Son causas iniciadas desde 2011.
Este año ya suman 30 y hay 9 con sentencia firme. La Intendencia
presupuestó pagar en el período actual casi 370 mil pesos por los
litigios.
La Capital |
En el último año y medio, ya pesan
sobre las espaldas de la Municipalidad 90 juicios de los rosarinos que
se cayeron y se lastimaron debido al mal estado de las veredas. En 2011
se registraron 60 y en lo que va de este período son 30. Del número
total, hay nueve con sentencia firme y presupuestados por los que la
Intendencia deberá pagar 369.271 pesos.
La semana pasada, la Justicia
responsabilizó a la Municipalidad y a la petrolera Esso de las lesiones
que una mujer que caminaba con su bebé en brazos sufrió el 13 de junio
de 2008 al caerse en la vereda en Oroño y 9 de Julio. Al flamante fallo
le anteceden los de las siguientes fechas: mayo de 2011, agosto y
diciembre de 2010, sólo por citar algunos. En cada caso, los
resarcimientos fueron de 46 mil, 100 mil y 180 mil pesos por lesiones
que las víctimas habían sufrido en marzo, agosto y septiembre de 2006,
2007 y 2005, respectivamente, siempre por caídas en veredas rotas.
. De los datos se obtiene una
primera conclusión. Hay casi una relación periódica entre la fecha de
los accidentes y las resoluciones judiciales. Además de otra mirada más
llamativa: la vereda de Oroño y 9 de Julio sigue rota. ¿Por qué?. “Es un
tema trillado y la Municipalidad no hace nada”, dijo el concejal
radical Jorge Boasso. Dos años atrás, el edil propuso el Concurso Anual
Veredas Cumplidoras, que premiaría a diez vecinos por distrito entre
quienes se encontraran al día con la tasa general de inmuebles (TGI).
Pero, no por recurrente es menor la
vigencia del tema. “Como presidente de la comisión de Obras Públicas, el
martes planteé la necesidad de citar a las secretarías de Obras
Públicas y de Gobierno de la Municipalidad para que informen cuál es la
situación de las veredas, con el ánimo de encontrar una solución
definitiva”, comentó el concejal Héctor Cavallero. Y fundamentó su
preocupación: “En los barrios faltan veredas o están hechas en distintos
niveles y en el centro el estado es alevoso”. Además, explicó que hace
tiempo solicitó sin éxito la lista y el estado de los juicios que se
sustancian por este tema.
Belén García y Mélani Rojo son
alumnas de 4º año de la modalidad Humanidad del colegio Los Angeles y
esta semana visitaron el Centro de Rehabilitación para Personas con
Discapacidad Visual, Luis Braille, de España 528. El objetivo fue tener
de primera mano el testimonio de sus integrantes. ¿Cómo hacen para
circular con veredas rotas? Con este interrogante como fondo, el 29 de
agosto las adolescentes llevarán propuestas al Concejo, cuando sean
concejales por un día. “Ordenanzas hay, deberían cumplirse”, comentaron
entusiasmadas con la proyección que tendrá la tarea.
“El 24 de enero me caí en Pueyrredón
y 9 de Julio en una vereda que está levantada por las raíces de un
árbol, me corté tanto que la sangre no paraba, tuve que tomar
antibióticos durante mucho tiempo por la infección, por la mugre que
había y la suciedad de los perros”, relató Graciela Ramírez, mientras
mostraba las huellas de aquel tropezón memorable que le dejó dos
visibles cicatrices sobre las rótula y tres meses de recuperación. A
pesar del disgusto la mujer, que también se lastimó las manos para
evitar golpear con la cara, no inició acciones contra la Municipalidad
por no haber previsto esa trampa de ramas y baldosas levantadas.
A Tribunales. “Son muchas más las
caídas que los juicios”, dijo María Paula Arias, quien patrocinó a la
mujer accidentada en Oroño y 9 de Julio y que ahora la Municipalidad
deberá resarcir con unos 30 mil pesos. Y aseguró que la gente evita la
instancia judicial por miedo a tener problemas, además de que existe
falta de información sobre cómo proceder.
El 13 de junio de 2008, la mujer y
su hijo circulaban por Oroño y 9 de Julio y se cayó porque la vereda
tenía un hundimiento de entre 6 y 7 centímetros, con lajas rotas y
sueltas. Por el golpe se lesionó el tobillo que terminó con una lesión
parcial y permanente de incapacidad que lo afecta en un 3 por ciento
(dejó inestabilidad como secuela). La escena conmovió a dos jóvenes que
pasaban por el lugar y que le dejaron sus datos para actuar como
testigos.
Las acciones judiciales no tardaron
en llegar. “Pudimos probar el estado de la vereda, el daño y el hecho”,
explicó la abogada. Y contó que la defensa del Palacio de los Leones
adujo en el Tribunal que ni los vecinos ni el frentista habían
anoticiado el estado defectuoso de la acera. “La jueza consideró que eso
no es óbice para eludir la responsabilidad que le compete a la
Municipalidad”, argumentó.
En el caso de las aceras, como espacio
público, el dominio corresponde a la Municipalidad y la conservación a
los frentistas. Por eso, en un juicio la demanda va por partida doble y
aunque es el gobierno el que suele responder primero, después puede
iniciar lo que técnicamente se conoce como recurso de repetición contra
el vecino que tiene a su cargo la vereda.
“Las veredas son una emboscada; una
de las cosas que dejó claro este juicio es que no se puede exigir a los
transeúntes una atención extrema para evitar caídas”, sostuvo Arias. El
Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 2 avaló sus
argumentos y calificó de “insoslayable” a la responsabilidad que le cabe
al municipio.
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