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domingo, 20 de marzo de 2016

Sta Fe Cada año más jóvenes vuelven a la escuela pero la mayoría repite

En la provincia se sumaron 16.115 alumnos al nivel medio entre 2008 y 2015. Sin embargo, el porcentaje de estudiantes que aprueba el último año en los plazos establecidos no supera el 42 por ciento

Primero. Es el año en el que se incorporan más estudiantes pero también donde se concentra gran parte de los repitentes. Foto: Manuel Testi / UNO Santa Fe
La escuela secundaria se convirtió en obligatoria con la sanción de la Ley de Educación Nacional (LEN) en 2006. Desde entonces es responsabilidad de los Estados, nacional y provincial, generar las condiciones para que toda la población pueda acceder a su título. En Santa Fe, desde que se trabaja en la universalización del nivel medio se ha logrado un incremento sostenido de la matrícula. Pero la repitencia sigue siendo alta y eso se ve en el bajo porcentaje que logra terminar el cursado (y aprobar todas las materias) en el tiempo previsto.

Desde 2008, 16.115 jóvenes se incorporaron al sistema educativo en el nivel medio. Sin embargo, menos del 40 por ciento del alumnado logra egresar en tiempo y forma. El resto se divide entre los repitentes y quienes terminan abandonado la escolarización.

El 1º año es más el crítico, pese a que es obligatorio desde la Ley Federal de Educación (LFE) que lo había convertido en 8º año de la EGB (Educación General Básica). Allí se evidencia un importante crecimiento de la matrícula respecto a quienes fueron promocionados de 7º grado el año anterior. En contrapartida, en 2º año disminuye entre un 19 y un 25 por ciento la cantidad de alumnos, si se la compara con la de 1º año del ciclo lectivo anterior.

Lograr la universalización de la secundaria implica, todavía, una gran cantidad de desafíos y de acciones concretas que puedan dar respuestas reales a la población. En ese sentido, la provincia ha llevado adelante líneas centradas en la infraestructura y el diseño curricular; mientras que la Nación trabajó en programas especiales que apuntan a complementar esas tareas con financiamiento específico, como los planes de mejora para las escuelas técnicas, Conectar Igualdad y aportes como la asignación universal y el plan Progresar.

“Después de definir, en 2007, cómo quedaría la estructura; empezamos a trabajar para ver cómo hacer que esa obligatoriedad que está como mandato de ley pase a una construcción real en el territorio santafesino. Es una cuestión que generó incertidumbres y ciertas tensiones. Pero siempre el objetivo fue generar un plan de trabajo que nos permita llegar a la construcción real en el territorio santafesino”, explicó a Diario UNO, Nora Reina, subsecretaria de Gestión Territorial Educativa del Ministerio de Educación.

Y detalló que, a lo largo de los años que siguieron, se fueron cubriendo las necesidades edilicias, de diseño curricular, de incorporación de recursos humanos y de adecuación de las distintas modalidades existentes, entre otras. De todas maneras reconoció que aún hay muchas metas por alcanzar para lograr que la realidad refleje lo que marca la ley.

“Todo lo hecho tiene que ver con cambiar una escuela que era para unos pocos y convertirla en una escuela para todos”, subrayó Reina y agregó: “Tenemos que seguir trabajando, además de en la inclusión, en la calidad y en la innovación. En ese sentido, es dónde vamos a poner muchísimo énfasis este año. Por eso el mayor desafío es brindar continuidad y fortalecimiento a las políticas que garantizan derechos”.




Sumar sostenidamente

A la hora de analizar las cifras es importante detallar que Nación y provincia tienen sus propios informes y que, algunos datos, no coinciden del todo. Más allá de eso, desde la cartera educativa santafesina explicaron que en 2008 se modificó el sistema por el cual se hace el registro de los alumnos por uno mucho más preciso que permite individualizar a los estudiantes y sus trayectorias.

Más allá de las diferencias, en ambos informes se ve un crecimiento sostenido de la matrícula desde 2008. Así, la provincia estima, entre 2008 y 2015, una variación relativa del 7,7 por ciento en la cantidad de estudiantes, lo que implica la incorporación de 16.115 personas.

Los números incluyen tanto la matrícula de los establecimientos de gestión pública como los de gestión privada. El esfuerzo de la provincia, en la creación de nuevas secciones e instituciones, se ha centrado mayormente en el ámbito público; a medida que se fueron sumando alumnos, el impacto inclinó levemente la balanza a favor de la educación oficial.

Los colegios dirigidos por organizaciones o empresas reúnen un poco más del 30 por ciento de los estudiantes secundarios y mantienen siempre esa diferencia. Sin embargo, solo el 22 por ciento de los 16.115 jóvenes que se sumaron al nivel medio, lo hizo en el ámbito privado. Como contrapartida, al momento de analizar la tasa de egreso de los estudiantes, las privadas tienen mejores resultados.

El año bisagra

El primer año del secundario sigue siendo el más difícil para los alumnos. Si bien 1º y 2º son obligatorios desde la LFE, el cambio de estructura respecto a la primaria y otras características del nivel, como la mayor cantidad de docentes y asignaturas, generan que aún sean el tamiz de la escuela.

De todas maneras, en función de los datos de Nación, la cantidad de alumnos que se anotaron para cursar primer año fue, a lo largo de la última década, entre un 14 y un 25 por ciento mayor a la cantidad de chicas y chicos que terminaron 7º grado el ciclo lectivo anterior.

Ese dato tiene dos caras. Por un lado, los jóvenes que estaban fuera del sistema y deciden iniciar la escuela secundaria; y, por el otro, la cantidad de repitentes. En ese sentido, es importante tener en cuenta que el Ministerio de Educación promueve que los alumnos que deben repetir el año lo hagan en el mismo establecimiento.

“Seguramente hay chicos que antes terminaban 7º y no iban a la escuela. Entonces (en esas cifras) se agregaron otros que no corresponde a la promoción directa del 7º grado. Esa puede ser una de las razones”, analizó Nora Reina y agregó: “Nosotros para hacer el cálculo de cuántos bancos vamos a necesitar en 1º año tomamos la cantidad de alumnos que terminaron 7º el año anterior, pero sabemos que a eso hay que agregarle los que se incorporan por otras políticas como el Vuelvo a Estudiar o por la toma de conciencia que hay sobre que hay que ir a la escuela, algunos que repiten, otros que vienen de otro lado y no pensaban hacer la escuela pero después lo repensaron”.

—Si se comparan las cifras entre los que empezaron 1º año y los que, en el ciclo siguiente, conformaron 2º año se ve una caída importante. ¿Por qué considera que es tan grande la cantidad de repitentes en un año que es obligatorio desde la LFE?

—Considero relevante insistir en que la obligatoriedad de la educación secundaria está en construcción, hay avances muy significativos y debemos continuar reforzando nuestras acciones. Respecto a la matrícula de primer año, los estudiantes repitentes deben ser incluidos en el sistema (...) y, en tal sentido, valoro el trabajo docente, debemos sumarnos todos, inclusive las familias desde la responsabilidad que les cabe. El acompañamiento a las trayectorias escolares inclusivas y de calidad se sostiene hoy con el acompañamiento de distintos programas o líneas de acción desde una perspectiva de políticas públicas inclusivas y de calidad.

Igualmente, el problema de la repitencia no se concentra solo en 1º año. Según datos de la provincia, de la cohorte que comenzó la secundaria en 2006 solo el 38,85 por ciento egresó cinco años después. Para la cohorte 2009/2013 el porcentaje trepa a 41,79 por ciento y en la cohorte siguiente, 2010/2014, casi no hay variación, el 41,65 por ciento. Con lo cual, en esos años, más de la mitad de los adolescentes ha repetido o abandonado la escuela. Esa es, sin dudas, una de las mayores materias pendientes para la provincia para poder hablar de una escuela realmente inclusiva y con educación de calidad.

Rearmar la escuela después de los 90

En diciembre de 2006, el Congreso aprobó la Ley de Educación Nacional (LEN) que reemplazó a la cuestionada Ley Federal de Educación (LFE) y estableció cambios significativos en el mapa educativo del país. Uno de los puntos centrales de la norma fue que se incluyó como obligatorio el cursado de la secundaria. A poco de cumplirse 10 años de ese hecho, Santa Fe llevó adelante avances importantes para lograr la universalización del nivel pero aún tiene deudas profundas.

Cabe recordar que la LFE, sancionada en 1993, generó un proceso de desinversión en las escuelas que generó graves desigualdades. Sin embargo, sí dio el primer paso en la ampliación de la escolarización obligatoria –que la ley Nº 1.420 la limitaba al nivel primario– incorporando la sala de cinco años y los dos primeros años de la secundaria que pasan a formar parte de la educación general básica (EGB) –que reemplazó a la primaria–, como 8º y 9º años.

Hace 10 años, la LEN fue un poco más allá y estableció la necesidad de universalizar el acceso a la sala de cuatro años y a la secundaria completa –que volvió a incorporar el 8º y 9º; y, en algunas provincias, también sumó el 7º grado–. Así, en Santa Fe, se retornó al esquema de cinco años para el nivel medio común y seis para las escuelas técnicas.

Por Victoria Rodríguez - victoriarodriguez@uno.com.ar/ De la Redacción de UNO Santa Fe

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