domingo, 24 de noviembre de 2013

MÁS QUE UNA CAÍDA EN BAHÍA BLANCA FUE UN LLAMADO DE ATENCIÓN PARA CENTRAL

El Canalla pisó en falso y lo pagó caro. Pagó con una derrota que le permitió a un equipo, que divide de la misma forma, acercarse. Y lo peor: hizo prácticamente nada para ganarlo.
La Capital | 
MÁS QUE UNA CAÍDA EN BAHÍA BLANCA FUE UN LLAMADO DE ATENCIÓN PARA CENTRAL
 Si de aprender de los errores se trata, Central ya tuvo mucho en este campeonato. Pero lo peor es que sigue dando pasos en ese sentido, amén de aquella racha positiva que reposicionó al equipo y que hoy lo tiene con cierta cuota de alivio en cuanto a los números. Lo de anoche en Bahía Blanca puede servir como ejemplo. En un partido que fue tomado como crucial, que un rival aparezca libre de marcas en medio de una pelota parada, es un verdadero toque de atención. El Canalla pisó en falso y lo pagó caro. Pagó con una derrota que le permitió a un equipo, que divide de la misma forma, acercarse. Y lo peor: hizo prácticamente nada para ganarlo.
   El partido que propuso Central desde que pitó Vigliano fue claro. Reagrupados del medio hacia atrás y, cuando se podía, pelotazo largo para que Luna la aguantara y a partir de allí si avanzar en bloque. No obstante la ejecución del plan de acción falló de cabo a rabo. El Chino no sólo no aguantaba el balón, sino que a la hora de defenderse, el equipo tampoco se mostraba ordenado.
   Musto puso en evidencia que ese grupo compacto que quiso ser el Canalla en el fondo ya mostraba grietas en los primeros minutos. Mucho peor la pasó el fondo auriazul cuando Pérez Guedes (19’), en clara posición adelantada, probó en dos ocasiones los reflejos de Caranta. El uno respondió.
   En ese tedioso primer tiempo no hubo ni una sola combinación entre Encina, Nery Domínguez y Lagos, los encargados de empezar a tejer el juego canalla. Y así todo le fue más difícil. Aquel desborde de Elías Gómez que terminó con un centro, la atropellada de Ferrari y el vuelo estéril de Luna para intentar corregir el recorrido del balón fue lo único. Poco no, muy poco.
   Esa apenas buena intención de empezar a manejar la pelota por abajo en el inicio del complemento quedó en la nada. Fue un suspiro. Y con eso la paridad y el juego quedaron reducidos al mínimo error, para que cualquiera lo pagara con la derrota.
   Es cierto, Olimpo no hizo méritos para irse con una sonrisa dibujada. A tal punto que sólo ejecutó un tiro al arco en el segundo tiempo, con el tiro libre de Gissi, que se fue apenas alto. Y la del gol, claro. Allí Magallán soltó la marca y Caranta amagó a salir y se quedó a mitad de camino. Resultado: entrada de Gissi en soledad para sentenciar un partido que a esa altura ya se había desdibujado bastante por el fuerte viento y el agua que caía.
   Un alto en ese punto. Con el viento a su favor, Central ni siquiera se avivó de patear al arco. Para qué más ejemplos. La única complicación que llevó al arco de Champagne fue una media chilena de Luna, que se fue lamiendo el palo derecho.
   La coincidencia en los discursos sobre que se hizo un mal partido estuvo. Pero con eso no alcanza. Central debe saber que cualquier bisagra lo puede beneficiar, pero que si esos quiebres que experimenta son en contra, sus objetivos pueden comprometerse seriamente. Tiempo para la reacción hay, sólo es cuestión de obrar como se debe.

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