lunes, 4 de junio de 2012

Hallaron un aguará guazú en un garaje de Fisherton

Una hembra joven de aguará guazú fue rescatada ayer al mediodía sana y salva en Fisherton, después de que una asustada familia la descubriera en el garaje abierto de su casa gracias a los ladridos de los perros.
La Capital | 
Una hembra joven de aguará guazú (zorro grande en guaraní, ver aparte) fue rescatada ayer al mediodía sana y salva en Fisherton, después de que una asustada familia la descubriera en el garaje abierto de su casa gracias a los ladridos de los perros. El insólito suceso se dio en Benegas 7879 y tuvo final feliz: luego de que los propietarios de la vivienda llamaran a Defensa Civil municipal, un veterinario con vasta experiencia en especies silvestres, Guillermo Pérez Jimeno, fue convocado para anestesiar al aguará guazú y capturarlo, de modo de poder trasladarlo en perfectas condiciones de salud a la Granja La Esmeralda, un centro de rescate, reproducción e investigación de la fauna autóctona ubicado al norte de la ciudad de Santa Fe.
Según contó ayer el especialista a La Capital, nada en principio le permitió suponer que el animal —una especie en riesgo de extinción— haya estado previamente en cautiverio.
Es más, por sus patas y uñas "muy gastadas" y lastimadas, Pérez Jimeno se inclinó por la hipótesis de que el aguará guazú haya caminado "kilómetros y kilómetros" sobre "suelo duro" hasta llegar a la zona poblada de Fisherton. Aun así, se encontraba en perfecto estado de salud
El veterinario recordó que en octubre de 2008 otro ejemplar de la misma especie ya había sido encontrado en Granadero Baigorria. Por entonces no se pudo determinar si había estado cautivo y logrado escapar, o simplemente se había desplazado de sus hábitats habituales: zonas con maleza, pastizales o inundables, en las que suele permanecer incluso oculto durante el día. De todos modos, la cuenca del Paraná es uno de sus ambientes naturales.
Ladridos y algo más. El especialista relató que pasadas las 7 la familia en cuya casa apareció el animal oyó que sus perros ladraban insistentemente y también escuchó algún "ruido raro".
Sin embargo, el descubrimiento fue más tarde, pasadas las 10, al acercarse al garaje abierto de su vivienda, donde se había refugiado el aguará. Fue entonces que lanzaron un SOS a Defensa Civil. Al mismo tiempo, enterados de la curiosa situación, otros vecinos de la zona que conocen el trabajo de Pérez Jimeno lo llamaron.
Por eso, previa autorización del subsecretario de Recursos Naturales provincial, Ricardo Biasatti, el veterinario concurrió acompañado por su colega Lucía Llarín Amaya y Gerardo Gómez, quienes se sumaron al rescate.
Aunque el aguará es naturalmente "tímido", dijo ayer se mostró muy asustado. "Como había quedado encerrado en un garaje con rejas se puso un poco loco, pero todo salió muy bien", reconoció Pérez Jimeno.
Una vez anestesiado no tuvieron mayor dificultad para revisarlo y ubicarlo en un jaulón que facilitó el Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa). Al aguará sólo le restaba el viaje hasta La Esmeralda, un hogar mucho más amigable que la cochera de una zona urbana.

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