lunes, 30 de abril de 2012

ROSARIO: El 95 por ciento de los parques carece de bebederos

De los 15 grandes parques y 450 plazas y plazoletas que tiene Rosario son pocos, poquísimos, los que tienen un bebedero con agua potable y menos aún los que ofrecen sanitarios. Lo peor es que la carencia, que afecta al 95 por ciento de esos espacios verdes, está naturalizada.

De los 15 grandes parques y 450 plazas y plazoletas que tiene Rosario son pocos, poquísimos, los que tienen un bebedero con agua potable y menos aún los que ofrecen sanitarios. Lo peor es que la carencia, que afecta al 95 por ciento de esos espacios verdes, está naturalizada. Y como siempre en materia de déficits en los servicios públicos, a los que más perjudica es a los más pobres. "Porque el que tiene dinero compra agua envasada y si necesita un baño paga una consumición en un bar", ejemplificó el director de la Cátedra del Agua de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Aníbal Faccendini, cuyo Observatorio realizó un relevamiento sobre 46 plazas de la ciudad y de Villa Gobernador Gálvez con resultados francamente desoladores.
El estudio concluyó que la casi totalidad de los espacios relevados carece de "agua pública", un concepto para nada neutro que refiere de manera directa al carácter de derecho humano esencial que define a ese elemento. "Sólo tienen como alternativa el agua envasada y paga, no hay bebederos comunitarios", abunda el informe.
La "paradoja", como la caracterizó ayer Faccendini, es que en algunas de las plazas existen fuentes con efectos estéticos (como en la López, la Sarmiento o la Buratovich) que, lejos de funcionar con agua reciclada, como cabría de esperar, utilizan agua potable. Pero eso sí: inaccesible para el consumo, hasta por impedimento físico.
Tampoco los parques de alta participación deportiva, salvo aisladísimas excepciones, tienen bebederos. No los hay en el Urquiza, el Scalabrini Ortiz ni el España, y sólo a veces funciona uno en el Independencia y otro en el Norte. La situación es similar en cuanto a los baños, que únicamente se ven en dos de esos parques, abiertos ocasionalmente.
No se salvan los casi 20 kilómetros de la llamada Calle Recreativa, ni las plazas de la Madre, San Martín y 1º de Mayo y Dorrego, de Villa Gobernador Gálvez.
Faccendini echó mano a dos argumentos fuertes: que el acceso al agua se "privatiza" y "mercantiliza" de facto y que al ocurrir en lugares como parques y plazas el fenómeno se agrava, ya que, "como las escuelas y la Universidad", se trata de algunos de los "pocos espacios públicos que integran a personas de distintos sectores".
Contradictorio. El documento recuerda además que hace dos años el agua fue declarada derecho humano básico por la ONU. Paradójicamente, ni siquiera la plaza rosarina que lleva ese nombre, de Los Derechos Humanos (Esteban de Luca y Corrientes), respeta ese mandato mediante la instalación de un simple bebedero. Tampoco lo hace la de la Integración (San Martín y Saavedra).
Con ese diagnóstico, el dirigente insistió con la propuesta de que "al menos" se instalen baños químicos en los espacios públicos y se articule con el sector privado, apelando a la "responsabilidad social empresaria", para que donen recursos destinados a instalar bebederos comunitarios y se incorporen así, voluntariamente, como "protectores sociales de las plazas".
También propuso una "campaña ciudadana de Cuidadores del Agua" para que jóvenes voluntarios se sumen al cuidado ambiental de los bebederos.

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