En la ciudad existen decenas de locales que exhiben sus objetos como trofeos de guerra. Desde lanzas utilizadas en África para cazar leones hasta una botella exclusiva de vino que regalaban durante el primer gobierno de Perón. Un viaje al pasado a la vuelta de la esquina.
Cuando una persona ingresa a una casa de antigüedades no sabe dónde fijar la vista. Es que los diversos objetos ocupan cada rincón y todos tienen su particular historia. Y en Rosario existen decenas de locales de compras y ventas que exhiben como trofeos de guerra sus muebles, cuadros, relojes, y cualquier adorno coleccionable que uno pueda imaginar.
Si hablamos de rarezas, un juego de lanzas utilizadas para cazar leones en África, un manuscrito firmado por el dictador Benito Mussolini y una botella con vino que regalaban en la primera presidencia de Perón, son algunas de las perlas más destacables.
La mayoría de los locales en la actualidad existen gracias a una tradición familiar que resistió a los años donde mantuvieron la cultura de comprar y vender objetos de antaños.
Es el caso de Cristian Gerber, donde su padre arrancó con la actividad en 1960 y siguió los pasos para tener infinidades de objetos en su local céntrico. "Encontrás antigüedades de las más variadas, para todos los justos, cuadros, adornos, muebles y muchas arañas", detalló el coleccionista.
La mayoría de los locales en la actualidad existen gracias a una tradición familiar que resistió a los años donde mantuvieron la cultura de comprar y vender objetos de antaños.
Es el caso de Cristian Gerber, donde su padre arrancó con la actividad en 1960 y siguió los pasos para tener infinidades de objetos en su local céntrico. "Encontrás antigüedades de las más variadas, para todos los justos, cuadros, adornos, muebles y muchas arañas", detalló el coleccionista.
"Tenemos muchas cosas del ferrocarril que compramos cuando se desmanteló Rosario Norte. Lo salvamos de que vaya a chatarra", aseguro Gerber, mientras esboza ante la cámara una sonrisa al mostrar un premio de bronce del Jockey Club: "Es de un herrero del siglo XVI, una obra hermosa", aclara.
Para Gerber las curiosidades parecen ser su fuerte, es que tiene colgado en una de sus paredes un manuscrito firmado por el dictador italiano Benito Mussolini: "Vino una persona cuyo abuelo estuvo en la guerra. Le dieron una medalla con una condecoración y estaba la firma del reconocido y polémico gobernante", expresó el coleccionista.
La primera balanza de la ciudad de Firmat y unas lanzas hechas a mano utilizadas por habitantes del continente africano para cazar leones son otras de las cosas llamativas de Gerber" La compré en Rosario a un hombre que se dedicaba a hacer expediciones al África", explicó.
Quien también se encuentra sumergido en el mundo de las antigüedades es Gustavo Perrone, que desde 1986 viene coleccionando objetos. "Es una costumbre que agarré cuando era joven. Empezó como una broma, dejé de estudiar medicina y me dediqué a esto", dijo.
Quien también se encuentra sumergido en el mundo de las antigüedades es Gustavo Perrone, que desde 1986 viene coleccionando objetos. "Es una costumbre que agarré cuando era joven. Empezó como una broma, dejé de estudiar medicina y me dediqué a esto", dijo.
"Pinturas europeas, muchos objetos coleccionables, lápices, abanicos, lo que quieras", expresó Perrone detallando lo que tiene en su local, y aclaró: "Antes se trabajaba más con muebles, vidrios firmados, marfiles, ahora la moda cambió y te tenés que adaptar para lo que más podés vender".
A la hora de las curiosidades, Perrone no se queda atrás: "Tengo un vino que regalaban durante una de las presidencias de Perón, con la cara de Evita y Juan Domingo", explicó el coleccionista.
Plasmado en plena peatonal Córdoba, Daniel Grazzini, es otra de las personas que se dedica a rescatar objetos de valor. "Empecé vendiendo muebles en zona sur y luego nos dedicamos a vender todo tipo de mercadería, como ser adornos, relojes, platería, floreros, estatuas, de todo un poco", argumentó.
"Este no es un negocio convencional, es un público que busca exclusivamente antigüedades", remarcó Grazzini.
Según los coleccionistas rosarinos, mucha gente que no es de Rosario se acerca a curiosear y también a ofrecer cosas. "Viene mucha gente de afuera y buscan cosas artísticas, ahora se usa mucho de mezclar cosas modernas con antigüas", detalló Gerber.
"Se acercan muchos los jóvenes. Se interesan por juguetes antigüos, lapiceras. También está la gente mayor que se quiere desprender de un cuadro o de una alhaja importante", remarcó Perrone.
Los precios son tan variado como los objetos que están en venta. Desde un destapador a $50, pasando por un juego de cubiertos a $2000, llegando a muebles del siglo XIX a cifras que superan los $50.000.
Un mundo aparte, así se puede describir al arte de comprar y vender objetos antigüos y coleccionables. En Rosario decenas de lugares ofrecen de los más variados objetos, y muchos llegan a sorprender. Viajar y redescubrir el pasado no es tarea complicada y está a tan sólo a unos pasos de casa.
Un mundo aparte, así se puede describir al arte de comprar y vender objetos antigüos y coleccionables. En Rosario decenas de lugares ofrecen de los más variados objetos, y muchos llegan a sorprender. Viajar y redescubrir el pasado no es tarea complicada y está a tan sólo a unos pasos de casa.
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