Una hembra joven de aguará guazú
fue rescatada ayer al mediodía sana y salva en Fisherton, después de
que una asustada familia la descubriera en el garaje abierto de su casa
gracias a los ladridos de los perros.
La Capital |
Una hembra joven de aguará guazú (zorro grande en guaraní, ver
aparte) fue rescatada ayer al mediodía sana y salva en Fisherton,
después de que una asustada familia la descubriera en el garaje abierto
de su casa gracias a los ladridos de los perros. El insólito suceso se
dio en Benegas 7879 y tuvo final feliz: luego de que los propietarios de
la vivienda llamaran a Defensa Civil municipal, un veterinario con
vasta experiencia en especies silvestres, Guillermo Pérez Jimeno, fue
convocado para anestesiar al aguará guazú y capturarlo, de modo de poder
trasladarlo en perfectas condiciones de salud a la Granja La Esmeralda,
un centro de rescate, reproducción e investigación de la fauna
autóctona ubicado al norte de la ciudad de Santa Fe.
Según contó ayer el especialista a La
Capital, nada en principio le permitió suponer que el animal —una
especie en riesgo de extinción— haya estado previamente en cautiverio.
Es más, por sus patas y uñas "muy
gastadas" y lastimadas, Pérez Jimeno se inclinó por la hipótesis de que
el aguará guazú haya caminado "kilómetros y kilómetros" sobre "suelo
duro" hasta llegar a la zona poblada de Fisherton. Aun así, se
encontraba en perfecto estado de salud
El veterinario recordó que en octubre
de 2008 otro ejemplar de la misma especie ya había sido encontrado en
Granadero Baigorria. Por entonces no se pudo determinar si había estado
cautivo y logrado escapar, o simplemente se había desplazado de sus
hábitats habituales: zonas con maleza, pastizales o inundables, en las
que suele permanecer incluso oculto durante el día. De todos modos, la
cuenca del Paraná es uno de sus ambientes naturales.
Ladridos y algo más.
El especialista relató que pasadas las 7 la familia en cuya casa
apareció el animal oyó que sus perros ladraban insistentemente y también
escuchó algún "ruido raro".
Sin embargo, el descubrimiento fue más
tarde, pasadas las 10, al acercarse al garaje abierto de su vivienda,
donde se había refugiado el aguará. Fue entonces que lanzaron un SOS a
Defensa Civil. Al mismo tiempo, enterados de la curiosa situación, otros
vecinos de la zona que conocen el trabajo de Pérez Jimeno lo llamaron.
Por eso, previa autorización del
subsecretario de Recursos Naturales provincial, Ricardo Biasatti, el
veterinario concurrió acompañado por su colega Lucía Llarín Amaya y
Gerardo Gómez, quienes se sumaron al rescate.
Aunque el aguará es naturalmente
"tímido", dijo ayer se mostró muy asustado. "Como había quedado
encerrado en un garaje con rejas se puso un poco loco, pero todo salió
muy bien", reconoció Pérez Jimeno.
Una vez anestesiado no tuvieron mayor
dificultad para revisarlo y ubicarlo en un jaulón que facilitó el
Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa). Al aguará sólo le restaba
el viaje hasta La Esmeralda, un hogar mucho más amigable que la cochera
de una zona urbana.
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