La provincia llegó ayer al pico
de consumo desde 2003. Los comercios cerraron sus puertas. La EPE aplicó
un plan preventivo, pero igual hubo una explosión en un centro
distribuidor.
Casi 40 grados de temperatura y alerta
amarilla del Servicio Metereológico Nacional (SMN), además de un récord
de demanda en el sistema eléctrico desde 2003 (1.949,5 megavatios),
cortes en el suministro y una explosión en el centro de distribución de
la Empresa Provincial de la Energía (EPE, Buenos Aires al 1100). Todo
eso junto castigó ayer durante unas seis horas sin luz, y hasta las 20, a
miles de malhumorados usuarios del macrocentro (Urquiza, Necochea, 27
de Febrero y Dorrego) de la ciudad.
La firma intentó aplicar interrupciones a las que
bautizó como preventivas con el fin de evitar más desperfectos, pero
fueron realmente cortes repentinos y al final resultaron inútiles.
Pareció el mismísimo infierno y no se descarta que hoy sigan los
inconvenientes.
A las 13.55, se produjo la demanda en el consumo de
electricidad más alta desde 2003. Superó los 1.902 megavatios
registrados el 21 de diciembre último, según se aseguró en un comunicado
de la empresa: "Con 1.949,5 megavatios se batió en la provincia un
nuevo récord histórico de demanda de potencia, en el sistema eléctrico
santafesino".
Alrededor de esa hora habían comenzado a aplicarse
los cortes preventivos, pero el intento de moderar la demanda fracasó a
las 15 cuando una falla electromecánica originada a partir de una
explosión en el centro de distribución Mendoza averió cables
alimentadores de la red de media tensión subterránea. El inconveniente
se debió a la alta demanda registrada en un día de calor extremo y dejó
expuesta la obsolescencia de la infraestructura. A partir de las 18.30,
paulatinamente, comenzó a reponerse el servicio. Minutos antes de las
20, la EPE aseguró que sólo quedaba "la cuadra de 9 de Julio al 1800 sin
luz y no por mucho tiempo".
¿Preventivo o repentino? Los cortes
preventivos tomaron por sorpresa a los vecinos y, si bien se anunció que
no durarían demasiado, llegaron hasta cinco y más horas, en algunas
zonas. "Vivo en Maipú entre San Luis y Rioja, en mi cuadra cortaron a
las 11.30. Llamé inmediatamente a la EPE y me dijeron que había cuatro
zonas con cortes preventivos hasta las 16. Son las 17.30 y sigo sin luz.
Recién volví a comunicarme y me dijeron que hay una falla importante;
una explosión que perjudicó el panorama. Si la empresa sigue destinando
el 90 por ciento de fondos en salarios y el 10 por ciento en obras, dudo
que los usuarios tengamos luz como se debe. Deberíamos dejar de pagar
la boleta hasta que nos den el servicio que nos merecemos", dijo ayer
Silvia en un llamado a La Capital.
Pero los clientes residenciales no fueron los únicos
en quejarse. También se escuchó el reclamo de los comerciantes que desde
fines del año pasado vienen soportando prolongados apagones. "Ahora
dicen que son cortes programados, pero nadie nos avisa", se quejaba el
dueño de un quiosco de Córdoba entre San Martín y Sarmiento, mientras
sacaba sándwiches y lácteos de una conservadora para llevárselos a su
casa.
Igual crítica se escuchó desde un negocio de
indumentaria deportiva de la misma cuadra. "No podemos cerrar porque las
persianas son automáticas, pero tampoco se puede vender nada porque no
hay sistema y el depósito está completamente oscuro. No nos queda otra
que esperar que vuelva la luz”, comentaban los empleados.
La agonía se repetía en bares, regalerías y
zapaterías de la peatonal donde el servicio se repuso recién entrada la
tarde, poco tiempo antes de que llegara la hora de bajar las persianas.
La de ayer fue la segunda vez en este verano en que
la EPE apeló a la suspensión programada del servicio. Con la llegada de
las vacaciones, todo hacía estimar que esa postal quedaría en el pasado.
Sin embargo, la alta demanda registrada a partir del mediodía “obligó a
producir cortes para mantener los niveles de tensión operativos y
evitar problemas en los cables distribuidores”, explicó la portavoz de
la empresa prestadora de electricidad, Diana Antruejo.
La anterior jornada de corte programado había sido el
22 de diciembre, después que varios sectores del centro llevaban horas a
oscuras. En esa oportunidad, hubo piquetes en Mitre al 700 y en Mendoza
y Alem, con el fin de exigir respuestas inmediatas.
El mal menor. Según advirtió
Antruejo, los cortes preventivos, a diferencia de los programados (que
se comunican con 24 o 48 horas de anticipación) y los de emergencia
(como los aplicados luego de la explosión de ayer), “tienen como
objetivo evitar males mayores en el sistema de provisión eléctrica y
evitar que el circuito soporte una exigencia mucho mayor de lo habitual y
se impide que el cable distribuidor se queme. En toda la ciudad hay 400
cables distribuidores y cuando se produce una falla en uno de ellos se
pueden ver afectadas entre 10 y 40 manzanas, según la zona”.
La funcionaria y apuntó que en las ciudades de Córdoba y Capital Federal también se estaban desarrollando cortes programados.
Sin vacaciones
Enero ya no es un mes de baja demanda eléctrica. “El
crecimiento del área central a partir de la construcción de edificios y
las mejoras en las condiciones de confort hacen que se registren picos
de demanda inclusive en época de vacaciones. El año pasado se vio eso”,
sostuvo la portavoz de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), Diana
Antruejo.
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