Son jóvenes en conflicto con la ley penal internados en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario. Fue un fin de ciclo especial: Ganaron un concurso de microvideos entre 180 escuelas del país. Fueron los únicos participando desde un régimen de encierro.
/Rosario 12 |
Cuarenta jóvenes privados de la libertad terminaron el ciclo lectivo en el anexo escolar que funciona en el Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario (Irar). Esta vez, hubo algo especial en el fin de clases: ganaron un concurso de microvideos entre 180 escuelas del país. Ellos fueron los únicos que participaron desde un régimen de encierro. "Si yo gano este premio, va a ser la primera vez que gano algo por derecha, y no lo voy a poder creer", le dijo uno de los chicos a la docente que los animó a concursar. "Es la educación la que puede cambiar la realidad de estos chicos y recuperarlos. Quizás no lo logremos en todos los casos, pero es el desafío y hay que luchar", dijo la directora provincial de Educación para Adultos, Noemí Stara.
En el edificio de Saavedra y Cullen que hace algunos años el gobierno prometió cerrar como la cárcel juvenil que es pero que sigue en funciones, cuarenta adolescentes de entre 16 y 18 años recluidos allí por orden judicial tras haber delinquido cursan como alumnos de la Escuela Primaria Nocturna para Adultos N 13 "Alejandro María Aguado", y en la secundaria N 1311, inaugurada este año.
"Debemos garantizar el derecho a la educación de estos chicos, y fortalecerlos para la igualdad de oportunidades, porque la solución a esta problemática es la educación", señaló Stara. La escuchaban los jóvenes y sus familiares que asistieron al acto de colación como los tantos que hubo en estos días en cada escuela de la ciudad. Entre ellos, Mónica Benítez, orgullosa de ver a su hijo, de 17 años, terminando 7 grado y como abanderado. "Me siento contenta, porque él había dejado la escuela a los 13 y no conseguí que retomara. Es inteligente pero medio vagoneta. Creo que antes e las Fiestas hará el egreso. Lo vemos muy cambiado, ahora se puede hablar con él, pero en el barrio tenía mala junta, todo el día en la calle y así se equivocó y terminó acá. Me asusta un poco pensar qué pasará cuando vuelva al barrio, pero tengo que tener confianza y apoyarlo. Somos gente humilde pero honrada. Él sabe que tuvo una mala experiencia y tiene que salir adelante", expuso acerca de Luciano, que se jura no volver cuando sea liberado y anotarse en un Eempa.
"Siempre trabajamos para que los chicos piensen en libertad, aún esando en situación de encierro", dijo Karina Fernández, directoria de la primaria. Cursan tres días a la semana, en dos bloques de 80 minutos, y los otros días realizan tarea con apoyo del personal de Justicia que coordina el Irar. Y las clases están organizadas de acuerdo a los grupos que pueden formarse, sin conflictos de convivencia. "Los contenidos están seleccionados, no les damos el programa completo, pero es lo adecuado para que luego con una constancia de cursado siguen afuera en otra escuela", explicó Stara. Y aseguró que si bien al ser liberados hay quienes desertan del ciclo escolar, "la mayoría va a la escuela, porque hay un seguimiento de un equipo socioeducativo del Ministerio de Educación en paralelo con el juzgado. Se busca una escuela cercana al domicilio del chico, o si el juez considera que no es conveniente allí, se consulta con los padres y se lo reubica. Hay un seguimiento. Y cuando al cabo de un tiempo abandonan, ahí aparece el programa Vuelvo a Estudiar, que va y recupera los chicos que dejaron la escuela".
Carmen, otra mamá que estuvo en el acto de fin de curso, meditó: "Son pequeños grandes logros para nosotros: que mi hijo haga la secundaria, y que quiera continuarla cuando salga en libertad. Ahora lo veo con proyectos que antes no tenía. Estos son chicos que por distintas cosas de la vida tuvieron que crecer de golpe. Hoy me siento orgullosa del mi hijo".
La profesora de Inglés, Analía Nannini, se enteró del concurso de microvideos "Convivencia sin violencia", que organizó la editorial Kapelusz, y convenció a sus alumnos de participar. "La propuesta les gustó y uno de los chicos me dijo \'si gano este premio va a ser la primera vez que gano algo por derecha y no lo voy a poder creer\'. Y ganaron el segundo premio. Vale para que puedan proyectarse y comprobar que el esfuerzo vale la pena, es una alternativa que de otra manera no podían ver", contó la docente.
Nannini contó que los jóvenes que realizaron el video hoy están en libertad. "Fue maravilloso verlos sorprendidos de lo que pueden hacer", dijo. Igual que Stara, la docente concluyó en que "el otro desafío viene luego, cuando son liberados, porque la sociedad no los contiene. No estamos preparados como sociedad para integrar al excluido. El problema sigue en su barrio, a veces en su familia, en el entorno, en la calle. Algo falla al salir, no es tan simple, no se si estos chicos tienen la culpa de estar ahí encerrados. Hay que poner el hombro todos los días a esta realidad".
El video ganador se llama Writing. Es un corto contra el bullying, pero que los muestra trabajando en clase y pronunciando en inglés sentencias que se recalcan a sí mismos: "Yo tengo una familia, que está en casa. Yo estoy aquí con otros chicos porque cometimos errores, pero estamos estudiando. Algún día yo formaré una familia como la tuya. No todos tuvimos las mismas oportunidades. Danos otra oportunidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario