se había desencadenado el crimen.
Hace tres meses. El bunker en Valparaíso al 3300 fue allanado al menos en tres ocasiones en los últimos tiempos. Tres meses atrás, fue el escenario de un enfrentamiento a tiros en el que resultaron heridos dos hombres. Al parecer, la gresca se desató cuando un grupo forzó el ingreso de la construcción con la aparente intención de robar droga y dinero que había en el lugar, lo que se conoce como mejicaneada.
Fue el 16 de septiembre. Efectivos del Comando Radioeléctrico fueron convocados por vecinos que llamaron al 911 luego de varias detonaciones. Al arribar no había vestigios de droga ni dinero en el quiosco, aunque era evidente que el lugar había sido violentado. Tras la balacera, Iván M., de 19 años, fue internado con un balazo en una pierna mientras que el otro herido, Jorge B., de 35, fue dado de alta luego de ser asistido por un golpe en la cabeza.
El quiosco de Valparaíso al 3300 también había sido noticia en dos ocasiones recientes. El 26 de abril pasado agentes del Comando Radioeléctrico acudieron luego de perseguir a dos jóvenes que se movilizaban en una moto Yamaha 110 y se habían negado a ser identificados. Al llegar a Valparaíso al 3300, ingresaron a una humilde propiedad. Allí fueron apresados por los uniformados que les incautaron una pistola calibre 9 milímetros, pero además se toparon con droga: 1,385 kilo de cocaína y medio kilo de marihuana.
La tarde del 5 de abril de 2011, efectivos de Drogas Peligrosas de la Policía Federal secuestraron unos siete kilos de droga y tres armas de fuego. Entonces los efectivos estuvieron más de una hora para violentar el candado con el que estaba cerrada la puerta de calle. En el interior de la construcción se hallaron tres armas cargadas: una pistola calibre 32, otra 22 y un pistolón con caño recortado. Había un pan de marihuana de 1,5 kilo y una bolsa con 1,800 kilo de pasta base de cocaína y el resto sustancia ya fraccionada. También unos 3 mil pesos en billetes de baja denominación.
En ese momento, voceros de la Policía Federal dijeron que habían sido detenidos dos chicos de 15 y 17 años y que la vivienda allanada estaba "casi desamoblada, con basura en todos los ambientes y con la puerta cerrada con candado desde afuera". Por esa razón se indicó que los chicos que fueron encontrados en el interior estaba en una especie de "régimen de esclavitud". Además, recordaron que el lugar había sido requisado anteriormente dos veces, una por parte de los policías federales y la otra por la policía provincial. "Siempre se encontró droga y gente distinta atendiendo el lugar", había dicho el vocero consultado.
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